Póntelo fácil en octubre: 10 platos de toda la vida con una vuelta para mejorarlos
Una sección mensual para solucionar las comidas y cenas del día a día, con consejos para sacar el máximo partido a cada preparación, ingredientes que facilitan la vida y platos de temporada
Ah, el otoño, con sus calabazas clamando por existir más allá de la crema, la vuelta de las extraescolares, las lluvias cortas ideales para que la ropa se quede una semana en el tendedero, las primeras noches frescas que dan ganas de sopa, los últimos tomates tardíos porque de día aún hace calor, y los resfriados tontos como consecuencia de vivir entre una cosa y la otra. Un buen momento para parar un rato a cocinar, desconectar y darnos amor con la comida de toda la vida (seguramente por ese superpoder los angloparlantes le llaman comfort food). En la sección “póntelo fácil” queremos ayudarte a optimizar recursos, tener a mano fórmulas, ingredientes o técnicas para comer bien con ingredientes de temporada sin dejarte ni el sueldo ni media vida en ello.
Después de las recetas que saben a pasta -pero no lo son-, ideas para cocinar con las conservas que tengamos en la despensa de abril, recetas primaverales con cuatro ingredientes y ensaladas veraniegas, 11 platos únicos para los que no es necesario encender los fogones y las recetas para táper, vamos con clásicos actualizados para hacerlos más ligeros, más rápidos, más sabrosos o verduleros. Como siempre, con la ayuda de procesados saludables -legumbres envasadas, verdura y marisco congelado-, técnicas sencillas como el salteado, el asado o el guiso e ingredientes como setas, boniatos, zanahoria, remolacha, castañas, manzanas, pera, caqui, granada y otras estrellas de la temporada.
Además de recetas, cada mes damos una lista “más fácil todavía” para cocinar una vez y comer varias, comprar congelados o embotados que formen parte de las diferentes recetas que vayamos a proponer. También habrá ideas para acompañarlos y completarlos, además de algunas sugerencias de fondo de despensa que pidan poco tiempo de cocción para esos momentos en los que la rapidez marca la diferencia. Todas las recetas son para cuatro personas, a no ser que se indique lo contrario (al final encontrarás buenos motivos para duplicar algunas y congelarlas o darles otros usos culinarios).
Arroz graneado con verduras
¿Quieres aumentar el consumo de verdura sin tener que preparar un plato extra ni ensuciar una olla más? Añade zanahoria, calabaza, corazones de alcachofa, nabo o chirivía cuando cocines arroz graneado (te explicamos cómo prepararlo hace unos años). Dora un poco la verdura cortada en trozos de bocado en el aceite antes de añadir el ajo, y prosigue con la receta normal. Solo funciona con verduras que requieran un tiempo de cocción similar al del arroz -más adelante te damos ideas para las que se cocinan más rápido-, y se puede usar sin problema su versión descongelada, algo especialmente práctico en el caso de las alcachofas.
Ensalada de tomate a tope de sabor
Que la sal sirve para potenciar el sabor de los alimentos no es ningún secreto, pero además de para aderezar los tomates, también hay un truco para que pierda parte de su agua y se concentren su sabor y dulzor. Si te han salido unos tomates algo sosones, usa la ósmosis para mejorarlos: trocéalos -y pélalos si sueles hacerlo-, aliña con un poco de sal removiendo bien para que se impregnen por todas partes y déjalos entre 20 y 30 minutos sobre un colador con un bol debajo. Pasado este tiempo, pásalos a un plato, aliña con un buen aceite y si quieres algo de vinagre o pimienta. Añade aceitunas, cebolla o cebolleta, algún encurtido, si quieres un poco de perejil o albahaca picados y a comer.
Crema de lentejas con verduras y yogur
Una buena manera de comer legumbres incluso de noche, una versión diferente de las lentejas con verduras que, al triturarlas para convertirlas en una crema y romper su hollejo -la pielecilla que las cubre- las hará más digeribles. Punto extra, se prepara en un solo recipiente. Para cuatro personas, empieza dorando en una cazuela o una olla una cebolla pelada y cortada en trozos grandes. Añade dos dientes de ajo pelados y aplastados, cuatro zanahorias y si un pimiento rojo o dos verdes, todo troceado sin demasiado cuidado. Dale vueltas unos minutos y, cuando coja un poco de color, añade un bote grande de lentejas con su líquido de conservación -suelen rondar los 600 o 700 gramos-, 400 mililitros de caldo o agua con un poco de sal y 100 gramos de tomate frito. Ponle las especias o hierbas que quieras: comino, pimentón, curry, tomillo, romero o una hoja de laurel y lleva a ebullición, a fuego medio y tapado, durante unos 10 minutos. Cuando las verduras estén tiernas, retira del fuego -si has puesto laurel, sácalo- añade dos yogures naturales y tritura hasta conseguir una crema fina (si queda muy espesa, puedes añadir más líquido). Sirve con otra cucharada de yogur encima y, si quieres, unas piparras. ¿Te suena raro mezclar lentejas, tomate, especias y yogur? Es una de las bases de la cocina india, así que, ¿por qué no adaptarlo a nuestro recetario?
Sopa jardinera con lo que tengas por la nevera
Perdón por la rima fácil, pero es exactamente eso: una idea para hacer una sopa que puede ser un plato completo, perfecta para esas noches en las que quieres algo calentito sin complicarte la vida. Si no tienes caldo preparado, aquí tienes cuatro que se preparan en diez minutos y aquí una cata de los que venden envasados: con 1,5 litros tienes para cuatro buenas raciones. Mientras arranca a hervir, mira qué tienes por la nevera y el congelador: cualquier verdura que se cocine rápidamente -o quede buena sin hacerlo del todo- servirá. Calabacín, cebolla, puerro, apio, coliflor, pimientos o calabaza en daditos, judías verdes o guisantes congelados, verduras de hoja como espinacas o acelgas (las pencas tardan un poco más en hacerse). ¿Tienes la nevera pelada? Las verduras enlatadas también sirven, pero añádelas fuera del fuego para que se calienten sin recocerse. Recomiendo usar una pasta que se haga rápido, como pistones, fideos o maravilla, para que no se evapore mucho caldo en el proceso, aunque unos garbanzos o judías ya cocidos también pueden ser la parte contundente de este plato. Añade un par de huevos por persona, tofu, daditos de jamón, algo de pollo, salchichas en trocitos, langostinos o gambas peladas o unas falsas albondiguitas exprés hechas con hamburguesas (de carne de verdad). Puedes rematarla con queso rallado, zumo de limón, alguna hierba aromática picada, pimienta o copos de chile.
Tortilla de patata y cebolla pochadas en microondas
Si solo usas el microondas para calentar cosas, te estás perdiendo un gran asistente culinario. También sirve para cocinar verduras en su punto, hacer flan y un montón de cosas más, como pochar patatas y cebolla para una tortilla exprés. Para cuatro personas, pela y pica 800 gramos de patatas y una o dos cebollas, aliña con un poco de aceite y sal, remueve y ponlo todo en un bol que pueda ir al microondas. Tapa con un plato, film o una tapa de silicona y ponlo cuatro minutos a máxima potencia. Pasado este tiempo destapa, remueve y dale dos minutos más. Repite el proceso ya sin tapar, de dos en dos minutos, hasta que tanto la patata como la cebolla estén blanditas. Prepara una sartén a fuego medio-alto y vierte la mezcla de patata y cebolla, con un poco más de aceite si es necesario, removiendo de vez en cuando durante unos minutos hasta que quede tan dorada o tostada como te guste. A partir de aquí, mezcla con los huevos batidos -ocho huevos y dos yemas extra sería mi proporción ideal-, deja reposar unos minutos y cuaja como de costumbre. Si aún no acostumbras a hacerlo de ninguna manera, en este vídeo tienes una pista.
Merluza, calamares, gambas, sardinas, boquerones, cazón o bacalao con rebozado aireado
Si te gusta el rebozado a la romana, deberías probar esta versión más ligera y crujiente, que se consigue montando las claras a punto de nieve. En esta receta te contamos cómo prepararla con merluza, pero es perfectamente aplicable a otros pescados y mariscos. Para cuatro personas y con la misma cantidad de rebozado puedes cocinar 600 gramos de calamar cortado en anillas, gambas o langostinos pelados, 800 gramos de bacalao en filetes o tacos de cazón, y la misma cantidad de boquerones grandes o sardinas abiertos sin cabeza ni espina.
Libritos sin fritanga
Puedes hacerlos con lomo de cerdo -los clásicos-, con un filete fino de ternera doblado, pechuga de pollo en mariposa y hasta con dos láminas de berenjena. Escoge el relleno que más te guste, que incluya un queso fundente como el comté, tronchón, brie o camembert, Mahón tierno, havarti, raclette, tetilla o uno azul si prefieres un sabor más potente (con opciones que van desde la gorgonzola al cabrales). Combínalo con otro ingrediente cuyo sabor vaya bien con el queso elegido: puedes usar jamón dulce, serrano o lacón, cecina, chorizo, sobrasada, algún fruto seco picado, aceitunas o una cucharada de pesto. Ten en cuenta la sal y el sabor que aportará lo que lleve dentro antes de sazonar la carne, deja un borde sin relleno, apriétalo bien con los dedos para minimizar el riesgo de escape, hazlo a la plancha y dale la vuelta con delicadeza. Puedes añadir unos bastones de boniato o de calabacín especiados hechos al horno o en air fryer en lugar de patatas fritas.
Saroni o persimon con granada y limón
Cortar, remover y poco más: igual no podemos ni llamarlo receta, pero está buenísimo. Pela y trocea cuatro saroni o persimon, desgrana una granada y mézclalo bien con ralladura y zumo de limón al gusto. Si tienes menta a mano, puedes añadir un par de hojas picadas. Deja reposar cinco minutos todo junto y listo para servir.
Manzana asada al microondas con chocolate y frutos secos
Lava cuatro manzanas golden, reineta o cualquier variedad que vaya bien para cocinar. Ponlas en un plato apto para microondas y dales cinco minutos a máxima potencia. Pasado este tiempo dales la vuelta 180 grados -la parte que estaba hacia adentro, ahora va hacia afuera, para que las microondas que dan nombre al aparato se repartan bien- y dejarlas tres minutos más. Pasado este tiempo, mira si necesitan más cocción (el tiempo final depende de la potencia del microondas, de cómo nos gusten y del tamaño de las manzanas). Cuando estén listas, deja que se templen un poco, córtalas por la mitad a lo largo y quítales el corazón. Funde un poco de chocolate, ponlo por encima y remata con unas almendras, avellanas, anacardos o nueces picadas.
Más fácil todavía
- Puedes preparar más manzanas asadas con el mismo sistema y, en lugar de servirlas como postre, usarlas como acompañamiento para carne de cerdo, pollo o pato. También quedan perfectas en una ensalada de cuscús con pasas, nueces y queso fresco, bien aderezada con perejil y una vinagreta de limón.
- El rebozado aireado también puede usarse con verduras y carnes siempre que tengan un grosor correcto y no suelten mucha agua. Del mundo vegetal podemos probar con pimiento rojo o verde en tiras, espárragos, bastones de berenjena o calabacín. Como carnes, tiras o filetes finos de pechuga de pollo, pavo, lomo o ternera.
- Puedes usar legumbres cocidas o restos de un guiso para engordar cualquier crema de verduras o hacer una versión exprés con las de cocción más corta sin tener que esperar a que se cocine la patata. Este método también sirve para dar salida a las legumbres de hollejo grueso, más pesadas y flatulentas. Al romper esa piel, responsable en gran parte de la dificultad de digestión, el proceso será mucho más sencillo y menos… gaseoso.
- Convertir el arroz graneado con verdura en una comida completa es fácil. Puedes ponerle tomate frito y huevo y convertirlo en arroz a la cubana, usarlo para acompañar una pechuga de pollo o pescado a la plancha y servir de base a cualquier estofado que no lleve patata ya incorporada.
- Si vas a comprar pescado fresco grande como merluza o bacalao para rebozar, mira si las piezas enteras tienen mejor precio, pide que te las corten y preparen a tu gusto -o hazlo en casa si tienes tiempo y ganas- y congela. Las espinas, la cabeza, la piel y cualquier otra sobra, junto con unas cuantas pieles de zanahoria, tomate y cebolla, harán un estupendo caldo o fumet de aprovechamiento para un arroz seco o una sopa de pescado.
- Puedes preparar el doble de base para la sopa jardinera y tener otra cena casi lista. Solo tienes que escaldar las verduras unos segundos y después pasarlas por agua helada antes de congelarlas.
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