cenas en cinco minutos con huevos
Ni los más cagaprisas podrán resistirse a estas propuestas que convierten un par de huevos en una cena de lo más apañada. Además, para preparar algunas de ellas no necesitas ni una cocina.
Como “yo no tengo tiempo para hacer eso” y “esos ingredientes son muy raros” son dos de las réplicas habituales a todas y cada una de las recetas que publicamos, hemos recogido el guante. Hoy empieza una nueva sección de 'Cenas en 5 minutos', en la que ofrecemos una serie de ideas rápidísimas para preparar con uno de los ingredientes más baratos, socorridos y fáciles de encontrar del mundo: los huevos. Este artículo está pensado para ti, lector que va por la vida con muchísima prisa y vive en un pueblo perdido de las Alpujarras donde no se puede comprar por internet y el único curry que se conoce es el que tiene un apellido que rima con Venezuela.
A continuación encontraréis un montón de ideas para preparar cenas ligeras –unas más que otras, pero en general lo son– y sanas. Algunas son recetas, otras simplemente técnicas: la idea es que las adaptéis a vuestro gusto o a lo que tengáis en la nevera en cada momento. Si todavía crees que los huevos tienen mucho colesterol, demasiada grasa o son malos para la salud, es el momento de revisar tus fuentes: el mito no es cierto. Al revés, son una estupenda fuente de proteína de calidad, fácil de almacenar y con calorías de las buenas.
En un cazo
Creo que ya lo he dicho alguna vez –igual muchas– antes, pero el huevo cocido cuatro minutos y medio me parece la sublimación huevera, la felicidad hecha comida, lo más de lo más de lo requetemás. Esa clara cuajada justo al punto y la yema líquida desparramándose son una de las mejores cosas que te pueden pasar a la hora de la comida, ¿verdad? Aquí ya te lo enseñamos todo sobre su cocción, así que superada esa fase solo queda ver con qué los acompañamos (spoiler: están buenos con cualquier cosa).
Si mientras haces el huevo pones otro cazo al fuego con unas judías y salteas ligeramente unas gambas con un poco de ajo, tendrás tres cacharros sucios pero una comida imbatible. Otra vez judías, esta vez en formato legumbre cocida, unas anchoas, aceitunas, tomate y cebolla y tendrás una ensalada como para ponerle un piso. Sobre una tostada con tomates cherry, sal, pimienta y albahaca también está brutal, y con unos fideos instantáneos hechos en caldo de verduras, cebolleta y su tallo y setas shitake salteadas tendrás un ramen vegetariano de primera.
También en un cazo, pero sin cáscara, puedes hacer huevos poché o escalfados. Un poco más complicaditos que los mollet –al menos hasta que has leído el tutorial científico escribió nuestra compañera Biscayenne, después no tienen secretos– e igual de satisfactorios si buscas una yema jugosa sin fritanga, lo suyo es ponerlos sobre una rebanada de buen pan o un bagel y tomarlos a la Benedict: con salsa holandesa. El problema: se hacen rapidísimo, sí, pero piden atención constante y no puedes estar cocinando otras cosas a la vez, aunque te llega el tiempo para preparar algunos de sus acompañamientos más habituales. Bacon o jamón a la sartén, espinacas o champiñones salteados o queso cremoso, salmón y rúcula harán la función estupendamente.
En la sartén
Si tienes una sartén y huevos –y fuego, claro–, considérate una persona con suerte: es la manera más rápida de convertirlos en una deliciosa comida. Empecemos por la tortilla, ese inventazo que tantas cenas dominicales ha salvado. Rellena una tortilla francesa de queso y ponle alguna hierba aromática –perejil y cebollino es mi combinación ganadora–, rállale un poco de trufa o ponle alguna verdura que hayas salteado previamente en la misma sartén (calabacín y cebolla, por ejemplo, o pimiento rojo). Aliña un tomate para acompañar y poco más puedes pedirle a la vida.
La tortilla de patatas en cinco minutos es posible, si usas una bolsa de chips de buena calidad hechas en aceite de oliva y cebolla frita en conserva (la de la marca Hida, por ejemplo, es un salvavidas). Aplasta las patatas dentro de la misma bolsa, mézclalas con la cebolla, 8 huevos batidos y poquísima o ninguna sal añadida –las patatas suelen llevar bastante– y cuaja un par de minutos por cada lado en una sartén. No será como la de Betanzos ni la de tu abuela, pero apaña muy bien en caso de antojo.
Un huevo frito –con puntilla o sin ella– puede acompañarse con unas habitas en conserva y un poco de jamón, coles de Bruselas salteadas o unas chips de alcachofa y polenta instantánea, aunque sus acompañamientos más normales (pisto, patatas fritas, etc) llevan un poco más de los cinco minutos de los que disponemos en este experimento. Los huevos a la plancha también dan mucho juego y admiten las mismas posibilidades: además, si los metes en un aro de cebolla o de pimiento quedan muy pintones.
Si tienes el día hedonista –o resaca, o las dos cosas– la croque madame es tu receta ideal. Puedes prescindir perfectamente de la bechamel: el resto de ingredientes son suficientemente gustosos como para que el bocadillo siga teniendo todo el sentido.
En el horno
¿Se pueden hacer huevos en el horno en 5 minutos? Sí, aunque tienes que ponerlo a 220 grados un buen rato antes, para asegurarte de que realmente está a esa temperatura cuando metas los huevos en cuestión. Lo malo de esta técnica es que empleas prácticamente todo el tiempo del que disponemos en la cocción, así que no te puedes currar mucho las cosas que van debajo.
El chorizo es uno de los mejores amigos de los huevos al horno, y si tienes unos buenos guisantes de lata –el otro día comentábamos con nuestra Defensora las bondades de los Cassegrain, dulces como melones dulces y con desconexión española– no dudes ni un momento en añadirlos.
Aunque pensé que el resultado iba a ser desastroso, también probé a hacer un huevo en panecillo a esa temperatura. Y, sorpresa, no solo no se quemó sino que no quedó nada mal (aunque si no tenéis tanta prisa, mejor hacerlo más tiempo y a menos temperatura, como en estos rellenos de tomate, provolone y espinacas).
Las posibilidades aquí tienden al infinito, siempre que pongas algo fundente –queso, vamos–, algo vegetal (pero que no suelte agua), tus especias favoritas y, si quieres, una pequeñísima cantidad de algo de orígen cerdícola para un extra de umami. ¿Eres un fanático del aguacate? Sácale una cucharada de pulpa –o lo que haga falta para que quepa un huevo– espécialo al gusto y hornéalo: suena raro, pero está buenísimo.
En el microondas
Con cinco minutos, un micro y unos huevos tienes a tu disposición una carta más variada que en muchos restaurantes de tu barrio. Aquí las flaneras de silicona serán tus mejores aliadas, y las posibilidades verduleras son casi ilimitadas. Pon un poco de brócoli y cebolla picados en un par de ellas, cubierto con film de cocina, y hazlos tres minutos a máxima potencia. Destapa y añade los dos huevos batidos con un chorrito de nata, sal, pimienta y una cucharada de parmesano: en dos minutos más tendrás unos flanes salados de lo más apañados.
Puedes cambiar el brócoli por calabacín, coliflor, espinacas o setas, añadir un poco de ajo, jamón serrano o panceta picados y muchas otras cosas: este trío de flanes salados de aire viejuno que proponíamos hace algunas navidades puede serviros como fuente de inspiración. Si no tenéis una sartén a mano y sí un micro y un estuche de silicona especial para ello, podéis hacer tortillas en el microondas. Aunque el resultado siempre me ha parecido un poco más tristón que una tortilla normal y corriente, puede sacarte de un apuro si lo tienes en el trabajo.
En esas mismas circunstancias y solo con un bol, agua y sal puedes usar el micro para hacer huevos duros, y supongo que reduciendo los tiempos también mollet, pasados por agua y lo que se tercie. Una vez listos puedes meterlos en un bocadillo de pan integral con tomate, lechuga, pepino, pepinillos salmón ahumado y un poco de mostaza: tendrás un bocadillo sabroso y nutritivo que tardarás menos en preparar que en comerte. El bonito en aceite con pimientos del piquillo en conserva y aceitunas también son unos compañeros de viaje a tener en cuenta, y una ensalada de garbanzos, pepino, cebolla y tomate otra buena manera de llevar este huevo duro al plato.
¿Tienes alguna receta deliciosa de huevos que se prepare en cinco minutos? Recuerda eso de "compartir es ama" y cuéntalo en los comentarios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.