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Lo que cuesta tomar un ‘gin-tonic’ en una azotea de la Gran Vía madrileña

El precio de este combinado ha subido en los últimos cinco años un 25% en las terrazas con vistas de la principal arteria de la ciudad, según un ‘ranking’ de EL PAÍS

Dos mujeres toman un gin-tónic en la azotea del Picalagartos, en una imagen de archivo.
Dos mujeres toman un gin-tónic en la azotea del Picalagartos, en una imagen de archivo.INMA FLORES
Lucía Franco

Caminar por la Gran Vía madrileña mirando al cielo ofrece el privilegio de descubrir un mundo al que pocos tienen acceso: las azoteas más cotizadas de la capital. Desde la calle, a la altura del edificio Metrópolis, se pueden ver personas del tamaño de hormigas que apuran la tarde pegadas a los cristales de la azotea del Círculo de Bellas Artes mientras se hacen fotos y se toman algo. Lo hacen bañadas por la luz del atardecer. “¿Se podrá subir?”, se preguntan dos extranjeras, tentadas por descubrir cómo se siente tener Madrid a sus pies.

Para aquellos que prefieren caminar mirando el asfalto también hay señales de que algo pasa en las alturas: colas eternas enfrente de las puertas de prestigiosos hoteles y carteles de publicidad a ras de suelo que ofertan vistas con cócteles en la última planta del edificio. Para acceder a estos oasis, como muchas veces los publicitan, se necesita pagar, esperar la inmensa cola, coger eternos ascensores y, en algunos casos, subir unos cuantos tramos de escaleras. Todo, para descubrir los secretos que guardan estos lugares. En estas azoteas, tomarse un gin-tonic puede ser hasta el doble de caro que hacerlo, por ejemplo, en una terraza en la céntrica plaza de Santo Domingo, a pocos metros del hotel Emperador, en donde el combinado más barato son 15 euros.

El secreto de estos negocios es que no venden alcohol con atardeceres, sino una experiencia. Y ahí todo vale. “La gente quiere ser como [la influencer] Dulceida, es una cuestión aspiracional”, explica David Filgueira, director de Abica Gran Vía, que se publicita como la más portuaria de las azoteas de esta arteria de Madrid.

El PAÍS lleva cinco años documentando este fenómeno. En este tiempo, han aumentado nada menos que en un 50% las azoteas con vistas a la Gran Vía. Todas presumen de tener una de las mejores vistas de la ciudad. En concreto, en la primera ruta que hizo este periódico en 2019 había 18 azoteas. Desde plaza España hasta el Palacio de Cibeles, en la Gran Vía, ahora se pueden contar 28, un dato que habla de la concentración que se está dando en esta importantísima calle de la ciudad. Todos quieren reinar en ella.

Cerca del cielo de Madrid no hay precios populares. De hecho, el gin-tonic estándar cuesta en las azoteas con vistas a la Gran Vía un 25% más que en 2019, cuando se hizo la primera ruta por este importante eje de la ciudad para tomar nota de la oferta de esta popular bebida. Desde entonces, este diario ha hecho un examen anual de la evolución de los precios, algo que da una idea de la inflación que han experimentado los planes del ocio más selecto en la ciudad. Según el índice gin-tonic 2019, el precio medio ha pasado de 11,94 euros a 14,94 euros si se opta por los gin-tonics más baratos de la carta, como Beefeater, Tanqueray o Larios. El cliente premium paga de media 17,60 por marcas como Monkey 47 o Hendrick’s.

Un camarero de Picalagartos con un cóctel de la Paloma.
Un camarero de Picalagartos con un cóctel de la Paloma.Picalagartos

La directora comercial del Emperador, Pilar Lancha, ha sido testigo de la evolución que han experimentado las azoteas de la Gran Vía desde hace cinco años. “Ahora se ha democratizado la entrada a los hoteles para disfrutar de sus espacios”, asegura Lancha, que espera que la azotea de su establecimiento sea the place to be o el lugar de moda este verano. “Somos el mejor sitio para tomarse un gin-tonic mientras se disfruta de un atardecer sobre la Gran Vía”. No obstante, el cielo de Madrid no está al alcance de todos los bolsillos.

La ley de la oferta y la demanda funciona en el cielo de Madrid. Cuanto más público quiere disfrutar de ellas, más azoteas abren, y, como todavía no son capaces de absorber toda la demanda que existe, los precios siguen subiendo más y más sin que, por el momento, la afluencia se resienta. La última en abrir sus puertas ha sido la azotea El Cielo de Chicote, una terraza situada en la planta décima del hotel Montera en donde el gin-tonic cuesta 20 euros y la entrada, 10. “Tenemos los más altos estándares, no somos una azotea más”, asegura su director de comunicación, Raúl Carmona.

Todos coinciden en que las azoteas en la capital están viviendo un boom. “Madrid cada vez ofrece más posibilidades desde sus alturas. Además, son espacios que actualmente ya no se vinculan con los meses de verano o de buenas temperaturas, sino que cualquier época del año es buena para disfrutar de estos locales”, asegura la portavoz de la Terraza del Santo Domingo.

Como consecuencia, la mayoría de ellas abre todo el año. A ello contribuye el hecho de que la temperatura media de las capitales de provincia se haya elevado prácticamente un grado en los últimos años. “El clima nos ha ayudado mucho”, afirma el gerente general de Ginkgo Restaurante & Sky Bar, Francisco García De Oro, que puntualiza que, más allá del calentamiento global, el verdadero motor de las azoteas han sido las redes sociales. “Han sido importantes para que la gente vea nuestros exclusivos y prestigiosos espacios y digan: ‘Yo también quiero estar ahí”.

García De Oro tiene clara una cosa: Madrid y sus cócteles están en pleno auge. “Tenemos 3.000 visitantes a la semana y vendemos más de 1.800 cócteles durante ese periodo”. A este tipo de lugares no les interesa un cliente que solo suba para hacerse una foto, por lo que han encontrado que la mejor forma de crear ese filtro es cobrar la entrada. “Para nosotros, el RIU no es competencia, ellos son como el Empire State de Nueva York”, asegura.

En el RIU el precio de la entrada es independiente al precio de la consumición. Solo subir cuesta 10 euros después de las 17.00, y el gin-tonic más barato son 10 euros. En la entrada de la azotea, entre ríos de cola, hay una mujer que pregunta a los clientes si primero van a darse una vuelta para ver las vistas 360, si van a hacer la cola para hacerse fotos en la pasarela de cristal o si van a querer una mesa. “Primero la cola, después la foto obligatoria para Instagram y luego, si nos da tiempo, nos sentamos a tomar algo”, le dice Isabel Martínez a su pareja, nerviosa por perderse la golden hour mientras esperan en la cola su turno para la foto. En el RIU el idioma que menos se escucha es el castellano.

La cola para hacerse la foto en la pasarela de cristal de la azotea del RIU.
La cola para hacerse la foto en la pasarela de cristal de la azotea del RIU.azotea del RIU

Aunque cada una trata de conservar su personalidad, la realidad es que muchas de ellas pertenecen a los mismos grupos hosteleros. Sin duda, los reyes y los que empezaron el negocio hace 10 años son Azotea Grupo, que abrieron el Círculo de Bellas Artes y Picalagartos y, hace un par de meses, se han hecho con la concesión de la azotea del Palacio de Cibeles. El gin-tonic estándar ha pasado de costar 17 euros a 14. José Manuel García, consejero delegado y fundador de Azotea Grupo, afirma que ellos fueron visionarios. “A lo largo de todos estos años, nos hemos ido posicionando, creo que como el número uno. Algunos han evolucionado bien y otros han evolucionado peor, pero está clarísimo que ahora mismo la Gran Vía de Madrid es el centro neurálgico de azoteas a nivel nacional”.

SmartRental Group coincide con García. Ellos también tienen tres espacios con vistas a la Gran Vía y son conscientes de que “el público, cada vez más, apuesta por cambiar las terrazas convencionales por las azoteas”, según afirma el director de Beverage, José Manuel Sánchez.

En la entrada del hotel Hyatt, bajo la escultura de Diana la Cazadora, discuten una madre y su hija sobre si entrar o no. “Hemos buscado en Google el top de mejores azoteas de Madrid y sale que esta es una de las mejores, pero nos da miedo que sea muy cara”, confiesa la argentina Cristina Fernández. Al final, se deciden a entrar porque, según ellas, “está de moda el plan”.

El manager de Hyatt Centric Gran Vía Madrid, Jesús Romero, comparte la idea de que ahora mismo se está viviendo un boom de los rooftops en Gran Vía. “El Jardín de Diana en uno de los destinos más de moda en una de las calles más transitadas de todo el país. Lo que una vez fue exclusivo para huéspedes y turistas ahora se ha convertido en un lugar de reunión para el público local”, asegura. La fiebre de los rooftops neoyorkinos llegó a Madrid para quedarse.

Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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