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Sándwiches de Rodilla: ¿comida rápida digna o pesadilla gastronómica?

La franquicia, que acaba de lanzar el sándwich ‘Madrid’, despierta críticas por sus relaciones con el gobierno de la Comunidad y el pasado de su fundador. ¿Son tan buenos y saludables sus bocadillos?

Carmen Badía en plena cata sanwichera
Carmen Badía en plena cata sanwicheraCarmen Badía

Situarse en el paisaje urbano de una plaza como la de Callao de Madrid durante casi un siglo ayuda a colocarse en el imaginario de la gastronomía española clásica. Gustar a quien gobierna, también. La semana pasada, la franquicia de comida rápida Rodilla celebró su 85º aniversario con el lanzamiento de su sándwich Madrid, dedicado a la región. No estuvo sola: el consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad, Mariano de Paco Serrano, asistió al evento de presentación junto a la directora General de Turismo y Hostelería de la CAM, reivindicando el “símbolo de calidad” de estos bocadillos triangulares. Incluso la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, promocionó el establecimiento -”de manera orgánica”, según Rodilla- como “parte de la vida de Madrid” en su cuenta de X (antes Twitter).

La relación entre la cadena y el gobierno madrileño ha levantado suspicacias en redes sociales. La franquicia de comida rápida -que ellos prefieren denominar casual food “que aúna lo mejor del libre servicio, con la calidad de producto y experiencia en el local”- fue elegida por Ayuso junto a Telepizza para alimentar a 11.500 niños en situación de vulnerabilidad durante tres meses en plena pandemia del covid. “Nunca le preguntes a Rodilla cómo pudieron abrir un restaurante en 1939″, bromeaba un usuario de X en respuesta a la promoción de la presidenta, previa al Consejo de Gobierno de la Comunidad. Otros usuarios de la red social fueron más contundentes en sus opiniones.

Gobernantes de Madrid comiendo un Madrid/Serranito
Gobernantes de Madrid comiendo un Madrid/SerranitoGobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid

En la actualidad, Rodilla “cuenta con 154 restaurantes en España”, según fuentes de la empresa, de los cuales más de 100 están en Madrid “y dos en Miami (EEUU)”, donde dan trabajo a 1.500 personas “de las cuales el 72% son mujeres”, apuntan. “La mayoría de los restaurantes se encuentran en la Capital de España, y de ahí que todos los alcaldes y autoridades vean el valor de la marca ‘Madrid’ en la compañía”. Manuela Carmena o José Luis Martínez-Almeida han sido algunos de los que han ido a visitarles de manera oficial a sus restaurantes.

Se pueden ver establecimientos de Rodilla en todos los grandes intercambiadores de transporte público de la capital, como los situados en las estaciones de metro de Moncloa, Sol, Príncipe Pío o Chamartín. Incluso en hospitales, como la Fundación Jiménez Díaz o el Gregorio Marañón. La compañía está presente en localizaciones relacionadas con la Comunidad de Madrid. No solo tienen buenas relaciones con la CAM, sino también con el Ayuntamiento: en su 80º aniversario, en 2019, el actual alcalde del PP, Martínez-Almeida, inauguró una placa conmemorativa que reivindica que Rodilla forma parte “de la vida y de la cultura gastronómica de los madrileños”.

¿Qué pasa con los sándwiches?

El nuevo sándwich que presentan es para homenajear Madrid, ciudad donde se fundó la empresa en diciembre de 1939, ocho meses después del fin de la Guerra Civil española. Sus ingredientes: “tan castizos como el jamón, pimiento verde, queso crema, mahonesa y pollo”, según cuentan en la página web de la CAM. Casualmente son los mismos que conforman el clásico Serranito sevillano, por lo que el empanado llevará el nombre de Serranito en el resto del país (porque Madrid es España dentro de España hasta que toca ponerle nombre a un bocadillo y venderlo fuera de la Comunidad). Sobre la práctica culinaria: un bocadillo triangular muy salado, con pollo desmigado, un pimiento que brilla más bien por su ausencia y bastante mayonesa.

Hay quien considera esos bocadillos de miga, rellenos de diferentes salsas e ingredientes, como los pioneros de la comida rápida en España, aunque su actual CEO reniegue de ello. Ahora cuentan con 26 sándwiches en su carta y una mayor diversidad de productos: desde focaccias, ensaladas y bocadillos hasta bollería y pastelería. Algunos de los más famosos son los fríos de atún con maíz, el de queso con nueces, el de pollo al curry o el de crema de salami. Desde la página web de Rodilla aseguran que el único proceso industrial en sus recetas son las salsas.

“Hace 20 años me parecían bastante ricos, tengo una debilidad reconocida por el pan de molde mayoneseado-untado, todos tenemos un Lado Oscuro y ese es el mío, no pasa nada”, apunta Mònica Escudero, compañera y editora El Comidista. Pero, en su opinión, desde hace un tiempo han ido a peor: “Tienen menos relleno -aunque en el Madrid-Serranito esto es una ventaja, ya que al estar extremadamente salado si tuviera más sería directamente incomestible- y son menos cremosos. Cuantas más variedades de pan hacen, más malo me parece”. En el pan está otra de las esencias de esos bocadillos triangulares de pan de molde; la receta de su pan es única y no se puede comprar.

Probando el Madrid - Serranito
Probando el Madrid - SerranitoMònica Escudero

Rodilla llega a casi todas las grandes ciudades españolas; eso sí, no llega al imaginario colectivo como en la capital. En El Corte Inglés de Vigo es el único establecimiento que alberga una de estas cadenas en toda la provincia de Pontevedra. Carmen Badía, periodista gastronómica, los ha “reprobado” para esta redacción. “Nunca he entendido por qué a lo que llaman un sándwich es en realidad medio sándwich. Es una especie de traición a la que te sometes cada vez que vas”, lamenta. A pesar de eso, “los sándwiches no están malos: la combinación de pan de molde con esa mezcla de ingredientes unidos por la mayonesa, entiendo que funcione. Aunque los recuerdo más jugosos y con un poco más de gracia que ahora”. Para ella es una experiencia de momentos concretos: “Una fiesta de té, un trayecto, un descanso o como parte de un catering. Rodilla mantiene ese punto pijo vintage con aires de aeropuerto”.

Indudablemente, el reino de Rodilla está Madrid. Aunque también cierto punto generacional. “No he tomado demasiados en mi vida”, puntualiza Julia Ochando, una joven madrileña que lo ve más como una comida de emergencia a la que recurrir cuando no hay alternativa. “Para la generación de mis padres es mucho más típico”. Ella ve en el concepto del sándwich algo demasiado clásico. “Es algo que puedes hacerte en tu casa y, si vas a comer fuera, buscas algo novedoso”. Quién no se ha preparado un sándwich algún día en su hogar. “Cuando era adolescente era algo que ya estaba ahí y no llamaba demasiado la atención”, opina Ochando, que cree también que cuando la franquicia llegó a España, el concepto del bocadillo triangular de pan de molde sí era algo innovador y de ahí su éxito.

En los años noventa, “era difícil resistirse a la pastufla que se te forma en la boca con ese pan tierno y esa crema anaranjada cargada de placer”, destaca por su parte Mikel López Iturriaga, también compañero y director de esta casa. Pero no lo ha abandonado: “Ya no me fascina como antes, pero sigo disfrutando cuando lo tomo, probablemente por pura nostalgia: nada sabe mejor que las comidas que tu memoria ha archivado en la carpeta ‘Recuerdos felices’”. Para él, Rodilla no es la mejor cadena de comida rápida, pero tampoco llega a ser un guilty pleasure con el que darse un homenaje el día que no apetece cocinar. “Tienen alguna ensalada más o menos decente, y los sándwiches... pues bueno, cumplen como alimento de subsistencia en entornos hostiles. El pan es regulero, y quizá haya ido a peor; los rellenos tampoco despiertan olas de entusiasmo; no incluiría sus productos entre mis favoritos, pero al menos no sufro consumiéndolos”.

¿Saludable? Más bien poco

Desde Rodilla reivindican valores como la sostenibilidad, la cercanía al cliente o la frescura de sus ingredientes. Pero todos estos adjetivos no esconden la realidad en cuanto a ser o no una opción saludable en nuestros menús. “El 95% de lo que ofertan son alimentos procesados”, indica José Francisco López-Gil, investigador especializado en estilo de vida y salud en la Universidad de Las Américas (UDLA). Si los ingredientes fuesen tan frescos y diarios no aguantarían en las vitrinas expuestas bajo el mostrador. “El pan de molde suele llevar un montón de conservantes, para facilitar su duración”. Fuentes de la empresa aseguran que “Rodilla no tiene constancia de nutricionistas que hayan alertado de ello. En sus productos y menús, la compañía ofrece una variedad y un mix equilibrado a nivel nutricional”, y que siempre tiene presente como prioridad la salud de sus consumidores.

“Casi todos los productos llevan varios ingredientes para potenciar el sabor, pero analizándolos tienen foie gras, embutidos… Todo el producto en sí va cargado de alimentos ultraprocesados”, responde por teléfono. ¿Por qué son malos esos ultraprocesados? “Suelen contener altos niveles de grasas trans, azúcares refinados y sodio, lo que puede incrementar el riesgo de obesidad, diabetes tipo II y enfermedades cardíacas. Estos alimentos también carecen de nutrientes esenciales y pueden provocar desequilibrios en la microbiota intestinal, afectando la salud digestiva”. Tampoco pasa nada si un día uno se da el capricho en un día ajetreado. “Sí es una opción cómoda e inmediata que genera un mayor negocio, pero podríamos tener opciones mucho más saludables”, resume López-Gil.

Establecimiento de Rodilla en la Plaza de Castilla, de Madrid.
Establecimiento de Rodilla en la Plaza de Castilla, de Madrid.Jesus Hellin (Europa Press/ Getty Images)

Preguntados al respecto, desde Rodilla aseguran que “la compañía participa en el Plan de Colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas en el sector de restauración impulsado por AESAN (Agencia Española de Nutrición y Seguridad Alimentaria)”, que en 2018 eliminaron el aceite de palma de sus recetas y que participan en el “Plan HAVISA de promoción de hábitos de vida saludable orientado al fomento de una alimentación equilibrada, variada y moderada y de la práctica regular de la actividad física en la población española”, junto a empresas como Bimbo, Coca-Cola o Unilever. También destacan que “los aditivos empleados son sustancias aprobadas y autorizadas por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) que cumplen con los requisitos legales para garantizar su seguridad para el consumo humano”.

Modernizarse para ocultar un pasado

Desde hace años, la consejera delegada de Rodilla, María Carceller, ha hablado en diversas entrevistas de la importancia del marketing para promocionar sus productos y de querer fidelizar a los clientes más jóvenes. En esta ocasión, han tratado de emplear el lenguaje más Z posible. “Sirviendo sándwich desde hace 85 años”. Con una lona de 414,05 metros cuadrados al lado de la Plaza de Alonso Martínez de Madrid han hecho un guiño a la frase “servir coño”. El dicho es popular en entornos feministas y LQTBIQ+ y suele servir para reafirmar la fuerza femenina.

La campaña en cuestión
La campaña en cuestiónRodilla

Probablemente, este acercamiento hacia el feminismo o hacia la diversidad sexual poco le hubiese agradado a su fundador, Antonio Rodilla Rodríguez. El salmantino fundó la cadena en el nada sospechoso año 1939: no podemos aseverar que fuese “amigo” del Régimen, pero él sí mostró su afinidad donando dinero a la Falange Española. Representantes de la cadena aseguran que Antonio Rodilla fue “un emprendedor de Guijuelo (Salamanca), que en 1939 llegó a Madrid y abrió el primer colmado en la Plaza de Callao” y que “la Compañía no tiene constancia de estas afirmaciones”. Una ubicación geográfica privilegiada y una comida más o menos fácil de conservar en épocas de posguerra levantó la dinastía Rodilla en la capital. En 1990 los descendientes del empresario la establecieron como franquicia, y abandonaron la elaboración artesanal para pasar a un proceso industrial, de la mano de Artesanía de Alimentación.

Tras un declive en los años posteriores, en 2015 el grupo Damm compró el 100% de las participaciones a los descendientes de Rodilla. Los actuales propietarios la veían como “un diamante en bruto” cuando la empresa estaba abocada a la quiebra. Desde entonces han mejorado los resultados económicos: multiplicaron por cuatro su beneficio en 2022 respecto al año anterior “En 2023, el grupo tuvo una facturación de 122,5 millones, un +7,8% que en 2022″, cuentan desde la firma. También se han unido a la venta en las plataformas online.

Es posible que a algunos ascendientes de los responsables este grupo tampoco les gustara un rebranding que codea con los colectivos oprimidos. Demetrio Carceller Segura, abuelo de María Carceller, colaboró en la creación de la Falange Española y fue ministro de Industria y Comercio entre 1940 y 1945. Era aliado de la Alemania nazi y fundó la creación del Instituto Nacional de Industria. Su influencia la recogió el historiador económico Josep Fontana: “Ninguno de los negocios, empresas, industrias, comercios, permisos de importación, de explotación, negocios bancarios, establecimientos de industrias o su ampliación, o de comercio, ni una sola actividad industrial, comercial o de la banca españolas, puede realizarse sin contar con el beneplácito de don Demetrio Carceller”, por cuyas manos pasaron “miles y miles de millones de pesetas”, pero no sin dejar “peaje”.

Al ser preguntada al respecto, la compañía afirma: “María Carceller es la CEO del grupo Rodilla desde 2012, momento en que Damm apostó por la enseña y adquirió el 100% del Grupo, cuando éste se encontraba en una situación financiera muy delicada. Su objetivo era reflotarlo. 12 años después, Rodilla sigue siendo una alternativa muy querida por los consumidores, especialmente en Madrid”.

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