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Dime cuántos ‘likes’ tiene y te diré cuántos libros va a vender en La Feria del Libro

Si los autores no vienen a las casetas, no se venden determinados tipos de libros, esos que se compran solo por la firma (que son muchos)

Alberto Chicote
Portada de Cocina de resistencia, de Alberto Chicote (Editorial Planeta).

Con el inicio de la primavera comienzan las ferias de libros en diferentes provincias españolas y con ellas, el trajín de autores, con pluma en mano, firmando ejemplares a sus seguidores, lectores, admiradores. Las ferias son necesarias para una librería porque, no nos engañemos, las librerías se alimentan más de la pasión por la lectura, de la poética y el romanticismo del papel, que por el ser un negocio rentable. Por eso, insisto en que hay que comprar en librerías de barrio; y que, en una feria, las firmas más importantes deberían de estar en las casetas de esas pequeñas librerías, porque con sus ventas contribuyen a darle más vida al oficio (en peligro de extinción) del librero.

Semanas antes de que comiencen los 17 días de exposición de la Feria del Libro de Madrid, en ese lugar maravilloso que es el Retiro, las librerías se ven envueltas en una postproducción donde la intuición y la experiencia del librero se la juega con la selección de los libros que van a llevar a la feria: prevés las ventas, intentas que tus firmas sean fructíferas y, siempre, te la juegas con la apuesta del año.

Feria del Libro en el parque de El Retiro, en 2022.
Feria del Libro en el parque de El Retiro, en 2022. Jaime Villanueva

La feria la hacen los libreros y los compradores, pero también los repartidores, los camareros de los chiringuitos, los responsables de seguridad y hasta los músicos callejeros. A primera hora de la mañana, en ese murmullo natural que envuelve al parque del Retiro, se siente el ir y venir de los repartidores que van dejando las cajas de libros en la puerta de las casetas. Los libreros también madrugan para catalogar y ordenar las novedades bibliográficas. A esa hora temprana, de rocío agradecido, de café en vaso de cartón, de runner, patinadores y paseadores de perro deambulando con calma, es cuando se decide el día, la espera de ese comprador que llegará a buen seguro con su premura y un “quiero”, “enséñame”, “cuánto cuesta”, “quién firma hoy”, “aconséjame”...

Hay cuatro tipos de visitantes a una feria: los que solo pasean; los que llamamos ‘cazadores de famosos’ que son aquellos que se dedican a hacerse selfis con los autores, pero no compran el libro; los que guardan colas eternas, estos sí, con libro en mano para conseguir una firma; y los lectores que buscan joyas con descuento. A los libreros nos da placer el comprador culto, el que sabe qué quiere y te ilustra sobre otras referencias. Ese diálogo que se crea entre nosotros y los lectores es un regalo y una satisfacción.

Verduras en escabeche, del libro 'Come genial y no hagas dieta nunca más'. Fotografía proporcionada por Editorial Planeta.
Verduras en escabeche, del libro 'Come genial y no hagas dieta nunca más'. Fotografía proporcionada por Editorial Planeta.Heva Hernández

Los libros que se venden en una feria difieren bastante de los que habitualmente se adquieren en una librería especializada. Si nos centramos en el consumidor de libros de gastronomía, he de decir que, basándonos en las ventas de los últimos tres años en la Feria del Libro de Madrid, los más vendidos corresponden a chefs mediáticos, influencer y personajes televisivos. Las temáticas más buscadas son: dietas milagro, recetarios sencillos y ricos, panes paso a paso y libros que nos enseñen a cocinar con el electrodoméstico que se ha puesto de moda; por ejemplo, el año pasado un top ventas fueron los dos únicos libros que entonces existían sobre qué hacer con tu freidora de aire.

En 2021 y 2022, el libro más vendido en la caseta de A Punto —librería especializada en gastronomía—fue el de Alberto Chicote, Cocina de Resistencia, un recetario tradicional de tamaño poco manejable, pero cuyo contenido está repleto de autenticidad. En ese tiempo, las largas colas de gente esperando la firma del chef más famoso de la televisión nacional, se entretenían comentando los capítulos de su Pesadilla en la Cocina y cuando les tocaba su turno, decían con timidez su nombre y le solicitaban un selfi. Así les ocurrió, años atrás, a los hermanos Torres (Torres en la cocina) o cuando Masterchef comenzó a publicar sus libros y la editorial llevaba a Samantha Vallejo-Nágera, a Jordi o a Pepe a la feria, las colas de seguidores rodeaban los pasillos del parque entre lágrimas de emoción y ese nerviosismo de querer quedarse con la firma de cualquiera de ellos.

Pero, si los autores no vienen, no se venden determinados tipos de libros, esos que se compran solo por la firma (que son muchos). En 2021, las ventas de libros sobre dietas y, podríamos llamarlo, lifestyle se convirtieron en el top, hablamos de Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes de Blanca García-Orea Haro o Come genial y no hagas dieta nunca más de Isasaweis o, incluso, el Mi dieta cojea o Mi dieta ya no cojea, ambos de Aitor Sánchez.

Los compradores de estos libros son diferentes a los de los famosos televisivos. Estos son seguidores de influencer. Por eso, acuden a la firma con cierta familiaridad. Se hablan como si fueran amigos, se cuentan la vida a trazos y, por supuesto, se hacen la foto con un cómplice: “Después la pongo en redes”. Así, te das cuenta de la fuerza de las redes sociales en los nuevos lectores, del cambio en el mundo del libro y de que, antes del libro, existe el éxito de una foto en Instagram o de los 280 caracteres en Twitter. Se debería de decir: dime cuántos likes tienes y te diré cuántos libros vas a vender en la feria.

Portada de 'Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes' (Editorial Grijalbo).
Portada de 'Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes' (Editorial Grijalbo).

Por otro lado, hay dos libros autores que venden siempre: una es Simone Ortega y su 1080 Recetas de Cocina. La feria está llena de nostálgicos que lo piden y subrayan un suspiro con un “ay, mi madre me lo regaló cuando me casé”; y otro, Karlos Arguiñano que siempre saca una edición nueva de recetas en estas fechas porque, bien lo saben sus editores, vende seguro.

Pero dentro de ese barullo de títulos oportunistas, también están esos libros (no oportunistas) que son el orgullo del libro, esos que nacen de la escucha, la petición y la pasión por recomendar. Estos libros nunca serán el top ventas, pero sí están llenos de satisfacción. Por ejemplo, en pospandemia, los otros libros de gastronomía (vamos a llamar así a los no oportunistas) que triunfaron en la Feria del Libro de Madrid fueron casi todos los de Ottolenghi, La ciencia de las especias, Esto no estaba en mi libro de historia de la Cocina Española de Miguel Ángel Almodovar, Perú de Gastón Acurio, La cuchara de plata, Escuela de Cocina de Paul Bocuse o el Arte de la fermentación, de Sandor Ellix Katz, o Anarkia, de Jordi Roca.

Así transcurren los días de feria, entre la pasión, la recomendación y la oportunidad. ¿Qué ocurrirá este año? Aún está por vivirla.

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