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“Esa nevera está más organizada que mi vida”: TikTok y la obsesión por los frigoríficos perfectos

La plataforma, con su asombrosa capacidad para convertir en adictiva cualquier actividad cotidiana, ha hecho de la organización de frigoríficos un verdadero placer visual

Tiktok neveras
Algunas cuentas de TikTok donde muestran sus neveras extremadamente ordenadas y cómo limpiarlas.

Cuando se abre la nevera en busca de algo que llevarse a la boca no se busca, en principio, ningún tipo de experiencia estética. Pero TikTok no opina lo mismo. La plataforma, con su asombrosa capacidad para convertir en adictiva cualquier actividad cotidiana, ha hecho de la organización de frigoríficos un verdadero placer visual.

Actualmente, las etiquetas #fridgerestock —que se podría traducir como “reabastecimiento del frigorífico”— y #fridgeorganization acumulan en la red social miles de millones de visualizaciones. Los vídeos alojados bajo estos hastags parecen cortados por un mismo patrón: contenedores de plástico transparente que son hipnóticamente rellenados por manos despersonalizadas —casi nunca se ve a quien está detrás de ellas— con frutas, verduras, snacks o latas de refresco. Hay incluso quien va un paso más allá y decora el interior de sus neveras con flores, figuritas o fotos de su gato. En estos contenidos no se encuentran consejos útiles de organización y, de hecho, se ven cosas tan absurdas como meter los plátanos o las patatas en el cajón de las verduras o lavar las fresas y las espinacas antes de guardarlas, prácticas que van en contra de la mismísima conservación de esos alimentos.

@homewithfarah

This has been on my to do list since January… finally got around to doing it 😅. Took 4 hours but so glad it’s done! #fridgeorganization #fridgerestock #fridgereset

♬ original sound - Farah Merhi

Pero, ¿qué importa todo esto cuando da tanto gusto contemplar esos yogures perfectamente alineados o esos pimientos colocados por colores? ¿Por qué relaja ver una nevera así de organizada? Por un lado, está el factor ASMR, esa sensación de placer que provocan ciertos estímulos visuales y auditivos, y que sin duda se desencadena al ver estos vídeos. Por otro, está el componente aspiracional de buena parte de los contenidos que se suben a las redes sociales y que lleva a querer imitar, dentro de las posibilidades de cada uno, los comportamientos o rutinas que se ponen de moda. Se sabe que todo aquello que tiene que ver con el orden y la organización triunfa especialmente, por eso de que el orden físico ayuda al orden mental y a tener cierta sensación de control, aun cuando luego no se lleve ese orden a la práctica en nuestra vida. La mera contemplación de alguien organizando su nevera puede aportar mucha paz y poco importa que esa paz dure solo hasta que cada uno abra la suya y se dé cuenta de que no se parece en nada a lo que se acaba de ver en TikTok.

Lo cierto es que pocos frigoríficos lucen así y, en realidad, muchos de ellos son pura exhibición de estatus. En un momento en el que el precio de los alimentos está disparado, lo que está llevando a que la dieta de muchas familias empeore —según datos de la organización de consumidores Facua, 8 de cada 10 se han visto obligadas en los últimos meses a comprar productos de menor calidad—, la abundancia que exhiben estos frigoríficos resulta casi obscena. No solo por la variedad y cantidad de alimentos, sino por la inversión en almacenamiento que implica tener una nevera así y el tiempo que exige organizarla de esta manera.

El británico Shabaz Ali, que se ha hecho popular en TikTok por reaccionar a vídeos de gente rica exhibiendo su estilo de vida en redes sociales, ha creado una categoría llamada “I’m Rich, You’re Poor” (Soy rico, tú eres pobre) en la que comenta, con ironía y perspectiva de clase, lo que en realidad están gritando este tipo de contenidos: “Yo soy rico, tú eres pobre”.

En uno de sus vídeos más clarificadores sobre esta tendencia de ver cómo la gente pudiente organiza sus frigoríficos, Ali explica que los términos que se utilizan para describirla también importan: “Si te estás preguntando por qué el ‘reabastecimiento’ (restocking) es algo que hace la gente rica, te diré por qué. Eres pobre. Los pobres no lo llaman ‘reabastecer’, lo llaman ‘colocar la compra’. Tú no te puedes permitir comprar productos que ya tienes y adquirir múltiples productos para ‘reabastecer’ los que te faltan, tú simplemente reemplazas lo que se te ha acabado en casa”. También ha creado un “tutorial” donde detalla cómo debe ser el frigorífico si uno es rico: al abrir la puerta solo debe encontrarse comida atractiva y colorida; todos los alimentos deben estar fuera de sus recipientes originales, porque los más pudientes tienen tiempo de meterlos en nuevos recipientes más atractivos; se necesita una nevera solo para bebidas y en ella tiene que haber al menos cuatro tipos diferentes de agua. Ah, importantísimo: el hielo, que sea de todo tipo de formas y sabores, siempre separado en distintos cajones, porque “no eres un animal”.

“Esa nevera está más organizada que mi vida”, el comentario que dejó una usuaria en uno de estos tiktoks, resume de maravilla por qué los usuarios no pueden dejar de mirarlos. Como ocurre con los vídeos en los que se ve a gente limpiar su casa, la organización de los frigoríficos puede resultar reconfortante y generar una cierta sensación de satisfacción. Sin embargo, el contexto actual le da a estos contenidos un inesperado significado, como si alguien viniera a restregarnos su opulencia con un gesto tan simple como abrir la puerta de su nevera. Internet no deja de servir a diario una ración de irrealidad, ya sea en forma de filtro que cambia la cara o de la organización que no es fácil alcanzar en las casas de la mayoría.

Además, estos frigoríficos de ensueño son una “aesthetic” en sí misma. Este término, nacido en internet al calor de Tumblr, hace referencia a un tipo de identidad reconocible no solo por lo visual, sino a menudo también por una serie de ideas, gustos o actividades asociados a ella, aunque la palabra aesthetic también se usa con frecuencia para describir simplemente algo bonito. El hecho de que lo estético haya conquistado también el interior de los frigoríficos resulta inquietante. Es como si, poco a poco, cada vez menos aspectos de la vida privada —al menos de los que se muestran en redes sociales— pudieran existir plácidamente en el desorden y la dejadez. Si bien el frigorífico, con su luz que se enciende en cuanto se abre la puerta para iluminar lo que hay dentro, tiene algo de teatral, crear un canon de belleza que dicte cómo se debería ordenar la compra para que sea aesthetic, parece un poco excesivo. Y aun así, ¿quién puede evitar el seguir deslizando para ver qué hay dentro de la siguiente nevera?


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