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Investigadores con visibilidad

Más allá de una financiación estable para su labor en innovación, la Universidad pide una mayor difusión social de sus avances

EXTRA FORMACION II 10/09/23
GETTY IMAGES

En junio de 2022, el Congreso de los Diputados aprobaba la reforma de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, con amplio apoyo y sin votos en contra, y el 6 de septiembre el Boletín Oficial del Estado (BOE) recogía en sus páginas la publicación de la nueva norma, cuyo objetivo es mejorar la eficacia, coordinación, gobernanza y transferencia del conocimiento, así como para reducir las cargas administrativas.

Esta reforma prevé, como marca la Agenda 2030, “reforzar el compromiso internacional para hacer frente a los retos sociales, económicos y medioambientales de la globalización, poniendo en el centro las políticas en el ámbito de la investigación, el desarrollo y la innovación”. Además, apunta que es necesario abordar el fomento decidido de la I+D+i, y su transferencia, “para generar conocimiento y liderazgo científico y mejorar las condiciones de trabajo del personal de investigación, así como la calidad de infraestructuras y equipamientos”.

En esa labor investigadora y transmisora de conocimiento, la Universidad tiene un papel fundamental. Julián Garde, presidente de la Sectorial de­ ­I+D+i de Crue y rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, señala que “las universidades son las responsables del 75% de la investigación; en sus estructuras y con sus infraestructuras científicas se desarrollan proyectos de investigación de alto impacto financiados por fondos públicos y privados”. Sin embargo, continúa, “en muchas ocasiones la sociedad desconoce qué investigación se hace en las universidades, qué hallazgos se obtienen y qué impacto genera en la calidad de vida de las personas”. De ahí la necesidad de visibilizar la labor que desempeñan mediante “la difusión de los resultados que se obtienen, no solo en forma de captación de recursos o producción científica, sino evidenciando el impacto socioeconómico que su trabajo tiene”, reivindica.

Para que esa divulgación salga de los campus universitarios e impregne la sociedad, el papel de los medios de comunicación es crucial. “Dan a conocer en qué consiste el trabajo de investigador, en qué condiciones se realiza, cuál es el horizonte temporal en el que se obtienen resultados dependiendo de la naturaleza de la investigación y cómo se crea valor a través de la colaboración con el sistema productivo y con una orientación global”, esgrime Garde.

Amplio repertorio

El personal docente e investigador (PDI) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) suma 6.984 personas —el 50,6% hombres, y el 49,4% mujeres—, de las que 5.311, un 76%, poseen título de doctorado. En la UCM se investiga en la mayoría de las disciplinas: ciencias de la salud, ciencias experimentales, ciencias sociales, artes, humanidades y algunas ingenierías. A este PDI habría que sumar el personal investigador contratado para la ejecución de proyectos, así como el personal pre y posdoctoral que también investigan.

Para que desarrollen su capacidad investigadora, los universitarios disponen de cursos que refuercen sus competencias transversales en el grado que estudian. “Además, se ofrecen ciclos de seminarios y conferencias donde pueden interaccionar con grandes expertos nacionales e internacionales en casi todas las disciplinas científicas”, señala Lucía de Juan, vicerrectora de Investigación y Transferencia de la UCM.

En verano de 2020, durante la pandemia, la plataforma Ciencia con Futuro promovió una manifestación virtual —bajo el lema Sin ciencia no hay futuro— para denunciar la situación de la investigación en España, y reivindicar estabilidad laboral, financiación, transparencia, igualdad y diversidad. “Si queremos tener un futuro de calidad es necesario conocer nuestro pasado, para no cometer los mismos errores y mejorar nuestro presente”, explica De Juan. Para ello aboga por salir de los laboratorios y trasmitir a la sociedad qué se hace. “Creemos que es nuestro deber reportarle a la ciudadanía a qué se destina el dinero público invertido en ciencia e innovación”.

La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), otro de los campus referente en el ámbito de la investigación universitaria, cuenta con un PDI de 4.305 miembros repartidos en 13 de sus centros. Javier Lafuente, el rector, explica que “cualquier persona graduada puede emprender su carrera investigadora en una universidad de gran calidad científica, tanto en los departamentos como en una gran variedad de grupos, centros e institutos de investigación que se reparten por todo el campus”. Este centro apuesta “por la captación y retención del mejor talento facilitando la movilidad internacional y trabajando por la estabilización de nuestro personal docente e investigador. Un objetivo que es prioritario y para el que reclamamos un modelo de financiación universitaria estable y suficientemente dotado que nos permita mantener y mejorar nuestra posición en el entorno global”, afirma Lafuente.

Líderes en solicitud de patentes

La UAB quiere conseguir un impacto en el entorno, y para lograrlo promueve una investigación que contribuya a construir una sociedad más justa, eficiente y sostenible. “Entre todas las universidades de España, somos, por ejemplo, líderes en solicitud de patentes. Además, a través del Parque de Investigación UAB y de alianzas estratégicas como el HUB B30, potenciamos la transferencia de conocimiento y tecnología, así como las sinergias con el tejido industrial, social e institucional tanto a nivel local como global”, sostiene.

Por su parte, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) cuenta con 1.881 personas en tareas investigadoras. Su Programa Propio de Investigación engloba un conjunto de medidas y actuaciones que la Universidad financia para consolidar una investigación de excelencia. La producción científica del personal docente investigador está contenida en las Memorias de investigación, “contribuyendo así a su mayor visibilidad”, manifiesta Maite Blázquez, vicerrectora de Investigación y Biblioteca de la UAM.

En relación con la aportación que realizan los investigadores universitarios a la sociedad, Félix Zamora, vicerrector de Transferencia, Innovación y Cultura de la UAM, comenta que “generan conocimiento a través de la investigación científica fundamental y aplicada, impulsando avances en diversas áreas y mejorando la vida cotidiana. También transfieren tecnología y conocimiento hacia la sociedad, colaborando con empresas e instituciones para aplicar sus descubrimientos en soluciones prácticas. Además, forman profesionales altamente capacitados, transmitiendo experiencia y habilidades clave para abordar desafíos actuales y futuros. Por último, su labor en la divulgación científica fomenta la cultura científica y el pensamiento crítico. Por lo tanto, los investigadores universitarios tienen un impacto significativo en la comunidad, tanto educativa como socialmente”, concluye.

Del laboratorio al liderazgo empresarial

Según el informe Datos y cifras del sistema universitario español. Publicación 2022-2023, durante el curso 2020-2021 el personal docente e investigador de las universidades españolas contó con 129.904 personas (el 83,8% en entidades públicas, y el 16,2% en privadas). 
Francisco Javier Arregui, vicerrector de Investigación de la Universidad Pública de Navarra, valora cómo el salto profesional de los investigadores universitarios impregna a las empresas de vocación de liderazgo. “La realización de una tesis doctoral exige capacidad de adaptación a un entorno cambiante, a diferentes grupos, culturas o países, y a la búsqueda de soluciones alternativas o novedosas. En definitiva, las tareas de investigación son un proceso de aprendizaje que forja el carácter de personas muy valiosas para la sociedad”. 
Sin embargo, aunque se “identifica bien a las personas investigadoras de la Universidad con mayor actividad divulgativa”, reconoce, “no se visibiliza el trabajo coral de las personas investigadoras o los avances profundos que se puedan realizar en áreas muy específicas de menor tirón mediático”.
La Universidad Carlos III (UC3M) cuenta para ello con una unidad de divulgación que realiza acciones dirigidas al público no profesional (sociedad) y, también, “al sector productivo y diferentes agentes de innovación”, explica Elías Sanz Casado, su vicerrector adjunto de Desarrollo Multidisciplinar e Institutos Universitarios de Investigación”.

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