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El filón de la FP en el sector privado

La alta demanda y la escasez de plazas públicas confluyen para impulsar la aparición de centros de pago para estos estudios

Extra Formación 08 Mayo Science students in laboratory using microscopes, laptop on workbench
JohnnyGreig (Getty Images)

La formación profesional en el curso académico 2021-2022 superó por primera vez la barrera psicológica del millón de estudiantes. Concretamente, según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional (­MEFP), 1.013.912 alumnos se matricularon este año en algún curso de FP. El incremento respecto al curso anterior, de más de 39.000 alumnos, refleja una tendencia que viene de lejos: hace poco más de una década, en el curso académico 2009-2010, la cifra de matriculados en formación profesional apenas superaba el medio millón de alumnos. Y que, todo hace indicar, continuará en los próximos años, ya que la nueva Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional prevé la creación de 200.000 nuevas plazas en los próximos años con el objetivo de equiparar las tasas españolas de matriculados en FP (12% del total del alumnado) con la media europea, que alcanza el 25%.

Las explicaciones a este bum de la formación profesional son variadas, pero los expertos consultados coinciden en señalar tres motivos fundamentales. Por un lado, las sucesivas crisis económicas, que han llevado a muchas personas en paro y sin formación a buscar una salida laboral a través de la FP. Por otro, al cambio de mirada hacia la FP, hasta hace no tanto considerada una formación de segunda. En tercer lugar, y quizá el más importante, la empleabilidad. Según el último informe Adecco, las personas con una titulación de grado superior o medio de formación profesional (FP) fueron ya las más demandadas por las empresas en 2020, acaparando el 41,3% de las ofertas de empleo y desbancando por primera vez a los titulados universitarios (33,7% de las ofertas). Para la segunda mitad de la década de 2020, el Ministerio de Educación y Formación Profesional estima que el 50% de las oportunidades de empleo estarán reservadas para personas con cualificación intermedia (técnicos medios y superiores de formación profesional).

Alta demanda

La eclosión de la demanda de formación profesional, sin embargo, no ha ido acompañada al mismo ritmo por la oferta de plazas en la educación pública. El curso pasado, denuncian los sindicatos, miles de alumnos se quedaron sin poder cursar el ciclo de formación profesional que deseaban. “Yo jamás he leído ninguna noticia que hable de alumnado de un municipio que se quede sin poder cursar bachillerato por falta de plazas. Sin embargo, esto sí que pasa en la FP. Se sigue castigando y penalizando a este itinerario educativo y excluyendo del sistema a los jóvenes más vulnerables”, denuncia Rodrigo Plaza, responsable de FP de la Federación de Enseñanza de CC OO.

Para Luis García Domínguez, presidente de FPEmpresa, la gran patronal que reúne a centros de formación profesional públicos, privados y concertados de toda España, este hecho es especialmente grave en el caso de los estudios de grado medio, donde el perfil inicial del estudiante “es el de un chico que termina a trancas y barrancas la ESO” y que con 16, 17 o 18 años se encuentra con que no tiene plaza en los ciclos que ha elegido como primera, segunda o tercera opción. “No nos parece de recibo, porque si ese mismo chico decide a los 16 años que quiere continuar estudiando bachillerato, todas las administraciones públicas le van a ofertar esa opción de acceso, aunque también sea una educación posobligatoria. Así que primamos una vía más popular y a estos chicos que se quedan sin plaza en grado medio no les dejamos otra opción que matricularse en un ciclo privado y gastarse entre 4.000 o 5.000 euros. Además, sin becas. Es un auténtico drama”, añade.

En el curso 2009-2010, el porcentaje de alumnos de FP matriculados en centros privados representaba el 23,2%. Una década más tarde, en el curso 2019-2020, último año del que hay estadísticas, el porcentaje ya superaba el 30% e incluso se disparaba por encima del 40% en comunidades como Madrid y Cataluña. “El bum de la FP no está siendo acompañado desde las instituciones públicas y esto genera una proliferación del negocio, incluso por parte de empresas y centros de formación que no se dedicaban a la FP. Hoy centros privados que ya la impartían y que están ampliando su oferta, centros que no se dedicaban a la formación reglada, como CCC, que ahora ofertan FP e, incluso, hasta los fondos de inversión están comprando empresas de formación”, alerta Rodrigo Plaza. En ese sentido, el verano pasado se anunció la venta de la empresa malagueña Medac, líder de la FP privada en España, al fondo americano KKR por 200 millones de euros.

“Entiendo que quien tiene dinero para invertir busque los espacios donde puede ganar dinero. Yo no tengo problema, pero siempre y cuando estén garantizadas de manera suficiente y gratuita las plazas públicas”, sostiene el presidente de FPEmpresa, que reclama a las administraciones una inversión importante en la FP pública “para que no haya una FP de primera y otra de segunda”. Y, como añade el portavoz de CC OO, para garantizar el derecho de todas las personas a la educación. “Pagar 7.000 euros no es garantizar el derecho”, defiende Plaza, que recuerda que la FP pública es gratuita, excepto en los casos de Cataluña y Madrid, que todavía tienen una tasa en el grado superior de 300 y 400 euros por año, respectivamente, mientras que la FP privada se mueve entre los 2.000 y los 8.000 euros por titulación. “Podemos hablar de hasta 400 euros mensuales para el alumno y su familia, prácticamente una hipoteca. Vemos familias que son de nivel socioeconómico medio-bajo cuyos hijos se quedan fuera de la FP pública y tienen que hacer auténticos esfuerzos económicos, incluso llegando a pedir créditos, para que sus hijos puedan formarse en la privada”, añade Plaza.

La Universidad se apunta

Las universidades, tanto públicas como privadas, no pueden ofrecer formación profesional en su oferta académica, pero muchas de ellas empiezan a salvar ese escollo legal a través de fundaciones privadas y entes independientes. Es el caso de la Universidad Europea, que hace 12 años creó el primer centro de FP ubicado dentro de un campus universitario. “Nuestra apuesta por la FP no tiene nada que ver con el bum”, aclara Francisco López Varas, director de Formación Profesional de la Universidad Europea, que considera que la presencia de la FP, sobre todo la de grado superior, en el entorno universitario otorga prestigio a estos estudios y, a la vez, crea importantes sinergias. “Si nuestros estudiantes de FP quieren cursar un grado universitario, nosotros tenemos un Plan Avanza que facilita el acceso al grado, lo que les ayuda a seguir formándose. Y lo mismo sucede en sentido inverso. El último informe del Observatorio de la FP aseguraba que el 20% de los estudiantes que cursa una FP son alumnos que ya tienen una carrera universitaria y que buscan una mayor empleabilidad o cambiar de sector profesional. La bidireccionalidad en la convalidación de créditos va a ayudar cada vez más a aumentar estos números”, argumenta.

El próximo curso académico, la Universidad de Málaga, a través de su fundación privada, se convertirá en la primera universidad pública en ofrecer un ciclo de grado superior de Guía, Información y Asistencias Turísticas. “Siendo como somos una de las 50 primeras universidades del ranking de Shanghái en estudios de Turismo y teniendo el laboratorio en la calle era casi una obligación empezar por ahí, por una formación con mucho rendimiento y demanda social, que puede contribuir a la mejora de la calidad del empleo en la industria turística”, explica José Ángel Narváez Bueno, rector de la Universidad de Málaga, que destaca que llevan cuatro años trabajando en este proyecto, que pretender poner freno al “callejón sin salida” al que se enfrentan muchos estudiantes de FP cuando quieren acceder a la Universidad. “Hay un porcentaje de plazas muy bajo para FP en la selectividad y hay muchos chavales que quieren hacer FP sin renunciar a la posibilidad de hacer luego una carrera, un doctorado o lo que sea. Con este proyecto pretendemos facilitar estas pasarelas para la formación continua”, afirma.

Desde sindicatos y la patronal de centros de FP no ven con buenos ojos esta intromisión de la Universidad. “Nosotros no venimos a desmantelar la FP ni a competir con nadie, sino a colaborar y a ampliar las posibilidades de la formación profesional”, se defiende el rector de la Universidad de Málaga, que asegura que aún están valorando el precio que tendrán los estudios de FP, que pese a realizarse en una universidad pública, no serán públicos. Para Luis García Domínguez la entrada de la Universidad “es una malísima idea y una malísima noticia”. No obstante, señala, desde FPEmpresa dan la bienvenida “a todo aquel que quiera colaborar en hacer una oferta de FP de calidad”, aunque, matiza, “eso nunca puede ser a costa de que las administraciones públicas renuncien a su obligación de hacer un esfuerzo para que esta nueva demanda hacia la formación profesional se tope con una ausencia de oferta pública y gratuita”.

Nuevos perfiles

Aunque aparentemente el precio de entrada podría marcar el perfil socioeconómico del estudiante de FP privada, Luis García Domínguez asegura que muchas veces no es así. Por un lado, hay familias que hacen “esfuerzos tremendos” para que sus hijos puedan sacarse el título. Por otro, la visión de la FP sigue siendo muchas veces “negativa y clasista”, así que son unos estudios que cuesta más asumir para las familias de clases medias-altas. 
En el caso de la Universidad, Francisco López Varas destaca dos perfiles de estudiantes según si los estudios son presenciales o a distancia. En el caso de los primeros, señala el portavoz de la Universidad Europea, el perfil sería “más júnior”: chicos y chicas que tienen claro que quieren hacer una formación muy práctica y corta para poder incorporarse con garantías en apenas dos años al entorno laboral; pero que, a su vez, no se cierran la puerta a seguir estudiando un grado universitario. 
Por lo que respecta a la modalidad a distancia, López Varas señala un perfil de estudiante más maduro, que ya ha terminado un grado universitario y quiere hacer un cambio de sector o buscar una mayor empleabilidad con un título de FP; o que, estando en activo, busca una titulación FP para tener el título que acredite esas competencias que ya está ejerciendo o con el objetivo de cambiar de sector profesional. 

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