España casi duplica los alumnos de FP en 10 años, pero sigue por debajo de la media de la OCDE
El curso arranca con más de 23.000 nuevos estudiantes en Formación Profesional. El 12% se decanta por esa rama, frente al 26% en los países de la organización
La tendencia al alza en las matrículas en Formación Profesional se consolida en España y estrecha la distancia entre el sistema educativo y la realidad del mercado laboral. Este curso 2019-2020 las aulas de FP tendrán 23.000 alumnos más: serán 861.906, según el informe Datos y Cifras publicado ayer por el Ministerio de Educación. En la última década, el porcentaje de estudiantes que se han decantado por esta rama ha crecido un 77% (en 2008 eran 486.000), pero España sigue por debajo de la media de los países de la OCDE y tiene una de las peores tasas de escolarización en FP de grado medio: el 12% frente al 26% de media de los países que integran la organización.
En los últimos años, el empleo dirigido a titulados en FP prácticamente ha alcanzado al de los graduados universitarios en España: un 40,3% de las ofertas de trabajo se dirigieron a candidatos con esa formación en 2018, ocho puntos más que en 2017 y solo 0,2 puntos menos que las que se ofertaron a titulados universitarios. Según una proyección sobre el futuro del empleo elaborada por la agencia Cedefop, de la Unión Europea, en 2030 los nuevos puestos de trabajo que se crearán en España requerirán un 65% de profesionales con cualificaciones medias —Formación Profesional— y un 35% con altas —FP de grado superior y graduados universitarios—.
¿Están los jóvenes mejor informados a la hora de tomar la decisión de qué estudiar? Florentino Felgueroso, investigador de la Fundación Fedea, cree que “la crisis nos ha europeizado”, y que ahora nos parecemos más a otras economías como la alemana o la británica. “El modelo que hemos potenciado es el de ir a la universidad o abandonar los estudios, pero eso está cambiando. Ahora hay más gente que no se descuelga de los estudios, pero no con la intención de ingresar en la Universidad, sino de hacer una FP y trabajar de forma más inmediata”. Durante la crisis bajó la tasa de abandono escolar (en 2006 era del 30,3% entre los jóvenes de 18 a 24 años, en 2018 se redujo al 17,9%) y, a la par, las matrículas en FP fueron in crescendo.
El futuro crecimiento entre las ocupaciones medias se explica, según Felgueroso, porque muchos de los trabajos que hasta ahora realizaban personas con baja cualificación, exigen ahora más competencias: idiomas, expresión oral o conocimientos digitales. “Hay trabajos de atención al público que los robots difícilmente van a poder sustituir”.
El curso 2016-2017, el número de alumnos de FP (básica, media y superior) ya superó al de bachillerato (793.000 frente a 697.000); este curso se repite: 861.906 frente a 672.524 —los alumnos de bachillerato han crecido en 5.098—. En la Universidad hubo más de 1,2 millones de matrículas.
Uno de los dramas del acceso al mercado laboral de los jóvenes es la cantidad de titulados universitarios que se ven obligados a realizar trabajos por debajo de su cualificación, un 37,6% en 2018. “Eso tiene que cambiar y el primer paso parece que se está dando, las familias concebían la FP como una carrera de segunda y está ganando prestigio”, apunta Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona.
Costas cree que es un dato alentador, pero, ¿qué tiene de malo que la universidad siga siendo la primera opción para la mayoría de las familias? “La hemos visto como la panacea y no es verdad, ni en términos laborales ni culturales. Tener una licenciatura ya no garantiza una vida mejor”, añade. Aunque los titulados superiores ganan de media un 57% más que los que solo cuentan con un título de secundaria, en 2018 el desempleo entre jóvenes por debajo de 25 años fue del 30%, y solo del 7,35% en el caso de los graduados en FP. El catedrático defiende que España se encamine hacia el modelo de países con economías “más prósperas”, como Alemania. “Son más equilibrados y presentan un mayor peso de las profesiones medias”.
“Tenemos un problema de falta de plazas”
En algunos de los países de la OCDE donde la FP está más extendida, como Alemania (donde el 17% de los alumnos de entre 15 y 19 años están matriculados en esos estudios), Holanda (29%), o Suiza (40%) —España está en el 12%—, hay una media de 60 plazas por cada 100 estudiantes. España tiene 33. “Tenemos identificado el problema de la falta de plazas y nuestro objetivo es crear unas 250.000 en los próximos cinco años”, explica Clara Sanz, directora general de Formación Profesional. Este curso ya se ha ampliado la oferta en unas 30.000 plazas en las diferentes autonomías. Por poner un ejemplo, en el curso 2018-2019, más de 30.000 alumnos se quedaron en lista de espera en la Comunidad de Madrid, según datos del sindicato CC OO. Otro de los grandes desafíos es desplegar la FP Dual, que en España solo la cursan el o,4% de los estudiantes frente al 17% de la OCDE.
Aunque el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez ha anunciado la creación de 80 nuevas titulaciones de FP en los próximos cinco años, la falta de empuje por parte de las Administraciones supone un lastre. En su informe Panorama de la Educación 2017, de la OCDE, que señala que los países con programas de FP bien asentados son más efectivos contra el desempleo juvenil, la organización insta a las autoridades españolas a actuar con celeridad para fomentar esa tendencia.
En el último año, el Ministerio de Educación ha trabajado con las empresas para actualizar los programas de los grados de FP, para “asegurar” que los alumnos sean competitivos. De los 172, han modificado el contenido de 25. “Hace años que las compañías se venían quejando de que los alumnos de FP no tenían la formación necesaria; hemos empezado por los más urgentes, los relacionados con programación y telecomunicaciones”, explica Clara Sanz, directora general de Formación Profesional, que defiende que la FP “ya no es una opción para los malos estudiantes”.
La fórmula ‘2+2’ para obtener el doble título en FP y Universidad
“Concentrar el acceso a la Universidad únicamente a través del bachillerato es un error; frustramos a muchos jóvenes que no encajan en ese esquema”, considera Antón Costas, catedrático de la Universidad de Barcelona. Con el objetivo de no limitar las opciones de los graduados en Formación Profesional que desean ampliar sus estudios, la asociación de exrectores de Cataluña (Colectivo Laude) está trabajando en un documento en el que se explora un nuevo modelo bautizado como “2+2”, que persigue que los graduados en FP superior puedan obtener una titulación universitaria cursando únicamente dos años en un campus.
Los estudiantes no estarían obligados a ingresar en la Universidad inmediatamente después de acabar la FP, sino que lo podrían hacer pasados los años. Josep Ferrer, exrector de la Universidad Politécnica de Cataluña alertó a la agencia Efe de la necesidad de vincular la FP a los campus para “acercar la empleabilidad a la Universidad”. En 2018, más de un 70% de los graduados en FP continuaron trabajando en la empresa donde realizaron sus prácticas, según un informe de Adecco e Infoempleo. En el caso de la FP Dual —en la que se compaginan las clases y las prácticas de forma simultánea— lo hizo el 92% en algunas regiones como el País Vasco. En la actualidad, los graduados en FP superior que quieren acceder a la Universidad no están obligados a presentarse a la EVAU (antigua Selectividad), lo pueden hacer de forma voluntaria para subir la nota de acceso. Pero deben cursar la carrera desde primero. En algunas universidades, se les convalidan algunos créditos del primer curso, depende de sus normativas internas.
Para los impulsores de la iniciativa, campos como la programación, las comunicaciones o la informática son los más apropiados para la puesta en marcha del programa. De forma paralela, algunas universidades han empezado a impartir ciclos de FP superior a través de sus fundaciones, como es el caso de la Universidad Autónoma de Barcelona. Fuentes del sector apuntan a que mientras el número de universitarios decae, el de FP florece, y los campus no quieren perder su liderazgo en el mercado formativo. Desde el Ministerio de Educación se muestran abiertos a analizar el "2+2", aunque defienden que tiene sentido que cada modalidad formativa tenga su propia identidad y sus itinerarios de prácticas en empresas.
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