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Aplicaciones citas
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cómo ligar en la era de las ‘app’: ¿tiene la ciencia la respuesta?

Los test, cuestionarios y simulaciones virtuales de compatibilidad pueden dar una idea y plantear unas garantías mínimas de que dos personas se van a entender. Pero predecir un amor duradero será más complejo

Apps para ligar
Las aplicaciones de ligue han ideado cuestionarios para comprobar la química previa a una cita.JGI/Tom Grill/Blend Images (Getty Images/Tetra images RF)

Amy y Frank tienen una cita a través de una aplicación con un 99,8% de certeza de que va a funcionar. Una simulación virtual y un algoritmo lo han predicho. No sabemos ni sabremos si finalmente esta cita acaba en historia romántica. El episodio de Black Mirror que protagoniza esta pareja acaba ahí. La serie de ciencia ficción que imagina un futuro con gran presencia de la tecnología narra en ese capítulo cómo esta interviene en la búsqueda del amor. ¿Se llegará a eso? ¿Se puede predecir el amor? ¿O, como dijo el poeta Gustavo Adolfo Bécquer: “El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cuál más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo”?

En la actualidad, gracias a las aplicaciones de citas, la cantidad de gente que se puede conocer ha aumentado considerablemente. Desde un punto de vista práctico, tener garantías de que el encuentro amoroso puede funcionar es una forma de optimizar el tiempo y ahorrarse decepciones. Así que parece lógico que se busque la fórmula del amor.

Pero esto no es algo nuevo, hace más de 20 años el psicólogo norteamericano Arthur Aron definió 36 preguntas que conseguían que dos personas se enamoraran y un programa de televisión las puso a prueba con aparentes buenos resultados. La clave es conseguir acelerar el proceso que lleva a compartir aspectos íntimos y para ello las preguntas formuladas por Aron van indagando de manera progresiva en temas personales y emotivos, en inseguridades, miedos, dudas y certezas. La vulnerabilidad compartida genera cercanía, según recoge Mandy Len Catron en su ensayo Cómo enamorarse de cualquier persona, siguiendo estos pasos.

Más recientemente, la aplicación para ligar Badoo ha ideado un test para comprobar la química previa a una cita. Se trata de preguntar a la otra persona qué le llamó la atención del perfil propio, interesarse por ella, hacerle preguntas para propiciar la conversación; pedirle consejo; hablar de aciertos y errores o para finalizar en una charla telefónica en la que ya se crea más cercanía al oír las voces.

No hay datos de si funciona, pero seguramente más de uno y más de dos se animarán a seguir la guía, sobre todo teniendo en cuenta la dificultad que existe para iniciar conversaciones en las nuevas aplicaciones para ligar (a un 57% de las personas que se citan les resulta difícil saber qué preguntas hacer cuando comienzan a hablar con alguien en una aplicación, según explica la propia Badoo en el artículo 6 Questions to ask your match before you go on a date [Preguntas qué hacer a un ‘match’ antes de ir a una cita, por su traducción en español].

Del enamoramiento al amor

Como en el episodio de Black Mirror, no sabemos qué pasa después de esas primeras preguntas tras las que se consigue un acercamiento. El enamoramiento inicial es posible, pero, para que de ahí surja el amor, hay que dar otro paso.

El enamoramiento, según definen Chóliz, M. y Gómez C. en el artículo Emociones sociales: enamoramiento, celos, envidia y empatía es: “Una explosión emocional que va acompañada de obnubilación mental, euforia y ansia por unirse a otra persona”. Viene provocado por una mezcla de atractivo físico, proximidad, similitud en actitudes, valores, creencias y reciprocidad. Esa fascinación hacia la otra persona hace que en muchas ocasiones la idealicemos. El amor vendrá cuando se baje a la realidad y, aun así, se mantenga el interés. Es un sentimiento más suave y también más estable.

El psicólogo norteamericano Robert Sternberg define el amor según tres parámetros: intimidad, pasión y compromiso. La intimidad son las ganas de cercanía, de compartir, de dar y recibir. La pasión es la atracción física junto al deseo sexual. El compromiso es la decisión de querer mantener esa relación. Según esta teoría triangular, en función de la cantidad de cada uno de estos tres elementos que esté presente en una relación se define un tipo u otro de amor. El enamoramiento se produciría cuando hay sobre todo intimidad y pasión. El amor sería un equilibrio entre los tres factores.

La ciencia del amor

La otra cuestión que ha llamado la atención respecto al amor es entender objetivamente por qué se produce. Para ello, se han realizado estudios neurológicos que analizan qué partes del cerebro se activan en las diferentes fases. En la revisión de artículos sobre el tema recogida en la revista Science, titulada The neurobiology of love (neurobiología del amor), se describe que el amor activa “regiones específicas ricas en receptores de oxitocina y vasopresina y, a la vez, desactiva un conjunto de zonas asociadas con las emociones negativas, el juicio social y la evaluación de las intenciones y emociones de otras personas”. Es decir, el enamoramiento provoca que cuando se está con esa persona se active el circuito de recompensa a la vez que se desactiva la evaluación social crítica y las emociones negativas. Se entiende, entonces, la obnubilación mental y euforia que se experimenta en esos momentos.

Por otro lado, además de la de Sternberg, hay otras escalas psicológicas validadas que buscan medir el tipo de amor que existe entre dos personas. Estos cuestionarios, a través de una serie de preguntas que responden los sujetos de estudio, buscan sobre todo definir y entender lo que pasa, más que provocar el enamoramiento. Lo mismo podríamos decir de los estudios neurológicos.

Los test, cuestionarios y simulaciones virtuales de compatibilidad (lleguen hasta donde la tecnología les permita llegar) pueden dar una idea y plantear unas garantías mínimas de que dos personas se van a entender. Pueden hasta darse las condiciones favorables para un enamoramiento, entre otras cosas, por aquello de la profecía de autocumplimiento: si vamos a una cita pensando que tiene un 99,8% de posibilidades de éxito, seguramente estaremos predispuestos a que así sea. Pero predecir un amor duradero será más complejo. Cuántas historias de amor no pueden consolidarse ya no por falta de compatibilidad, sino por las circunstancias de la vida. Como dice la expresión popular, el hombre propone y Dios dispone.

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