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La joven que descubrió que su profesor del colegio la grabó desnuda hace 17 años: “Tenía niñas favoritas y me tocó a mí”

Tres exalumnas mayores de edad han declarado en los juzgados de Móstoles (Madrid), donde han evitado cruzarse con el docente y empresario investigado por pedofilia

Antonio Maestu, el profesor de Boadilla del Monte acusado de grabar a alumnas, tras prestar declaración en los Juzgados de Móstoles, en octubre de 2023.
Antonio Maestu, el profesor de Boadilla del Monte acusado de grabar a alumnas, tras prestar declaración en los Juzgados de Móstoles, en octubre de 2023.Jaime Villanueva
Fernando Peinado

Hace cinco meses, la Guardia Civil contactó con una exalumna del colegio madrileño Virgen de Europa que llevaba tiempo esperando ese momento. Un agente le dijo que alrededor de 200 fotos, algunas de partes íntimas, habían aparecido en una carpeta con su nombre en el material requisado en el domicilio de su antiguo profesor y copropietario del centro, Antonio Maestu. A ella no le sorprendió porque llevaba siguiendo durante más de un año las informaciones sobre la investigación a este docente y empresario acusado de pedofilia. Si aparecían nuevas víctimas, ella tenía más probabilidades que muchas otras, según dice en una entrevista con este periódico a condición de que se respete su anonimato: “Tenía niñas favoritas y en mi curso me tocó a mí”.

Habla después de haber pasado un mal trago. Este jueves por la mañana ella, otras dos exalumnas grabadas y Maestu tenían que declarar en los juzgados de Móstoles, un municipio al suroeste de Madrid. El exprofesor esperaba a ser llamado desde temprano, solo y taciturno. A unos pocos pasos su abogada charlaba distendidamente con los colegas de la acusación, pero no se veía por ningún lado a las antiguas estudiantes. Una se encontraba en el extranjero y habló por videoconferencia. Las otras dos habían conseguido que la jueza lo organizara todo para que no se cruzaran la mirada con el acusado.

Al término de la sesión, la joven que accede a ser entrevistada cuenta que recuerda que Maestu había puesto los ojos sobre ella cuando cumplió 10 años. Solía llamarla a su despacho donde “había un desfile continuo de niñas”. Recalca el detalle de que su lugar de trabajo no era un aula, sino un despacho que siempre estaba bajo llave. “Él era uno de los dueños del colegio y no un profesor cualquiera”, cuenta. El acecho se prolongó en el tiempo. Las imágenes que han aparecido ahora son de hace 17 años, cuando ella tenía 12.

Maestu daba clase de artes y siempre andaba de un lado para otro con una cámara de vídeo en la mano. Cada año organizaba una actividad extraescolar que consistía en la grabación de un corto. Ahora que se conoce que escondía cámaras para grabar a las alumnas desnudas y semidesnudas, encajan las piezas del puzle, dice esta exalumna. Ahora, algunas cosas que parecían extrañas, cobran sentido: “Hacía que las alumnas se disfrazaran, que se pintaran los labios y se pusieran tacones...”.

La Guardia Civil ha examinado durante más de un año el material audiovisual que encontró en el domicilio de Maestu. Además de estas tres exestudiantes, han sido identificadas siete niñas que cursaban en 2022 quinto de primaria, pero parte de la información incautada se ha perdido para siempre porque se encontraba en discos duros que fueron taladrados. Fuentes jurídicas con conocimiento del caso creen que la jueza Susana González, titular del juzgado número cinco de instrucción de Móstoles, está a punto de dar por concluida la instrucción y pronto enviará a Maestu a juicio.

“Protegido” por el director

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La exalumna no quiere entrar en más detalles sobre lo que aparece en las imágenes o sobre su trato con Maestu. Explica que todo se conocerá a su debido tiempo, cuando acaben las pesquisas. Sí tiene un mensaje que quiere transmitir. Le indigna que Enrique Maestu, director del colegio y hermano del investigado, no haya dimitido. “Creo que Enrique protegió a su hermano. Es difícil pensar que no lo supiera cuando llevaba 17 años haciendo esto con un comportamiento tan extraño. Incluso si no lo sabía, lo siento, pero era su obligación supervisar esa actividad extraescolar”.

Enrique Maestu a su salida de los juzgados de Móstoles, en julio del año pasado.
Enrique Maestu a su salida de los juzgados de Móstoles, en julio del año pasado. JUAN BARBOSA

Enrique Maestu sí dimitió en cambio de su puesto al frente de la principal patronal de colegios privados, la Asociación de Colegios Privados e Independientes (CICAE), tras conocerse que su hermano estaba siendo investigado. El año pasado, declinó su derecho a declarar cuando fue citado en el juzgado. Otros responsables del colegio alegaron entonces que no sabían lo que hacía el acusado.

La joven también está muy molesta con el colegio por el trato recibido desde que se conoció que ella era una posible víctima. Cuenta que la Guardia Civil informó al colegio en octubre de que habían aparecido imágenes suyas en los archivos de Antonio Maestu. Sin embargo, ni Enrique ni la asociación de padres han contactado con ella o con su familia. “No nos hemos sentido arropadas. Al contrario. Se nos ha cuestionado y se nos ha acusado de buscar el cierre del colegio”.

Este colegio está situado en Boadilla del Monte, al noroeste de Madrid capital, y es visto por muchos de los que han pasado por ahí “como una gran familia”. Los exalumnos siguen en contacto estrecho con el paso de los años y cuentan que es frecuente que salgan parejas duraderas de esos círculos. Se trata de un centro de unos 1.500 alumnos que fue fundado en 1961 por los padres de Enrique y Antonio. La madre, Fifí, recibió en 2011 la medalla de Oro al Trabajo y el Ayuntamiento de Boadilla le puso su nombre a una glorieta y un parque.

Pero no todo son buenas palabras. Los más críticos tachan de “secta” el ambiente que se respira en el colegio y sus círculos de exalumnos. Denuncian que ese clima intimidatorio ha favorecido al director y a los otros tres hermanos que han permanecido en la propiedad del colegio. “La idea que quieren imponer es que el colegio es víctima de una caza de brujas”, dice esta joven, que insiste en la idea de que el director debería renunciar a su puesto: “Es lo que hubiera pasado en cualquier otro colegio”.

“Creo que Antonio es un enfermo, pero el director no tiene excusa”, añade. “Este es un colegio privado donde unos padres se dejan un dinero importante durante años como para que ellos garanticen la seguridad de sus hijos”.

Corrección: El artículo ha sido modificado porque en una primera versión se dijo por confusión que el profesor se encerraba bajo llave con la exalumna.

Escribe al autor a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com

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Sobre la firma

Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).
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