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El Defensor del Pueblo considera abusivo que el Parque Warner impida entrar a los visitantes con comida del exterior

Ángel Gabilondo da la razón a un consumidor que ha demandado al parque de atracciones madrileño porque le fue denegada la entrada con unas hamburguesas

Un desfile con motivo de la temporada de Halloween en el Parque Warner Madrid, el 14 de octubre de 2023.
Un desfile con motivo de la temporada de Halloween en el Parque Warner Madrid, el 14 de octubre de 2023.David Benito (Getty Images)
Fernando Peinado

El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha dado la razón a un joven de Móstoles que reclama a Parque Warner Madrid 6,5 euros, el precio de una hamburguesa que compró dentro del recinto después de que un guardia de seguridad le impidiese entrar con la cena que traía del exterior. La cuantía parece insignificante, pero el apoyo de Gabilondo a este consumidor puede tener trascendencia en una batalla mayor de las asociaciones que reivindican que se pueda introducir comida y bebida del exterior en cines y parques de atracciones.

El reclamante es un joven abogado de 26 años, Ricardo Aledo, que compró su entrada para acceder el 28 de octubre de 2022 a este parque de atracciones basado en los personajes de los estudios de cine Warner Bros, ubicado en San Martín de la Vega (sur de la región de Madrid). En su mochila llevaba varias hamburguesas de Burger King que descubrió el vigilante del acceso, quien le dijo que, de acuerdo con las reglas del parque indicadas en el boleto, no podía introducir alimentos de fuera. Aledo regresó a su coche para guardar su comida y finalmente ingresó al recinto con un grupo de amigos. Había comprado las hamburguesas con la idea de que fueran su cena porque el precio dentro del parque, donde operan 27 establecimientos de restauración, es “hasta tres veces superior”.

Aledo puso una reclamación ante la Comunidad de Madrid que dio la razón a la empresa interpretando que prevalecía el derecho de admisión del negocio siempre que las condiciones de acceso estén debidamente publicitadas, como es el caso de Parque Warner. Sin embargo, el afectado recurrió al Defensor del Pueblo que esta semana se ha posicionado del lado del consumidor diciendo que es una cláusula abusiva obligar a los visitantes a comprar la comida en los establecimientos del interior del parque, como ha adelantado el medio de noticias jurídicas Confilegal.

El Defensor del Pueblo envió su escrito el martes a la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid. Una portavoz de ese departamento autonómico informa a EL PAÍS de que aún no han tomado una decisión tras recibir el posicionamiento de Gabilondo, que no es vinculante.

El abogado también ha llevado el caso a los juzgados de Móstoles, donde presentó su demanda en noviembre del año pasado. Ahora, espera que esta resolución del Defensor refuerce su demanda, que ha sido admitida a trámite. Su esperanza es que este caso sirva de precedente para que Parque Warner y otros establecimientos de ocio cambien sus normas “ilegales”. Los clientes de cines que querían comer alimentos del exterior se han anotado victorias administrativas al obtener el respaldo de las autoridades de consumo de algunas comunidades autónomas, por ejemplo en Extremadura en 2019, o en el País Vasco hace un mes, pero es más raro que casos de este tipo lleguen a los juzgados.

Aledo afirma que el día que fue rechazado sintió una especial indignación. “Vas a un evento al que has pagado casi 60 euros para pasártelo bien y te obligan a comer dentro a un precio muy superior”, le dice a este periódico. “Te hierve un poquito la sangre”.

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Cualquier otro ciudadano se habría rendido fácilmente, pero Aledo cuenta que tiene la suerte de ser abogado especializado en reclamaciones de consumidores contra los bancos, y por eso decidió ir a la justicia.

“El fundamento de mi demanda está en que ni los cines ni el parque tienen como objeto social la restauración. Su dinero lo obtienen de ofrecer actividades relacionadas con el ocio y luego ofertan una serie de servicios complementarios como son los restaurantes. Los visitantes compran una entrada para montarse en las atracciones, pero al final se ven obligados a comprar la comida en el interior porque no van a pasar todo un día sin comer”, explica. “Es abusivo porque no está prohibido comer dentro del parque de atracciones o el cine. Lo que está prohibido es comer la comida que tú has comprado en el exterior. Solo quieren que comas la comida que te venden ellos”.

Aledo subraya varias aparentes contradicciones de su caso. El grupo empresarial al que pertenece la demandada, Parques Reunidos Servicios Centrales S.A., sí permite la entrada con comida o bebidas del exterior en otros recintos de ocio, como por ejemplo Parque de Atracciones de Madrid, Faunia o Aquópolis. Además, en su web, Parque Warner justifica la prohibición “por cuestiones de seguridad”, pero no explica por qué la comida adquirida dentro del recinto no plantea un riesgo.

El Defensor del Pueblo ha aceptado los argumentos de Aledo para considerar abusiva la prohibición. Gabilondo se apoya en la Ley de Defensa de los Consumidores 1/2007 y en una resolución de la extinta Agencia Española de Consumo del Ministerio de Sanidad, que le dijo en 2017 a la Dirección General de Consumo madrileña que la práctica de prohibir la entrada de comida y bebidas del exterior en los cines era ilegal.

Picnic a las puertas del recinto

Parques Reunidos responde a este periódico que la diferente política de comidas en sus recintos se debe a que hay que diferenciar entre parques de atracciones y parques temáticos. Los establecimientos de esta última categoría, en la que encaja Parque Warner, “ofrecen experiencias únicas a sus visitantes basadas en los famosos personajes de Warner Bros y los restaurantes y tiendas son un elemento esencial para conseguirlo”, dice una portavoz.

La empresa añade que los visitantes pueden traer su propia comida o bebida, que pueden depositar en las consignas o en su vehículo privado. Sí está permitida la comida para bebés y para personas con intolerancias.

Muchos visitantes suelen portar neveras y mesas para comer en los alrededores del parque y rebajar así una factura que puede ser elevada para familias con niños. Otros juegan al gato y al ratón con los vigilantes, escondiendo sus bocadillos bajo la ropa o en mochilas.

Acusval, una asociación de consumidores de Valdemoro, municipio vecino a San Martín de la Vega, dice que la prohibición del Parque Warner ha generado frustración desde hace mucho tiempo. El presidente de Acusval, Jesús Paniagua, cree que es un abuso de autoridad que los guardias revisen las mochilas. “Los visitantes acaban tirando la comida en la puerta desperdiciando esos alimentos”.

El joven abogado espera ganar su caso y provocar un cambio relevante: “En el momento en que caiga la Warner, caerá el resto en cadena”.

¿Tienes más información? Escribe al autor a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com

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Sobre la firma

Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).
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