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Más de 9.000 animales abandonados y 6.000 adoptados en el último año en Madrid: “Estamos colapsados”

La brecha entre mascotas desamparadas y acogidas es de casi 3.000 al año, lo que ejerce una “presión insostenible” en el sistema de atención de la Comunidad

Uno de los 63 perros de la protectora Alba, en Camarma de Esteruelas (Madrid), el 21 de diciembre de 2023.
Uno de los 63 perros de la protectora Alba, en Camarma de Esteruelas (Madrid), el 21 de diciembre de 2023.Juan José Martínez
Juan José Martínez

La primera radiografía del abandono de animales de compañía en la Comunidad de Madrid ha desvelado que 9.235 perros y gatos fueron desatendidos o desamparados por sus dueños entre 2022 y 2023. Los autores del estudio han traducido esto en “una reducción de entre el 10% y el 15% en perros y entre el 1% y 3% en gatos”. En la investigación se analizaron 540 fichas de ingresos de diferentes protectoras públicas y privadas de la región, entre ellas Alba. Su directora, Carolina Corral, cree que esta reducción “no es real”. “No se han disminuido los abandonos, sino que los animales se dejan en la calle, porque ya no hay sitio en las protectoras ni en las perreras. Estamos colapsados”, explica. Al no estar registrados en las protectoras, tampoco entran en el estudio de la Comunidad de Madrid.

La protectora Alba, ubicada al final de una carretera rocosa sin pavimentar 10 kilómetros al norte de Alcalá de Henares, parece levantada en el fin del mundo, aunque en realidad aquí comienza la vida para muchos. En este centro dotado de equipos de rayos X, salas de cirugías, laboratorio clínico para medir más de 30 indicadores veterinarios, salas de recuperación y hasta taller de mecánica, son atendidos más de 1.000 gatos y perros al año. La mayoría de los animales son curados o castrados y soltados nuevamente a la intemperie, ante la incapacidad de retener tal afluencia de mascotas. Sus fundadores son Carolina Corral y José Antonio Suárez, quienes han auxiliado a más de 33.000 animales, desde que abrieron en 1998. La primera dejó su trabajo como kinesióloga para convertirse en rescatista. “Fisioterapeutas buenos hay muchísimos, pero gente que se dedique a los animales como nosotros, no”, sostiene Corral. Para Suárez, su labor no tiene que ver con el gusto por los animales, sino por el “rencor” a los abusos. “Es un tema de justicia social”, afirma este hombre que, días atrás, condujo más de 5.000 kilómetros para repartir una veintena de perros en adopción por tres ciudades de Alemania.

Carolina Corral y José Antonio Suárez, fundadores de la protectora animal Alba, en funcionamiento desde 1998.
Carolina Corral y José Antonio Suárez, fundadores de la protectora animal Alba, en funcionamiento desde 1998.Juan José Martínez

El estudio sobre abandono animal, presentado el 19 de diciembre en el Colegio de Veterinarios de Madrid entre tostadas de caviar y vino tinto, calcula que en la Comunidad hay 2.700 animales más que son abandonados, respecto a los adoptados. Si esta brecha se mantiene en el tiempo, “podría colapsar el sistema de atención regional”, según ha advertido José María San Segundo, director general del grupo AEI, encargado de la investigación. Tal situación es más una realidad diaria que una advertencia en la protectora Alba, donde reciben una docena de correos al día con solicitudes para que se hagan cargo de algún animal. Corral insiste en que “los animales se están quedando en la calle”: “A algunos los atropellan, nadie los coge, porque no hay sitio”.

En Alba hay 34 cubículos para perros, cada uno mide dos por cuatro metros, más una parte trasera que funciona como dormitorio, con suelo siempre caliente. En cada cabina pueden convivir hasta cuatro perros, pero en otros solamente uno, depende del carácter y el estado de salud del can. El alto número de animales en las protectoras reduce la capacidad del sistema para asistir a más mascotas, un fenómeno que se debe principalmente a dos factores: los perros considerados de difícil adopción y a las incautaciones que, ya sea por situaciones de maltrato o desatención a los animales, representan un 58% de las entradas a las protectoras, según el estudio. Estos decomisos se resuelven en litigios que pueden alargarse años entre apelaciones y maniobras dilatorias. Corral pide “que los jueces sean más rápidos”, ya sea para agilizar la puesta en adopción del perro o el retorno a su antiguo hogar. Uno de cada cinco animales en albergues lleva más de cuatro años allí, según la investigación del Colegio de Veterinarios.

Entre los canes de difícil adopción están los enfermos, los viejos y los denominados Perros Potencialmente Peligrosos (PPP), que supusieron un apartado especial dentro del estudio. Estos animales ―de razas como Rottweiler, Pit Bull o Staffordshire― representan el 40% de los acogidos en los centros de la Comunidad de Madrid, “una barbaridad” en palabras de San Segundo. La predominancia de los PPP se explica por su baja tasa de adopción, como consecuencia del estigma que arrastran por sus características morfológicas, además de los requisitos que exige la ley para tenerlos, como el certificado de aptitud psicológica para el dueño, el uso de bozal en espacios públicos y el uso de una correa de menos de dos metros. En Alba viven 10 PPP, una es un Pitbull gris. La placa a la entrada de su cubículo que marca el peso y el nombre evidencia un juego macabro de palabras: 25,2 kilogramos, Soledad. Este tipo de animales son los que más tiempo permanecen en los centros de protección animal, los que pocos quieren adoptar. San Segundo ha señalado a los PPP como el principal riesgo para el equilibrio del sistema de atención de la Comunidad.

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En Madrid existen unos 500.000 perros y 225.000 gatos registrados, es decir, que solo el 0,8% del total de estas mascotas sufren abandono, según los cálculos del estudio. Cada animal abandonado representa un coste diario de 12 euros al día, estiman en Alba, una cifra que no incluye gastos veterinarios. El funcionamiento de este centro requiere una inversión de más de medio millón de euros anualmente.

El dilema de la caza

Una de las conclusiones del informe más aplaudidas en el auditorio del Colegio de Veterinarios de Madrid es que “la caza es un problema cada vez menor”, como ha dicho el director general de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno regional, Ángel de Oteo Mancebo, y reafirmado el director general del grupo AEI. Según el estudio, representan un 15% de los animales en los centros, una medición que tampoco convence a Corral, quien asegura que “no es cierto que la cifra de perros de cazadores sea algo anecdótico”. Con resaltador en mano, ha subrayado la lista de los 63 canes que actualmente cuida en Alba. El resultado: 33 perros de caza, más del 50%. “Que la caza ha disminuido es mentira y se nota mucho en marzo, cuando finaliza la temporada”, precisa Corral, quien narra que durante esa época es común que recojan a galgos y podencos “con las patas rotas” por las carreteras de Madrid.

Otras conclusiones que arroja la investigación apuntan a que menos del 6% de los animales abandonados son de raza pura, casi la totalidad por incautaciones. En el 60% del total de los casos los animales no tiene microchip ni están censados, en el 90% están sin esterilizar, y el 24% están enfermos.

Hasta ahora, la única medida enfocada a “gestionar” el número de animales abandonados y a reducir su presencia en los centros de protección ha sido la adopción. Esta situación ha llevado a San Segundo a recomendar a “cualquiera que en estas fiestas esté pensando en regalar un animal que piense en la adopción, porque así hará un regalo al animal y un regalo a la familia”. El colegio de veterinarios abrirá en su web un apartado para que cualquier ciudadano pueda iniciar procesos de adopción, una iniciativa que también regalará la primera consulta para las mascotas acogidas.

La radiografía de abandono animal en Madrid enfatiza en la necesidad de ampliar el concepto de abandono para incluir el descuido a los animales por parte de los dueños. “Abandonar no es solamente soltar un animal en la calle”, ilustra San Segundo, antes de citar el informe que define esta problemática como “todo aquel acto donde el responsable se deshace de su mascota, e incluye a su vez la desatención, falta de preocupación y dejadez en las responsabilidades con el animal, tanto en el cuidado como en sus necesidades higiénico-sanitarias, físicas y emocionales”.

En Alba saben que el abandono no conoce de especies. Prueba de ello es el corral al aire libre que se ha convertido en una pintoresca colonia biodiversa. Allí conviven el resto de animales que han llegado a sus puertas con alguna necesidad, desde cabras a gallinas, patos, ovejas y hasta un burro al que le falta una pata. En esta protectora faltan recursos, pero sobra la voluntad. “Estamos acostumbrados a la precariedad”, lamenta Suárez, que ha convertido cada jornada en una oportunidad para darle a sus peludos una verdadera vida de perros… a mucho honor.

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Paisaje frente a la protectora de animales Alba, en Camarma de Esteruelas (Madrid), el 21 de diciembre de 2023.
Paisaje frente a la protectora de animales Alba, en Camarma de Esteruelas (Madrid), el 21 de diciembre de 2023.Juan José Martínez

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