Almeida busca desatascar las medidas pendientes con la mayoría absoluta: “No tenemos ninguna excusa”
El alcalde recién electo arranca la segunda temporada de su Gobierno con algunas promesas antiguas: la modificación de las normas urbanísticas, creación de vivienda, una patrulla antigrafitis y una megaobra para unir el distrito de Salamanca con Ciudad Lineal
José Luis Martínez-Almeida (Madrid, 48 años) ha inaugurado este lunes la segunda temporada de su Gobierno haciendo una promesa: cumplir lo prometido en años anteriores. Ahora sí pondrá en marcha lo mencionado en dos programas electorales, desde que en 2019 se presentara por primera vez al cargo de alcalde de la capital. Después de una legislatura convulsa que implicaba negociaciones y pactos con su anterior socio, Ciudadanos, y conflictos permanentes con Vox, Almeida ha arrancado su primer gobierno en solitario, tras la contundente victoria electoral del 28-M, que le otorgó la mayoría absoluta con 29 concejales. Nunca ha tenido por delante un camino tan llano. La calma que trataban de disimular él y la nueva vicealcaldesa, su mano derecha, Inmaculada Sanz, se escondía la mañana del lunes en una aseveración: “No tenemos ninguna excusa. Ni un minuto que perder”.
Tienen prisa, ha insistido el alcalde, por desatascar el rosario de medidas que no consiguieron avanzar durante los cuatro años de legislatura, especialmente por el bloqueo presupuestal de los concejales de Vox, con Javier Ortega Smith a la cabeza. En su toma de posesión el sábado, Smith comparaba el mandato absolutista que tiene por delante Almeida con el de un emperador romano. Y ha empezado recitando una medida para combatir el “fenómeno que más preocupa a los madrileños”: la creación de una patrulla antigrafitis dentro de la Policía Municipal.
El alcalde ha mencionado otras, como la modificación exprés de las normas urbanísticas. Una medida que ha prometido resolver en los 10 primeros días de julio que no pudo ejecutar en los últimos cuatro años, pues el Grupo Municipal de Vox se negó a apoyarlas en el Pleno. Esta modificación afecta, entre otros temas, a las viviendas turísticas, los locales de apuestas o a las cocinas fantasma―la moratoria de dos años sin nuevas licencias concluía en agosto―. Con la modificación prevista, se iba a incluir el Plan Especial de Hospedaje que aprobó la Alcaldía de Manuela Carmena en 2018, afectando a una superficie de más de 50 millones de metros cuadrados repartidos en tres anillos en función de la saturación de alojamientos turísticos que soportan cada uno de los barrios madrileños. También iba a contemplar la exigencia de que las casas cuenten con acceso independiente. Este renovado Plan General de Ordenación Urbana iba a recoger el aumento de la superficie de vivienda mínima a 40 metros cuadrados y “mejoraría las condiciones de confort”.
Ha anunciado la cesión de siete parcelas municipales para cumplir la eterna promesa de creación de vivienda asequible para los jóvenes. El alcalde ha insistido en que con esta medida se construirán 12.000 nuevas viviendas, que había especificado en el último programa electoral. Al ser preguntado por la prensa, ha insistido en que su Gobierno no implementará la ley de vivienda aprobada por el legislativo nacional, pues insiste: “No aceptamos las recetas fracasadas de vivienda de la izquierda. Madrid será la primera ciudad de Europa en construir vivienda asequible, no por leyes de vivienda que se aprueban por el PSOE y Bildu”.
La megaobra anunciada por el nuevo Gobierno consistirá en el soterramiento de parte de la M-30 a la altura de Ventas para unir el distrito de Salamanca con Ciudad Lineal mediante “20.000 metros cuadrados de zonas verdes”. Una medida que ha sorprendido porque sigue pendiente otro gran soterramiento, prometido hasta la saciedad e incumplido hasta ahora, el de la A5 con el Paseo de Extremadura, en el distrito obrero de Latina. Sobre este punto, el alcalde ha señalado que espera ejecutar ese proyecto, ahora sí, hasta después de las elecciones generales del 23 de julio.
Otras medidas anunciadas tienen que ver con el “fomento a la natalidad”, una misión que ha encargado al encargado del área de Políticas Sociales, Familia e Igualdad, José Fernández, aunque no ha detallado ninguna propuesta. Solo ha insistido en que los miembros de la oposición estarán “tirando sus argumentos a la basura, porque pensaban que íbamos a eliminar esta área”. Y sobre Cultura, cuya cabeza será Marta Rivera de la Cruz —que también irá en las listas del PP para las generales y cuyo futuro político en los próximos meses es incierto—, le ha dado instrucciones de ir preparando el Día de la Hispanidad el 12 de octubre.
En el aire han quedado los fuertes conflictos vecinales que marcaron su legislatura anterior, como es el caso de la ubicación de los cantones de limpieza. No los ha mencionado en sus prioridades, aunque ante una pregunta expresa se ha defendido: “La voluntad es llegar a acuerdos y que se dialogue con los vecinos. Ellos también entienden que son necesarios estos cantones, asumen que son necesarios para que la ciudad esté limpia”. A mediados de abril, el entonces Ejecutivo municipal paralizó in extremis la construcción de 12 cantones ante las quejas de los vecinos, que aseguraban que no habían sido informados y muchos se estaban instalando a pocos metros de sus casas. La polémica se frenó de cara a las elecciones municipales, pero amenaza una segunda vuelta tras la victoria del nuevo Gobierno.
Almeida ha insistido en que en su nuevo gobierno habrá mucha “interlocución y diálogo con la oposición”. Y ha ordenado que los delegados de área se pongan en contacto con los portavoces de la oposición, para “llegar al mayor consenso posible”. “La mayoría absoluta no significa hacer oídos sordos, ni encerrarnos en Cibeles. La mayoría absoluta es el imperativo de hablar con todos y de todo”, ha prometido el alcalde.
El ambiente, la mañana del lunes, tras la primera junta de Gobierno, era como de domingo después de un buen fin de semana. Por eso, quizá, no dudó en comprometerse además con otra medida que pocos esperaban: hacer una mascletá en Madrid. Una propuesta medio en broma, que le hizo en plena euforia por la victoria electoral a la nueva alcaldesa de Valencia, María José Catalá. Y ahora, al pasar la resaca, ¿por qué no?: “Es una buena forma de estrechar relaciones entre Madrid y Valencia y traer uno de los eventos más significativos que tiene la ciudad de Valencia”, aseveró. Que no pare la fiesta.
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