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Profesores de primaria denuncian la ‘oferta del 2x1’ en los colegios públicos: “La figura del tutor va a desaparecer”

CC OO denuncia que la dotación de los centros de la Comunidad de Madrid “está en mínimos”, lo que lleva a los directores a escoger docentes especialistas en inglés, música o educación física para cubrir vacantes destinadas a los de primaria y ahorrar plazas

Varios niños entran al CEIP Maestro Padilla de Madrid, en el inicio del curso escolar para los alumnos de Primaria en la Comunidad de Madrid el pasado 7 de septiembre.
Varios niños entran al CEIP Maestro Padilla de Madrid, en el inicio del curso escolar para los alumnos de Primaria en la Comunidad de Madrid el pasado 7 de septiembre.Juan Carlos Hidalgo (EFE)
Beatriz Olaizola

En los colegios de primaria el tutor se encargaba tradicionalmente de las asignaturas troncales ―matemáticas, lengua, naturales, sociales y valores―, de acompañar a los alumnos durante uno o dos años y de mantener contacto con las familias, entre otras funciones. Eran los profesores de inglés, educación física y música quienes impartían su materia en diferentes cursos. Pero la plataforma Primaria Existe, de la que forman parte unos 300 docentes de distintos centros públicos de la Comunidad de Madrid, denuncia que desde hace varios años el modelo está cambiando, en parte porque los maestros de refuerzo contratados durante la pandemia no volvieron a los centros una vez terminado lo peor de la crisis sanitaria. Comisiones Obreras critica que la dotación de los colegios “está en mínimos” y los directores deben cubrir las necesidades con menos plantilla. Eso les lleva a escoger profesores especialistas en inglés, música o educación física para cubrir vacantes destinadas a especialistas en primaria y ahorrar un puesto. Es lo que los profesionales han bautizado como la “oferta del 2x1″.

“Es la dinámica de todos los centros. Los equipos directivos piden profesores que pueden hacer dos trabajos en uno. La figura del tutor como tal va a desaparecer”, lamenta Ana Isabel Jiménez, profesora de primaria en un colegio de Móstoles. Ella es tutora en primero e imparte clase de Lengua y Matemáticas, porque el centro es bilingüe y el resto de materias troncales se dan en inglés: “Cuando empecé a opositar, en 2011, ya se veía poco a poco esto, pero durante el último año ha ido a más. Al menos soy afortunada porque ya estoy dentro”, dice la maestra de 37 años. Se refiere a que en 2019 consiguió una plaza y ha salido, por fin, de la lista de interinos: “Tardan muchísimo en darte el destino definitivo. Llevo cuatro años esperándolo, porque en los colegios casi no piden especialistas en primaria, solo en inglés”.

María Rodríguez, portavoz de Primaria Existe, explica que los profesores especialistas en primaria ―cuya función es la de tutor― tardan “una media de cinco años en conseguir un destino de trabajo definitivo”. Los especialistas en inglés, en cambio, lo hacen en uno o dos. “Solo pedimos trabajar de lo que hemos opositado. Si es por primaria, que te den una plaza de eso. Si lo haces por inglés, que te den la de inglés”, reivindica la maestra, que lleva desde 2015 de interina, y apunta que “este problema” se está empezando a ver también en educación infantil. “Cada vez más compañeros se van a otras especialidades o deciden sacarse menciones en escuelas privadas para intentar entrar”, añade.

Este curso, la Consejería de Educación ha llamado a unas 920 personas de la lista de interinos especialistas en primaria, de las 2.753 disponibles. Otros años, en las mismas fechas, ya habían llegado al número 1.200, señala Rodríguez. En las de inglés, el siguiente candidato es el 1.836, según la plataforma de asignación de la Comunidad de Madrid. “La Consejería no tiene definidas las plantillas con los perfiles que hacen falta de cada especialidad. A los directores les dan un número y con eso tienen que cubrir las necesidades del centro. Con los cupos en mínimos, hacen lo que pueden”, indica Isabel Galvín, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CC OO de Madrid.

El reparto del que habla la secretaria se hace anualmente y el método es sencillo. La Consejería calcula cuántos alumnos se han matriculado en cada centro, con esa cifra elabora los grupos ―con ratios cada vez más elevados―, y en función de los grupos se distribuye el cupo de profesores. Cada colegio recibe el número en bruto de docentes con los que va a contar cada curso. “La administración debería ofrecer una plantilla clara con lo que requiere cada centro, no una cifra y que se llene como sea. Así es el sálvese quien pueda, un modelo que no garantiza la igualdad de oportunidades”, critica Galvín. Óscar Centeno, portavoz de los directores de primaria, considera que “lo más conveniente” sería que cada especialista pudiera impartir clase “de lo suyo”, pero que una vez les llega la plantilla, “tienen que intentar adecuar lo que reciben con la realidad”, y no siempre es fácil.

Un portavoz de la Consejería de Educación señala que “durante los últimos cursos se ha mantenido, e incluso incrementado ligeramente, el porcentaje de puestos de maestros de la especialidad de Educación Primaria en las plantillas de los colegios públicos”. Actualmente, el 41% del total de puestos de maestros en estos centros corresponden a la especialidad de primaria, indica el portavoz. “Es indudablemente la más numerosa. La Comunidad de Madrid reconoce todas las especialidades y no prima a unas sobre otras. Los directores de los centros piden las especialidades que necesitan y, por su parte, la Inspección educativa vela para que no prime una especialidad”, añade.

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“El horario es matador”

Los docentes de primaria no tienen hueco, y los de otras especialidades, sobre todo inglés, están saturados. “El exceso de trabajo es exagerado y el horario matador. No hay un momento del día en el que no esté dando clase”, se queja Olga Rodríguez, maestra de 54 años en un colegio público del distrito de Salamanca. Lleva más de 30 años siendo profesora de inglés en primaria y ha trabajado en centros de Canarias, Asturias y Madrid: “La diferencia es brutal. En Madrid cobro muchísimo menos y desde que llegué hago de todo menos inglés. Es el colmo”. A la semana tiene asignadas 22 clases, además de sus labores como tutora: visitas de los padres, informes de cada alumno, reuniones de claustro, preparar los materiales... “En otras comunidades yo era la profe de inglés. Ahora estoy agotada físicamente, moralmente y de todo. Falta personal por todas partes”, denuncia.

“Van de un lado a otro, corriendo. Lo vemos todos. De segundo a tercero, de tercero a quinto y así todo el día”, cuenta Almudena Rubio, profesora especialista en primaria, con plaza desde 2019 y que lleva rotando por centros de Móstoles desde entonces. En el que estuvo el año pasado, ella fue tutora de tercero de primaria e impartía las asignaturas troncales. Pero no solo a sus alumnos, también a los de quinto. “La tutora de esa clase era especialista en inglés y tenía que dar clases de inglés en otros cursos. No le daba tiempo ejercer las labores de primaria que tenía asignadas”, recuerda. Cuando dejó el centro, su plaza la cubrió un especialista en educación física: “Se pierde la esencia de lo que es la educación primaria. Tu trabajo se limita a dar solo matemáticas y lengua. Ahora el profesor de educación física tiene que ser tutor, con la carga que eso conlleva, además de impartir gimnasia a casi todo el colegio”.

El miedo de Rodríguez, compartido por el resto de docentes consultados, es que la especialidad de primaria desaparezca poco a poco: “Los cambios de profesores en niños tan pequeños no son buenos, no ves el desarrollo completo del alumno. Hay compañeros que se quejan de la sobrecarga, pero al mismo tiempo es trabajo y ven estas reivindicaciones como una amenaza. No lo es”. La profesora lo tiene claro: “Solo pedimos reconocimiento”.

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Beatriz Olaizola
Es reportera en la sección de Madrid. Antes escribió reportajes para eldiario.es en el País Vasco, donde cubrió sucesos y temas sociales, políticos y culturales. También realizó prácticas en la Agencia EFE. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y máster en Periodismo UAM- EL PAÍS.

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