_
_
_
_

La batalla de Solina Arias por una parada de autobús

Una vecina de Colmenar Viejo recoge firmas para que la línea 720 incluya en su itinerario el Hospital de Villalba

Collado Villalba Linea 720
Solina Arias, junto a las marquesinas del Hospital de Villalba donde pide que pare el autobús 720.SANTI BURGOS
Daniel Arribas

Una hora y tres cuartos en autobús. 300 metros a pie. Cruzar una carretera nacional. Esperar a otro autobús sin una marquesina que proteja del frío o la lluvia. Cruzar los dedos para no perderlo. Con suerte, subirse al segundo autobús. Hacer un trayecto de poco más de un kilómetro y llegar al hospital. Al salir, repetir todo en sentido contrario para volver a casa. Esa es la odisea a la que se enfrenta cada semana Soledad Arias, Solina, una vecina de 72 años de Colmenar Viejo, cuando acude al Hospital de Villalba, a 30 kilómetros de su vivienda, para rehabilitar una lesión de hombros que arrastra desde verano. La línea que une su municipio y Collado Villalba (64.000 habitantes), la 720, no se detiene en el centro médico villalbino, uno de los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid, por lo que está obligada a enlazar varios autobuses, cuando no a caminar por una carretera sin arcén, para llegar a la clínica. “No hay derecho a esto, yo solo quiero ir al médico”, lamenta.

Tras meses de desatención por parte de las instituciones, Solina Arias ha convocado una protesta este jueves frente al Ayuntamiento de Colmenar Viejo (52.400 habitantes), municipio del que parte el 720. El alcalde, Jorge García, aceleró unos trámites que había definido hasta entonces como “difíciles” y se reunió el martes con el Consorcio de Transportes. Ese mismo día, David Pérez, consejero de Transportes, afirmó a través de un vídeo comunicado que la línea se desviará “de forma provisional” hasta el Hospital de Villalba a partir de finales de marzo. El periodo de pruebas durará tres meses. Si las peticiones de subida o bajada en la nueva parada superan el 10% de la demanda total, el 720 parará en el centro médico de manera indefinida, según la Consejería.

Pero Arias no se fía. Después de ver el vídeo, considera que las palabras textuales del consejero ―“Vamos a ponerlo en marcha de momento, para ver cómo funciona”― no invitan al optimismo: “No entiendo qué tienen que comprobar. Estamos hablando de un servicio público que lleva a otro servicio público”. El desvío al que se tendría que someter la línea para pasar por el hospital es de apenas tres kilómetros. Por ello, Arias ha decidido mantener la movilización de este jueves.

Esta vecina colmenareña asegura que en días así se acuerda mucho de su amigo “el de los bancos”, en referencia a Carlos San Juan, el valenciano de 78 años que recogió firmas para pedir la atención presencial en las sucursales a principios de año. “Somos viejos, pero no idiotas”, dice, emocionada.

Emulando la iniciativa de San Juan, Arias se lanzó a recoger firmas a finales de enero. Desde entonces, no ha parado. Lo hace cada día de nueve y media de la mañana a dos de la tarde. A su causa se unieron pronto Noelia Barrado, alcaldesa de Soto del Real (9.100 habitantes), y José Luis Labrador, alcalde de Manzanares el Real (9.200 habitantes); dos de los municipios que cubre la línea 720. El edil de Colmenar Viejo, al que la Comunidad de Madrid atribuye ahora la iniciativa, le dio la espalda. Y ella no lo olvida.

Más de 3.000 firmas

Hasta ahora, la petición acumula más de 3.000 firmas entre las tres localidades. Desde Soto del Real, Barrado asegura que los municipios de la zona —entre los que suman más de 90.000 habitantes— no tienen alternativa: “No tenemos otra ruta de transporte público que una Colmenar, Soto, Manzanares, El Boalo y Moralzarzal con el hospital de Villalba”. Labrador, su homólogo en Manzanares el Real, lamenta que la situación viene de lejos: “Llevamos varios años detrás del Consorcio de Transportes, pero no ha habido manera”.

Desde que empezó a rehabilitarse en el Hospital de Villalba, Solina Arias ha tenido complicaciones de todo tipo en sus desplazamientos. La escasa afluencia de autobuses la ha dejado tirada en más de una ocasión al hacer el trasbordo de una línea a otra. Desde el cementerio de Collado Villalba, el punto en el que realiza el intercambio, hay un kilómetro y medio hasta el hospital. “Hay días que cuando llego [en el 720], el autobús urbano ya se ha ido y me toca ir caminando. Me cuesta mucho andar tanto, y más sin aceras, pero no me queda otra si quiero llegar a la cita con el médico”, dice.

Cuando se dislocó los hombros en agosto, fue a Urgencias del Hospital La Paz, en el extremo norte del Paseo de la Castellana. La espera se hizo eterna y las sesiones para rehabilitarse “nunca llegaban”, por lo que decidió acudir al centro médico de Collado Villalba. Ambos hospitales públicos se encuentran a la misma distancia de su casa —unos 30 kilómetros—, pero en sentido opuesto. En el centro villalbino, Arias encontró una atención más directa que en la capital: “Aquí llegas y te vas con todo resuelto en el mismo día”.

El problema llegó cuando se dio cuenta de que, sin conducir, la conexión con el Hospital de Villalba no era nada fácil. Entonces, decidió alzar la voz, aunque en casa no lo vieran muy claro. “Mis hijas no querían que me metiera en esos embolaos y mi marido bromeó con dejarme”, dice entre risas. Ella pensó que si no recibía su apoyo en una causa así, “ya sabían dónde tenían la puerta”.

Obligada a dormir recostada por los dolores, el 70% de minusvalía no aminora el ánimo de esta vecina colmenareña para seguir peleando: “No quiero llorar, pero todo esto es muy emocionante”. Y añade: “Yo, que soy una mindundi, nunca imaginé llegar hasta aquí”. Antes de volver a casa, Arias recibe una llamada de su sobrina, exultante por la noticia de la parada provisional. “No caigamos en la trampa, hija, que nosotros somos muy tontos y ellos muy listos”, advierte en tono socarrón. “Pero escúchame una cosa: lo vamos a conseguir”.

Suscríbete aquí a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Arribas
Es periodista en EL PAÍS desde 2021. Ha publicado reportajes en la sección de Madrid y en las páginas de fin de semana. Ahora es redactor de Deportes, donde cubre competiciones de baloncesto, tenis, ciclismo y otras disciplinas. Antes trabajó en El Mundo y Ogilvy.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_