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El Madrid de la Guerra Civil, en los ojos de Celia

Un mapa interactivo recorre las calles mencionadas en una de las novelas protagonizadas por el personaje infantil y aporta imágenes y notas biográficas de su autora, Elena Fortún

La cartografía digital de Madrid (1936-1939) en la novela de Elena Fortún
La cartografía digital de Madrid (1936-1939) en la novela de Elena FortúnBiblioteca Regional de Madrid

La filóloga María Jesús Fraga (La Coruña, 73 años) recuerda cuando era pequeña y su madre leía las aventuras de una niña con el cabello rubio tostado llamada Celia. La escritora Elena Fortún (Madrid, 1886-1952), destacada figura femenina durante la Segunda República, creó este personaje, que nació en las páginas de la publicación Gente Menuda en 1928. Pronto se convirtió en un referente infantil para varias generaciones de españoles. En la novela Celia en la revolución, escrita poco después del fin de la Guerra Civil y rescatada recientemente del olvido, la popular niña de ficción describe, a su manera y sin inclinaciones ideológicas, la crueldad de este conflicto.

En la web de la Biblioteca Regional de Madrid se puede observar ahora de forma gratuita la Cartografía Digital de Madrid de este libro póstumo de Fortún. El proyecto ofrece un mapa de Madrid con un recorrido que aúna la historia de la ciudad e información sobre las vivencias de la joven protagonista y las de la propia autora, de la que la biblioteca además conserva una colección con sus textos.

Fraga no entendía por qué se cortaron las historias de Celia durante la Guerra Civil, si después la protagonista saltó en otros libros de Madrid a Buenos Aires buscando trabajo con 19 o 20 años, como en Celia institutriz en América (1944). Lo comprendió cuando empezó a investigar sobre la vida de su creadora, que emigró a Argentina tras el conflicto bélico: “Elena Fortún escribió el libro sobre la Guerra Civil porque tenía que sacar de dentro lo que había vivido, pero les dijo a sus conocidos que Celia en la revolución no podía ser publicado. Pensaba que la sociedad no estaba preparada y, además, en aquella época había mucha censura”. Para conocer lo que vivió su personaje durante los años 1936 y 1939 hubo que esperar hasta mucho después de su muerte. El texto apareció como una rareza bibliófila en 1987 y, ya de forma masiva, en 2016 a través de la publicación de la editorial Renacimiento de la que ahora, cinco años después, lanza una segunda edición.

Mirada desde el exilio

La escritora comenzó a trabajar en Celia en la revolución mientras estaba en España, pero no lo concluyó hasta 1943, ya en el exilio bonarense. “Cogió el penúltimo barco de Valencia”, cuenta Fraga. Fortún conoció los bombardeos, la violencia, el sufrimiento y el hambre. “La sociedad no tenía para comer y en la calle se corría la voz si vendían carne en una esquina o en los cafés”, señala la filóloga. Se ha calificado como una novela de aprendizaje, porque la adolescente pierde las figuras del abuelo y del padre, incluso de las hermanas, a las que ya no tendrá que cuidar, y debe enfrentarse sola al mundo.

El proyecto cartográfico de la Dirección General de Patrimonio Cultural da una nueva vida a este eslabón perdido de la saga de Celia y pretende divulgar la realidad de la Guerra Civil en la ciudad, a partir de la mirada de una adolescente ajena a la dimensión partidista de la contienda. La novela se puede disfrutar con un formato digital a través de un mapa interactivo, lo que permite su lectura fragmentada e interactiva que no obliga a seguir un orden concreto. “La iniciativa se acerca a la forma en las que se plantean la lectura los jóvenes de ahora”, dice Fraga.

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Ilustración del dibujante y cineasta Juan Millares del Palacio Real, basada en la novela de Celia en la revolución.
Ilustración del dibujante y cineasta Juan Millares del Palacio Real, basada en la novela de Celia en la revolución.Biblioteca Regional de Madrid

“La idea se me ocurrió porque una compañera del departamento hizo una estancia en Estados Unidos y en su universidad habían creado una aplicación sobre Lorca en Nueva York”, cuenta la filóloga, que eligió el libro de Fortún porque está ligado a Madrid. En su caso, en vez de una aplicación para móviles, creó el recorrido para verlo en web. Debido a los datos recogidos en la novela, se facilitó la tarea de hacer un mapa. La web dedicada a Celia en la revolución muestra cada uno de los puntos mencionados a lo largo de la trama, reproduciendo aquellos pasajes en los que aparece alguna calle o edificio emblemático. En esta parte hay un trabajo documental que incluye ilustraciones del dibujante y cineasta Juan Millares, que recrea aquel Madrid desde la posición de los personajes que narra.

A eso se añade el juego de la autobiografía/ficción junto a las crónicas que escribió Fortún cuando trabajaba como periodista. También se han incluido fotografías de la época, donde se puede apreciar cómo ha cambiado Madrid. “Se destruyeron muchos edificios como el Cuartel de la Montaña, el barrio de Argüelles, o el mercado de Torrijos”, indica Fraga. Hay otras zonas que han cambiado, por ejemplo la Plaza Mayor. La primera vez que va el personaje estaba ajardinada y tapada la estatua de Felipe III para protegerla de los bombardeos.

La escritora en realidad se llama María de la Encarnación, pero utiliza el pseudónimo tomado por el libro Los mil sueños de Elena Fortún que escribió su marido, aficionado a la literatura. “No era fácil escribir si eras mujer, por eso eligió ese nombre para que su marido no se sintiera mal”, explica Fraga. Al principio ella escribía sobre feminismo, abolicionismo y educación, pero al final se moderó y ha sido una gran referente para mostrar la España del siglo XX.

Celia, la cronista

“¡Esto es la revolución! Yo me había figurado las revoluciones con muchedumbres aullando por las calles…. Aquí hay silencio, polvo, suciedad, calor y hombres que ocupan el tranvía con fusiles al hombro”, cuenta en julio de 1936 Celia, la niña de 14 años que se hace cargo de sus dos hermanas pequeñas tras la muerte de su madre y que convive con un padre republicano y un primo miembro de la Falange. En Madrid, la joven vive los acontecimientos más significativos para la ciudad: la primera ola revolucionaria, la violencia represiva y la batalla de Madrid. La novela-crónica la lleva en noviembre de 1937 a Valencia, Albacete o Barcelona, para finalmente regresar a la capital en marzo del año siguiente. Allí, ya avanzada la contienda, comparte con los madrileños el pesimismo, el desabastecimiento, el hambre, las barbaridades de los fusilamientos al anochecer, los crueles bombardeos, las huidas de familias enteras... Todo sale a relucir en este desgarrador relato, pero también hay sitio para la felicidad y la poesía, el olor a tomillo, el radiante sol de otoño o el sabor de una tortilla francesa calentita.

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