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Qué hacer con una mastodóntica cementera junto al núcleo urbano alicantino de San Vicente del Raspeig

Se reactiva la búsqueda de nuevos usos para la cementera de 200.000 metros cuadrados que impulsó el crecimiento urbano del municipio alicantino 15 años después de su cierre

Cementera abandonada en San Vicente del Raspeig (Alicante).
Cementera abandonada en San Vicente del Raspeig (Alicante).JOAQUIN DE HARO RODRIGUEZ
Rafa Burgos

El municipio de San Vicente del Raspeig (Alicante, 59.138 habitantes) tiene un mastodonte durmiente en su patio trasero. A diez minutos andando desde la parroquia dedicada a San Vicente Ferrer, en pleno centro del plano, hibernan los restos de una cementera que ocupa un terreno de cerca de 200.000 metros cuadrados de extensión, apenas separado del trazado urbano por una línea ferroviaria. Fue esta industria, creada en 1927 para aprovechar las canteras cercanas, la que permitió el crecimiento de la ciudad, situada a 9,5 kilómetros de Alicante. Tanto creció, que la proximidad del núcleo poblacional obligó a paralizar su actividad, desde 1992 bajo los mandos de la multinacional Cemex. El conjunto, una muestra de unos 70 edificios de arquitectura industrial, con chimeneas, hornos, naves y pabellones, algunos de ellos con protección total o parcial, sigue a la espera de que se le dé nuevos usos. Una muestra de trabajos de estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Alicante (UA), cuyo campus está en el término municipal sanvicentero, aporta ideas desde su inauguración, la semana pasada. Pero 15 años después de su cierre, en 2009, la eterna pregunta de qué se puede hacer con la cementera sigue sin respuesta. O, más bien, con infinitas respuestas.

La exposición de los alumnos de la UA recoge cinco estrategias que podrían abordarse en cuanto el futuro de la cementera tome carrerilla. Todas ellas compaginan dotaciones públicas y servicios privados. Todas ellas ofrecen soluciones que incluyen compatibilidad con zonas verdes y buenas conexiones tanto con el casco urbano de San Vicente como con el entorno, que incluyen rutas para el transporte público y carriles bici. Pablo Martí Ciriquian, el catedrático del departamento de Edificación y Urbanismo de la UA que ha dirigido el proyecto, señala que la cementera “ofrece un gran abanico de posibilidades, con el reacondicionamiento de los edificios protegidos y la intervención respetuosa en los que tienen protección parcial”. Las instalaciones están formadas por “grandes contenedores que soportan cualquier peso, muy diáfanos, capaces de albergar cualquier tipo de actividad”. Y destaca su trascendencia, más allá del entorno municipal: “Es un espacio de articulación entre el urbanismo de San Vicente y la comarca, con una enorme territorialidad”.

Las dimensiones del espacio y su generosidad con las posibilidades que brinda son, en realidad, las botas de buzo que ralentizan su desarrollo. Exigen, por un lado, acertar con la decisión idónea entre un catálogo de proporciones siderales. Y, por otro, la participación “de otras administraciones y de la universidad”, señala el alcalde, Pachi Pascual (PP). Insuflar vida otra vez a la cementera “es un proyecto de ciudad en el que están implicados todos los grupos políticos municipales, pero debe convertirse en un plan estratégico para toda la comarca de l’Alacantí”, asevera. No caben prisas. “Es un proyecto para el medio o largo plazo, que precisará de una inversión muy importante”, admite.

El equipo de Gobierno que preside Pascual no es el primero que trata de devolver las constantes vitales a la cementera. Después del cese de la actividad, en 2009, “ya se estableció un primer convenio para su reactivación”, rememora. “La crisis económica lo aparcó, pero queremos retomarlo, revitalizarlo, y durante esta legislatura daremos los primeros pasos”. “Debemos actuar porque, cuanto más tiempo pasa, más se deteriora el conjunto”, sentencia. Uno de esos primeros pasos ha sido la tormenta de ideas de los estudiantes de Arquitectura. “La exposición nos da visiones muy distintas de lo que se puede hacer en este espacio, para la recuperación de terrenos para el uso público, ya sea dotacional, deportivo o de ocio”, comenta. “Puede acompañarse también con una actividad económica vinculada a la tecnología, dada la proximidad del parque científico de la UA”, propone. “Y también de un uso terciario o comercial, e incluso albergar una residencia de mayores o para estudiantes”. Pascual implicará también a los sanvicenteros, que podrán plantear sus sugerencias. No hay límites. “Podría albergar un gran centro comercial, e incluso un recinto ferial para toda el área metropolitana”.

En realidad, ya se han generado chispas para insuflar aliento al gigante. “Hemos mantenido algún contacto con Cemex, la multinacional propietaria, en el que transmitimos nuestra intención de dar un uso público a los terrenos y lo ven con buenos ojos”, asegura. También han iniciado la eliminación de la barrera ferroviaria que lo separa del callejero de San Vicente. “Lo primero es permeabilizar la unión entre el pueblo y los terrenos, integrarlos en el casco urbano”, declara Pascual. “Hay un paso para peatones, pero ya está en proyecto un segundo, subterráneo”, indica el alcalde.

Cementera abandonada en San Vicente del Raspeig (Alicante).
JOAQUIN DE HARO RODRIGUEZ
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El conjunto podría “conferir un plus turístico a San Vicente, ya que no todos los municipios cuentan con una infraestructura así”, continúa Pascual, para quien “el futuro de San Vicente pasa por aquí”. De la misma opinión es Esmeralda Martínez, arquitecta, geógrafa y profesora asociada de la UA, que en mayo de 2023 relató en un hilo de la red social X (antes Twitter) la situación de la colosal infraestructura. “La cementera diferenciaría al municipio, ya que en este marco actual de globalización, este tipo de edificios cobran interés porque aportan singularidad”, afirma. Martínez visitó las instalaciones: “El tamaño de los edificios es sobrecogedor, son de una escala brutal en la que te sientes muy diminuto, como en una catedral gótica”. En su opinión, no se puede desaprovechar la oportunidad de recuperar el conjunto, que es “un gran componente referencial para la población, ha permanecido entre los sanvicenteros como identidad propia, genera un sentimiento de pertenencia”. La arquitecta sugiere que “se podría aprovechar para regenerar todo el entorno, incluidos los barrios más próximos, como el del Tubo, los Manchegos o el de Granada, que pertenece a Alicante”. También propone que se combine “el uso público con el privado, reconsiderar su entorno y cómo dialoga con su alrededor”. Por último, aconseja que se estudie “cómo se puede unir tanto a San Vicente como a Alicante, e incluso considerar su conexión con la ampliación de la UA a través de su parque científico”.

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