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El material sintético de la fachada, la causa más probable de la rápida propagación de las llamas en el edificio devastado de Valencia

El uso de un aislante tras las placas de aluminio de la parte exterior del inmueble explica el humo negro y la voracidad del fuego, según los expertos

Foto: MÒNICA TORRES | Vídeo: EPV
María Fabra

El potente incendio que ha devastado un edificio de 14 plantas este jueves en Valencia ha impactado por la voracidad con la que las llamas se han propagado por toda la fachada. El viento que ha soplado durante la tarde tampoco ha ayudado en el control del fuego, que se ha extendido tanto en vertical como en horizontal. La primera llamada de aviso al 112 se ha producido a las 17.35 y en poco más de una hora las llamas ya cubrían todo el frontal. A las nueve de la noche, desde fuera se entreveía el esqueleto de parte del enorme edificio del barrio de Campanar y el interior de las viviendas arrasadas.

David Higuera, ingeniero técnico y experto en instalaciones en edificios, apunta que, según todos los indicios, el material utilizado en la fachada ha sido el causante de la rápida propagación del fuego. Se trata de unas placas dobles de aluminio separadas por una resina que hace de aislante pero que es “muy combustible”. Se conoce con el nombre de composite. Son, a juicio de este experto, “materiales de construcción con una alta contribución al incendio”. Higuera encuentra similitudes entre el incendio de Valencia y el ocurrido en la torre Grenfell, en Londres, en 2017. Además, sostiene que la propagación en horizontal pronostica el uso de suelos sintéticos, además de otros elementos que, a su entender, han contribuido a que en apenas una hora el inmueble aparecería, en algunas partes, prácticamente consumido.

Se trata de una fachada de las llamadas “ventiladas” y, según los vídeos, ha podido ser el viento lo que ha facilitado que las llamas propagadas entraran en esas cámaras e inflamaran el aislante, que suele ser un material derivado del petróleo que el ingeniero califica como “gasolina sólida”.

Este tipo de aislamientos tiene, tal como describe Higuera, “muy buen comportamiento térmico”, tanto para aislar el frío como el calor, “pero las espumas sintéticas tiene mucho aire y son muy combustibles”, añade. Además, solo el uso de estos materiales justifica, según el experto, el humo negro que se ha podido ver a kilómetros de distancia. “Ojalá me equivocara, pero eso es monóxido de carbono, peligrosísimo y capaz de provocar la muerte en apenas unos minutos”.

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Según la especialista que peritó el edificio hace unos años, Esther Puchades, la fachada contenía poliuretano, “y eso es lo que ha ocasionado que ardiera en menos de media hora”, ha señalado en declaraciones a la televisión valenciana À Punt. Puchades ha indicado que el uso de poliuretano no está prohibido en la construcción, pero dada la virulencia de este incendio se podría replantear su uso. Se trata de un material que “cuando se calienta es como un plástico, prende”, explica esta experta, quien ha precisado que se sigue utilizando hoy en día, pero con barreras cortafuegos para impedir que se propaguen las llamas en caso de incendio.

El edificio que ha ardido se terminó de edificar en 2008, según la Dirección General del Catastro. Por tanto, su construcción estuvo sujeta a las normas de protección contra incendios de 1996, que se actualizaron en 2007 con un régimen transitorio de aplicación que no afectó al barrio de Campanar. Aun así, ese código que regula los elementos de construcción permite el uso de composite, el mismo que el empleado en la torre de Londres donde murieron 72 personas y que comenzó en una nevera defectuosa. El revestimiento exterior del edificio y el aislamiento fueron entonces los causantes del incendio que devoró el edificio. La norma de 1996 exige, en determinados casos, la existencia de una escalera “protegida, sectorizada del resto de usos del edificio”, según Higuera, que mantiene que si el edificio disponía de ella “la gente ha podido hacer uso y salir”.

La fachada del edificio envuelta en llamas.
La fachada del edificio envuelta en llamas.Mònica Torres

Las normas para el uso de determinados materiales en fachadas ventiladas se restringieron en 2019 pero los edificios anteriores a esta fecha podían mantener sus estructuras. Entre los dos bloques que formaban parte de la promoción de viviendas, se levantaba un núcleo cilíndrico de vidrio que, en principio, no es combustible. Sin embargo, la cercanía de ambos bloques no ha impedido que el incendio saltara de uno a otro. En cualquier caso, el ingeniero técnico y experto en instalaciones en edificios apunta a que, “cada vez más”, se utilizan “materiales sintéticos extremadamente combustibles que en mi opinión habría que desterrar completamente de la edificación”. “Existen alternativas e incluso aislamientos de lana mineral”, señala. Sin embargo, su uso se ha extendido porque son muy buenos aislantes térmicos, se instalan muy rápido, son económicos, y la industria química se ha encargado de desarrollarlos, indica.

Este ingeniero considera además necesario un “estricto control en obra” sobre las materiales y las soluciones constructivas. “Se necesita formación específica de los técnicos intervinientes”, añade. Además, considera que debería obligarse a hacer ensayos a escala real de las soluciones constructivas y establecer la figura del técnico de control de calidad (independiente) en obra. Un proyecto genera muchísimo papeleo, mucha burocracia, “pero poco control real”, mantiene.

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