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Todos quieren al alcalde de Ontinyent: el político repudiado por el PSOE, ahora deseado

Jorge Rodríguez es decisivo para dar la Diputación de Valencia a los socialistas, tras ser apartado del partido en 2018 por un caso de corrupción del que ha sido absuelto esta semana

Ferran Bono
Jorge Rodríguez, en una calle de Ontinyent, municipio valenciano del que es alcalde, el pasado viernes.
Jorge Rodríguez, en una calle de Ontinyent, municipio valenciano del que es alcalde, el pasado viernes.Mònica Torres

Cuenta Jorge Rodríguez que cuando entró en el calabozo de Valencia creía que estaba en una sala de espera. Solo había un banco corrido, ni una cama, como en el de su pueblo, Ontinyent (Valencia). Corría el año 2018 y él era uno de los políticos socialistas más prometedores. Presidía la Diputación de Valencia sin haber cumplido los cuarenta y Pedro Sánchez, el líder de su partido, acababa de ganar la moción de censura fundamentada en la lucha contra la corrupción que le llevaría a la presidencia del Gobierno. La cosa pintaba bien hasta que la policía irrumpió en su casa mientras se duchaba a primera hora de la mañana del 27 de junio de aquel año. Fue el inicio del llamado caso Alquería.

En una operación policial espectacular, de esas que salen en todos los telediarios, fue detenido por los supuestos delitos de prevaricación, malversación y falsedad documental, por contratar “al margen de la legalidad” a personas afines o pertenecientes al PSPV-PSOE y Compromís en una empresa de la institución con un perjuicio de 1,1 millones de euros a las arcas públicas, según la Fiscalía. Hubo 13 detenidos más. El pasado martes, la Audiencia de Valencia les absolvió de todos los cargos, dos días después de que Rodríguez revalidara la alcaldía de Ontinyent con su propio partido, La Vall Ens Uneix, y de que lograra unos resultados que le sitúan como una persona clave para decidir quién gobernará la Diputación que él presidía hasta que dimitió tras su arresto de una noche: o sus antiguos compañeros del PSPV-PSOE (en lo que sería la institución valenciana más importante en manos de la izquierda, tras las elecciones del 28-M) o el PP y Vox.

Sentado en el Borinot Bistró, junto al Ayuntamiento de Ontinyent, Rodríguez, de 44 años, sonríe. Es viernes, 2 de junio, faltan pocos minutos para que se confirme que el voto de la diputada provincial de Ens Uneix es decisivo para deshacer el empate entre los dos bloques. El alcalde se levanta para abrazar a un joven que le da la enhorabuena por su absolución y por su victoria (con el 52%). No deja de saludar. Se le nota de buen humor, cuando no entra en el “dolor e indefensión” de sus cinco años de calvario judicial, de su tratamiento psiquiátrico y psicológico por ansiedad, por insomnio. “2018 fue mi año horribilis. Murió mi padre de cáncer, me detienen, me imputan y mi madre se suicida en septiembre. Ya tenía problemas de salud mental, pero creo que todo lo que me pasó fue un factor que me influyó”, comenta con la expresión torcida que muda cuando un vecino le llama la atención desde la calle, golpeando la ventana con los nudillos de una mano y alzando el pulgar con la otra en un gesto de aprobación.

Jorge Rodríguez recibe la enhorabuena por su absolución y su vitoria como alcalde, en un bar de Ontinyent, el pasado viernes.
Jorge Rodríguez recibe la enhorabuena por su absolución y su vitoria como alcalde, en un bar de Ontinyent, el pasado viernes.Mònica Torres

El trabajo en el Ayuntamiento y el respaldo de su pareja y de los vecinos de la ciudad de 35.000 habitantes (obtuvo más del 60% de apoyo en 2019 con su nuevo partido) le ayudaron en todo este tiempo, comenta ya más tranquilo. Ahora bromea relatando la anécdota de cuando un policía le preguntó tras su detención, sorprendido, si no se había percatado de que llevaban tiempo siguiéndolo, espiándolo. Luego ató cabos y recordó a esa persona fotografiándolo demasiado cerca, a él y a su entonces inseparable amiga y compañera, la que fue su número dos, Rebeca Torró, hoy consejera en funciones de Política Territorial, la mujer que envió una carta a la dirección a Seat e inició el proceso que llevó la instalación de la gigafactoría de Volkswagen a Sagunto.

La relación entre ambos se rompió después de que el PSOE nacional, cuyo secretario de Organización era el valenciano José Luis Ábalos, decidiera en 2019 que Rodríguez no se podía presentar a la Alcaldía de Ontinyent, como pretendían los socialistas valencianos. Acababa de conocerse el sumario, las imputaciones eran graves y las elecciones generales, autonómicas y municipales estaban al caer. “No me dieron otra salida que marcharme antes de que me tirasen”, apunta Rodríguez, que se siente “muy dolido” por el trato recibido por la dirección del PSOE y del PSPV. “No de todos”, apostilla, mientras asiente su jefe de gabinete, el periodista Ricard Gallego, también acusado y absuelto. No se le pasa por la cabeza volver al Partido Socialista, que no tardó el martes en lanzar un comunicado felicitando a Rodríguez y al resto de acusados por su absolución en cuanto se conoció la sentencia. El PP, que se presentó como acusación particular y le pedía ocho años de prisión, descarta presentar recurso contra la sentencia que considera técnicamente fundada. Ahora, todos quieren su voto. La Fiscalía Anticorrupción está estudiando el auto.

Jorge Rodríguez observa las portadas que le dedicaron cuando fue detenido en 2018, en contraste con las primeras páginas sobre su absolución.
Jorge Rodríguez observa las portadas que le dedicaron cuando fue detenido en 2018, en contraste con las primeras páginas sobre su absolución.Mònica Torres

Rodríguez sabe que tiene la sartén por el mango. De carácter reservado, este estudiante de Medicina que se pasó a Políticas, una carrera que marcaría su vida, lo reconoce sin aspavientos. Algunas fuentes socialistas apuntan a que su aspecto de “bon xic” (buen chico) esconde un ambicioso estratega. El alcalde señala que sin ambición, “bien entendida”, no se explica la práctica política. Ahora quiere tranquilidad, centrarse en el Ayuntamiento. Se sigue considerando una persona de izquierdas, si bien la ideología no cuenta tanto “cuando se trata de municipalismo”. En el partido que ha fundado también hay antiguos militantes del PP. Admite que le costaría mucho dar apoyo a un Gobierno en el que participara la ultraderecha, pero tampoco suelta prenda sobre su decisión relativa a la Diputación. Solo reitera que su diputada provincial, Natalia Enguix, debe tener competencias en la institución. Se deja querer. Tiene tiempo. El político que fue repudiado hace cinco años, es ahora el más deseado en Valencia.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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