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Un visor cartográfico revela el devastador impacto del cambio climático sobre la costa valenciana

La consejera de Emergencia Climática, Mireia Mollà, presenta una herramienta elaborada a partir de los parámetros de los expertos de la ONU para concienciar y tomar medidas “valientes”

Ferran Bono
Captura del visor cartográfico del impacto del cambio climático en su peor escenario en una parte de la costa valenciana.
Captura del visor cartográfico del impacto del cambio climático en su peor escenario en una parte de la costa valenciana.

La idea es visualizar los devastadores efectos del cambio climático sobre la costa valenciana que, como toda la cuenca mediterránea, será una de las zonas más perjudicadas, si no se toman medidas. Se llama Visor per a l’adaptació al canvi climàtic de la costa. Ofrece varios escenarios posibles con dos horizontes temporales, 2050 y 2100, y el interesado puede elegir entre una de las 60 poblaciones valencianas ribereñas del Mediterráneo, que concentran la mitad de la Comunidad Valenciana, o una de las playas de los 460 kilómetros de su línea marítima para comprobar las consecuencias de la actual emisión de CO2, entre otras causas del fenómeno. Ha sido elaborado por el Institut Cartogràfic Valencià, siguiendo los parámetros del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y ha sido presentado este miércoles por la consejera valenciana de Agricultura y Emergencia Climática, Mireia Mollà.

Tres pestañas del visor, alojado en la web de la consejería permiten consultar las estimaciones: peligrosidad (parámetros cambiantes en altura del nivel del mar, oleaje, marea meteorológica y temperatura superficial); impactos (inundaciones y erosión de la línea de costa), y riesgos (naturales y socioeconómicos). La finalidad del visor es concienciar y ayudar a tomar medidas para paliar los efectos.

“Vamos a vivir el cambio climático con toda su virulencia. El tiempo corre en nuestra contra. El mejor indicador de que la modelización funciona es que ya se están cumpliendo los efectos que pronostica”, ha afirmado la consejera. Entre el público convocada bajo las arcadas de las Drassanes de Valencia, había algunos representantes de municipios valencianos y el secretario autonómico de Turismo, el socialista Francesc Colomer, además de cargos de la consejería. A los primeros les ha pedido prudencia en sus planes urbanísticos. También a la dirección general de Costas.

Las predicciones son catastróficas y parecerían catastrofistas si no se sintieron ya algunas consecuencias del cambio climático. Inundaciones, desaparición de playas y parques naturales y pérdida de ecosistemas marinos son los principales riesgos. La cota de inundación de la Marina Alta de Alicante (Dénia, Calp o Xàbia) o el litoral de Castellón podría llegar a superar los tres metros a fin de siglo. Las playas más afectadas en los escenarios más desfavorables serían las castellonenses de Moncofa y Peñíscola, hasta poder llegar al 100% de inundación en sus marjales.

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L’Albufera de Valencia es una de las principales preocupaciones porque las playas de Pinedo y El Saler han perdido entre 30 y 60 metros en los últimos 35 años, con un retroceso reciente que la Consejería atribuye a la ampliación de los diques de abrigo del Puerto de Valencia finalizados en 2011 y a la escasa capacidad de retención del faro de Cullera. Mollà ha instado a “abandonar proyectos que suponen un riesgo considerable”, una alusión velada a la consecución de la ampliación del puerto de Valencia, uno de sus principales caballo de batalla de la consejera y de Compromís, coalición en la que milita.

A fin de siglo, según los cálculos del visor, el frente de playa del litoral de l’Albufera llegaría a desaparecer prácticamente y dejaría las dunas sometidas al oleaje. También se temen erosiones importantes en su tramo central hasta llegar a las construcciones en primera línea de playa.

Mireia Mollà
La consejera Mireia Mollà, esta mañana en la presentación del visor en les Drassanes de Valencia.

Hay más riesgos previstos de movimiento de población, afectación a parques naturales o autopistas o episodios de inundaciones que dañen centrales eléctricas, junto a la pérdida del valor recreativo y turístico de las playas. Se estima que la población ya afectada en todos los escenarios supera el 1% de la Comunidad valenciana, hasta casi el 8% en Castellón.

Otra de las consecuencias sería la pérdida de las praderas de posidonia oceánica, planta emblemática del Mediterráneo, o el desplazamiento de otras especies. Y en el campo, los municipios más vulnerables serían Alfafar, Sueca (Valencia) o San Fulgencio (Alicante), hasta poder llegar a casi 27.000 hectáreas afectadas en la Comunidad Valenciana.

Ante estos escenarios, la consejera ha hecho hincapié en que “no hay respuestas simples”, sino que hay que estudiar caso por caso, y en que “no hay pequeña acción irrelevante si de verdad hay voluntad”. Ha llamado a cumplir los objetivos de reducir emisiones en 2030 para “soñar con los mejores escenarios” en las siguientes décadas, al hilo de la ley valenciana de cambio climático cuyo anteproyecto se aprobó recientemente. “Hay que tomar medidas valientes. No hay discusión ideológica o política”, ha dicho, antes de reivindicar las actuaciones de su consejería.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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