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Comercios
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Emblemáticos

En Barcelona, el mercado de referencia es el de La Boqueria. Hoy es el mercado más visitado de la ciudad, aunque voces críticas denuncian que la masificación turística expulsa vecinos del barrio

barcelona
Imagen de archivo de la BoqueriaGETTY IMAGES
Pablo Salvador Coderch

Desde 2016, el Ayuntamiento de Barcelona publica un catálogo de protección arquitectónica, histórica y paisajística de los establecimientos emblemáticos de la ciudad (“Establiments emblemàtics” accesible en internet). Son 209 y frecuentemente se trata de comercios centenarios cuyos dueños sucesivos, a menudo miembros de una misma familia, han sabido conservar su actividad y su localización originarias, con su decoración y el mobiliario propios. Les invito a consultar la lista y a visitarlos, seguro que comprarán algo, además, la mayor parte no son comercios lujosos. Con mis amigos del grupo de abonados del Liceu, solemos cruzar las Ramblas para ir al Café de l’Òpera, pero, hay muchos más y muy diferentes, como la Ganiveteria Roca, Foix de Sarrià, Queviures J. Serra y un entrañable etcétera, que embellecen la ciudad, pagan impuestos y les ofrecen algo que llevarse. La iniciativa municipal ha cuajado en todo el país, vean, por ejemplo, la lista de Vic y vayan a sitios tales como su Llibreria Anglada o la Xarcuteria Solà.

En Barcelona, hace muchos años que la ruta de los emblemáticos es una de las primeras cosas que recomiendo recorrer en esta ciudad y cuando me visita alguien de fuera de Cataluña, le pregunto qué le apetecería comprar y, tras su respuesta, le llevo a uno de esos comercios de mérito a veces más que secular. La última vez fui a una de las dos cererías incluida en la lista de emblemáticos del Ayuntamiento.

Un comerciante cercano me contaba un día aquello de que, en su calle, una tienda era la suya, dos eran competencia, pero tres ya eran una plaza, un mercado, y todos salían ganando con él. En Barcelona, el mercado de referencia es el de La Boqueria, instalado en 1836 en el solar de un antiguo convento carmelita incendiado. Hoy es el mercado más visitado de la ciudad, aunque voces críticas critican la circunstancia de que la masificación turística expulsa vecinos del barrio y con ello a sus compradores naturales. Algo hay de ello, como ocurre en el resto de la ciudad, pero tampoco hagan demasiado caso. Hasta resuena ahí un eco xenófobo, ya que el mercado más tradicional de la ciudad es también el más cosmopolita, pues muchas de sus paradas están regentadas por inmigrantes. En todo caso, en Barcelona hay 39 mercados para escoger. Pueden acercarse a cualquiera de ellos, no saldrán de vacío.

El año pasado, las ciudades de Barcelona, París, Roma y Lisboa constituyeron una alianza municipal para la preservación y protección de sus comercios emblemáticos mediante una gobernanza compartida y liderada por los gobiernos locales. La denominada Declaración de Barcelona, firmada el 7 de marzo de 2023, insta a establecer un plan de acción anual para evaluar los hitos alcanzados en torno a la propuesta.

Barcelona acumula más de 5.000 locales vacíos de plantas bajas. El impacto negativo supera con creces la pérdida de los comercios que han cerrado: la discontinuidad en calles y ejes comerciales, la desertización económica y social de algunas zonas y hasta la percepción de mayor inseguridad en el espacio público (véase Institut Cerdà 40 años en internet). Los locales en planta baja son uno de los primeros activos de la ciudad. Procuren comprar en su barrio, bajen al centro. Vale la pena.

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