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Los comunes pasan definitivamente a la oposición en Barcelona

Tras ocho años en el Gobierno municipal, el partido de Ada Colau abre una nueva etapa en el Ayuntamiento tras rechazar los presupuestos de Collboni

Ada Colau
La ex alcaldesa y líder de Barcelona en Comú, Ada Colau, al inicio del pleno del Ayuntamiento de Barcelona, este viernes.Marta Perez (EFE)
Clara Blanchar

Los comunes de Ada Colau abren una nueva etapa después de ocho años gobernando en el Ayuntamiento de Barcelona y diez meses desde las últimas elecciones. Barcelona en comú, el partido creado por quien fundó la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH); impulsado por activistas, que se presentó en “confluencia” con la histórica Iniciativa per Catalunya; y que en 2015 desbancó al alcalde Xavier Trias (entonces CiU) y se hizo con la alcaldía de Barcelona, pasa definitivamente a la oposición. Colau y sus ocho regidores -con la excepción de Janet Sanz, que lleva cuatro mandatos en el Ayuntamiento- o son nuevos o solo habían estado en el Gobierno municipal. Desde el pleno de este viernes, con su voto negativo a los presupuestos del alcalde Jaume Collboni, y el duro tono de los socialistas con la ex alcaldesa, se abre un boquete que cierra la puerta a una eventual entrada en el ejecutivo municipal. Los comunes llevaban meses exigiendo pactar en un mismo acuerdo las cuentas y el gobierno.

Está por ver qué impacto tendrá el nuevo papel para Barcelona en comú, el partido del que surgió también la actual Catalunya en comú. También en el Parlament los comunes tumbaron los presupuestos de la Generalitat hace dos semanas. No calibraron la magnitud del terremoto: convocatoria de elecciones en el Parlament por parte del president Pere Aragonès y retirada de las cuentas del Gobierno por parte del presidente Pedro Sánchez, que gobierna en coalición con Sumar y tiene un ministro de los comunes, Ernest Urtasun. Algunos veteranos de la organización alertan del riesgo que suponen los dos “no”: tanto de puertas adentro, como para la reputación del partido. Pero oficialmente no hay autocrítica. La ciudad de Barcelona era la única plaza donde los comunes tenían opciones de estar en el poder, un rol que tras las municipales de mayo pasado solo mantienen en el Ayuntamiento de El Prat de Llobregat.

Ante un escenario inédito, otras voces del partido se preguntan cuál será ahora la estrategia en el Ayuntamiento. Cuestionan y lamentan que no ha habido debate en la organización. Que no deberían haber votado gratis a Collboni en la investidura. O que si Colau se hubiera apartado, las cosas serían distintas, porque los socialistas no quieren una figura política de tanto calado en su gobierno. Fuentes del grupo municipal, donde algunos concejales no las tenían todas de dar portazo a las cuentas de Collboni el día que las bases votaron respaldar el no, responden que “el presupuesto era una partida, y ahora comienza otra”. Además, con la convocatoria adelantada en el Parlament, el frenesí electoral no permite, por ahora, mirada larga.

Tras el pleno de este viernes, los comunes están indignados y creen que los socialistas se ensañaron con Colau. También señalan que han actuado de forma “coherente” con su modelo de ciudad. Insisten en que Collboni es alcalde gracias a ellos y que hicieron el gesto de permitir la tramitación de los presupuestos esperando un acercamiento del socialista. Y apuntan que pudiendo elegir entre dos coaliciones de Gobierno (con Junts o en tripartito con ellos y ERC), se ha quedado solo. Durante la sesión plenaria el PSC fue duro como nunca con Colau, que insiste en que se quedará en el Ayuntamiento “a trabajar por Barcelona”, sin hablar de plazos. El alcalde, con quien fueron socios dos mandatos, le espetó: “Nunca había visto tanta irresponsabilidad junta en tan poco tiempo. Su actitud ha provocado el bloqueo de tres presupuestos progresistas de tres gobiernos progresistas que tenían acuerdo”. Y el responsable de economía, Jordi Valls, mantuvo que “la izquierda es plural y no la monopoliza nadie” y pese a reconocer el legado de Colau, le recordó que “las pacificaciones, los carriles bici y el tranvía existían antes” de su paso por la alcaldía. Fuentes de Barcelona en comú se mostraron muy dolidas por el tono en el pleno, donde Colau no pudo replicar a Collboni, y en las redes sociales. Aseguraron que el alcalde “perdió los papeles” y pidieron “una corrección y una disculpa”.

Mientras, socialistas y ERC, exhiben sintonía. Los dos partidos ven en los comunes una “deriva destructiva”. A dúo, señalan a Colau por haber tumbado las cuentas en la capital catalana y en la Generalitat. Y apuntan donde más duele: haciendo notar que en los dos casos han votado con los partidos de derechas. En el PSC algunas voces ven en la actitud de Colau “una ruptura con la tradición de cuatro décadas de apoyo a la izquierda”. Y en ERC, la líder de los republicanos en el Ayuntamiento, Elisenda Alamany, lanzó puyas a los comunes: “Nadie entiende que los que defienden gobiernos progresistas voten contra todos los presupuestos progresistas”. Alamany no se inmutó cuando los comunes la acusaron de ser “comparsa del PSC” tras los acuerdos de presupuestos con Illa y con Collboni. Antes del adelanto electoral, los republicanos tenían listo el acuerdo con los socialistas para entrar en el gobierno municipal.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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