La sequía desata la fiebre por la compra de desalinizadoras en Cataluña
Hoteles y campings compran máquinas para potabilizar agua y llenar las piscinas de cara a salvar la temporada estival
Afrontar los meses de verano sin piscinas como consecuencia de la sequía es un riesgo que hoteles y campings de Cataluña no quieren correr. Después de que la Agencia Catalana del Agua (ACA), afirmara la semana pasada que no estaba permitido comprar agua potable fuese cual fuese su procedencia, el sector turístico está adquiriendo desalinizadoras portátiles a mansalva para salvar la temporada estival. “Es una inversión para poder continuar con el servicio. Si no, la gente va a tener que cerrar”, argumenta el responsable de la empresa Ecosystems, una de las referentes del sector donde han acudido varios hoteleros de la Costa Brava y de la Costa Dorada, como los de Lloret del Mar (Girona), para conseguir una de estas máquinas. El Parlament votará este jueves en el Pleno de la sequía algunas resoluciones que abordan su problemática.
Las desaladoras pueden llegar a producir alrededor de 50.000 litros diarios. Tienen un precio que oscila entre 50.000 y 150.000 euros y van destinadas a la potabilización de agua, aunque también sirven para tareas de sanidad como la limpieza de las cubiertas de los barcos. Los puertos son uno de los nichos principales para las empresas del sector. Sin embargo, la ausencia de lluvias que padece desde hace 40 meses Cataluña, que ha convertido el año 2023 en el segundo más seco desde que hay registros, ha ampliado el uso de estas desalinizadoras portátiles a hoteles y campings. Ante la imposibilidad de llenar las piscinas o regar los jardines por las restricciones establecidas en la fase de emergencia, los hoteleros han encontrado en esta alternativa una solución para evitar daños mayores durante la temporada veraniega, que comienza en pocas semanas.
En la fase de emergencia actual del Plan Especial de Sequía (PES), declarada el pasado 1 de febrero en 239 municipios que representan el 80% de la población de la comunidad, no se permite el llenado de piscinas si no utilizan agua salada o si no están inscritas en el censo de equipamientos deportivos de la Generalitat (como las que hay en los hospitales o en las residencias. Tampoco contempla la adquisición de agua de otros puntos geográficos. El estrecho cerco establecido sobre el sector turístico catalán es lo que les ha llevado a solicitar, desde hace cuatro meses, las desalinizadoras portátiles, como aseguran desde Ecosystems, que proporciona más de 4.000 potabilizadoras de agua en todo el mundo. “Llevamos más de 20 años en el sector y nunca se habían metido los políticos”, comenta el responsable de la empresa, quien asegura que no hay problemas legales de ningún tipo y que, en cualquier caso, es una solución viable para hoteles y campings que quieran mantener sus puertas abiertas. “Nosotros seguiremos prestando el servicio y satisfaremos todas las propuestas ”, afirma.
Socialistas y Junts proponen aliviar al sector turístico permitiendo que se puedan llenar piscinas. El PSC apuesta por que se permita llenarlas en los municipios donde el consumo esté por debajo de los umbrales marcados por el plan de sequía y en el resto de casos que se permita recurrir al agua de mar tratada. Junts en este caso sugiere que los afectados reciban subvenciones si es la única alternativa que tienen.
El problema al que se enfrenta el sector no es la alta demanda de las desalinizadoras ni poner el dinero de su bolsillo sino los desajustes en el plan antisequía que el Govern aprobó en 2020, cuando ERC y Junts Per Catalunya se repartían el Ejecutivo catalán. A pesar de que la Generalitat ha sacado pecho de que gracias al protocolo se ha retrasado hasta un año la declaración de emergencia, también han surgido dudas en torno al PES, puesto que se elaboró a partir de la sequía de 2008, la más grave hasta entonces, y no se preveía una escasez de agua tan drástica como la actual. “Estamos atados de pies y manos. Lo que hemos hecho es leer la letra pequeña para intentar flexibilizar algunas restricciones del PES que no nos parecen del todo correctas. ”, reconoció el lunes el consejero de Acción Climática, David Mascort. Precisamente, Mascort ha salido al paso este martes al malestar del sector turístico durante su intervención en el pleno monográfico de la sequía en el Parlament, donde ha dejado la puerta abierta a futuras modificaciones de las medidas para que se adapten a la crisis hídrica actual. “Debemos tener en cuenta que se redactó en 2009. Lo estamos aplicando ahora, pero también es verdad que vamos a ver qué cosas hay que adaptar”, ha señalado el consejero, para quien la prioridad es determinar “de qué forma y cómo se abrirán las piscinas”.
El reacondicionamiento del plan antisequía es, para el Govern, escuchar a los diferentes actores para aclimatar las restricciones a las circunstancias actuales, inesperadas para el Ejecutivo catalán que preside Pere Aragonès, y para los expertos meteorológicos. Tras ser cuestionado por el uso de las desalinizadoras portátiles para llenar las piscinas de los hoteles, Mascort no negó que esta alternativa pudiera coger forma para el sector turístico, aunque derivó la posibilidad a las directrices de la ACA y al impacto ambiental de la obra. “Sólo conocemos el caso de Lloret del Mar, pero no hemos recibido ninguna propuesta concreta que nos permita posicionarnos sobre la viabilidad del proyecto”, ha explicado el conseller de Acción Climática durante el pleno, aunque se ha mostrado partidario de estudiar esta opción por si permitiera introducir más agua en el sistema. En cualquier caso, las desalinizadoras portátiles necesitan una concesión administrativa de costes, una autorización de la ACA y una licencia ambiental que varía según la cantidad de litros de agua de mar que necesitan. Además, existe el potencial reto de cómo limitar la cantidad de residuos, llamados salmuera, que producen estas máquinas que van a parar al mar.
Mascort, que siempre ha elogiado el esfuerzo de la ciudadanía por ahorrar agua, tampoco descartó la posibilidad de que las piscinas municipales puedan llenarse si se catalogarán como refugios climáticos en la entrevista concedida a la televisión catalana. Se trataría de otra excepción a la restricción actual de la fase de emergencia, que prohíbe rellenar las albercas privadas, públicas y comunitarias. Puso como ejemplo en caso de un barrio donde no hay espacios para resguardarse del calor, como una biblioteca. “Podríamos estudiar que aquella piscina se convirtiera en un refugio climático y se pudiera llenar”, explicó el consejero, quien recordó que las licencias para las piscinas individuales las conceden los ayuntamientos, que pueden sancionar a los propietarios en caso de que superaran los límites establecidos para el consumo de agua.
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