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tribuna
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mi novio es un holograma creado con inteligencia artificial

Me pregunto si estamos construyendo un mundo tan moderno en el que solo nos soportan las mascotas y nos estamos alejando de las relaciones personales

Carmen Domingo
La artista plastica Alicia Framis y AILex, el holograma con el que piensa casarse.
La artista plastica Alicia Framis y AILex, el holograma con el que piensa casarse.(c) John Tunley

A veces, os confieso, que no sé ni cómo me asombro de lo “modernos” que somos en Barcelona, pero sí, sigo sorprendiéndome. La última sorpresa me la he llevado cuando me he enterado de que en nuestra ciudad vive la primera mujer que se casará con un holograma creado con inteligencia artificial (IA).

La flamante novia se llama Alicia Framis que, ha dicho, contraerá matrimonio con Alex. No es cualquier hombre, no vayáis a caer en la trampa, Alex es un holograma creado a partir de los perfiles de las relaciones anteriores de la artista. La primera sorpresa la he tenido al pensar: ¿cómo, si separados no te gustaron, te van a gustar ahora juntos? Pero sí, me temo que esa reflexión es muy personal, y aunque he intentado evitar la magdalena de Proust, no he podido.

A Alicia, que ya tiene fecha para el evento (ha tenido que irse a Holanda para poder celebrarla, siempre hay alguien más moderno que nosotros) le ha parecido bien realizar el enlace en el museo Depot Boijmans Van Beuningen de Rotterdam. Y ha bautizado el acto como: The first woman to marry a hologram (La primera mujer en casarse con un holograma, en inglés). La primera, dice convencida, imagino, de que a otras se les ocurrirá lo mismo al verla a ella.

A lo que iba. Está claro que en realidad será una promoción de su trabajo, porque formará parte de una serie de performances artísticas para redefinir los límites de la interacción entre los humanos y la IA. Según el comunicado que ha publicado en su web, se trata de “un evento histórico que abre sus puertas a nuevos horizontes en el arte contemporáneo”. Aunque, asegura, nos lo contará todo, la luna de miel, cómo conviven, quién cocina (os doy una pista, será ella, para ese viaje no hacían falta alforjas)… Ah, y reclama, cosas del mercado, que los bancos puedan acabar concediendo una hipoteca para “comprar este tipo de parejas”. Se le olvida pedir que lo incluyan en el censo para el referéndum futurible…

Al hilo de este despropósito, recordé un artículo de Najat el Hachmi que se hacía eco de unas declaraciones de Ángela Rodríguez, Pam, aquella secretaria de Estado que embestía contra los penes: “Es escandaloso que un 75% de las chicas prefieran la penetración a la autoestimulación”, decía sin despeinarse. O sea, en palabras de Najat, que “las mujeres preferimos follar con otro ser humano que masturbarnos con un objeto a batería”. Y añadía: “Igual es que el estimulador de clítoris resulta poco estimulante a otros niveles, que no te susurra nada al oído, es frío aunque se llegue a recalentar, no tiene piel, tacto, latido, voz. Qué sé yo, esas cosas que tanto marcan la diferencia entre un aparato comprado y un hombre”.

Y a mí, que me da por unir una cosa con la otra y preguntarme a ver si va a resultar que estamos construyendo un mundo tan moderno y digitalizado en el que solo nos soportan, o nos soportamos, las mascotas y los hologramas, y nos estamos alejando de las relaciones personales.

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