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Los vecinos de Ciutat Vella, Eixample y Poblenou, en pie de guerra contra la apertura de nuevos hoteles en Barcelona

El Gremio hotelero celebra que se puedan abrir establecimientos “singulares” pero alerta de la complejidad jurídica de permitirlos

Clara Blanchar
Acuerdo Junts y Collboni para permitir nuevos hoteles en el centro de Barcelona
Uno de los últimos hoteles que abrieron en el centro de Barcelona, en la calle de Casp, a finales de 2021.Carles Ribas

Indignación absoluta y disposición a pelear “en la calle y en los juzgados”. Los vecinos de los barrios de Ciutat Vella, Eixample y el Poblenou rechazan enérgicamente la posibilidad de que el Ayuntamiento de Barcelona permita abrir nuevos hoteles en las zonas más céntricas del Plan Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), una de las principales herencias de la exalcaldesa Ada Colau. El “no” rotundo llega tras el acuerdo entre Junts y el gobierno del alcalde Jaume Collboni (PSC), este martes en la comisión de urbanismo, para modificar el PEUAT y permitir abrir “hoteles singulares” en las zonas donde ahora está prohibida cualquier apertura. Son la zona 1 (Ciutat Vella, parte del Eixample, Gràcia o Poblenou); y la zona 2 (parte de la Zona Alta, Sant Martí y Diagonal Mar). En cambio, el Gremio de Restauración y Barcelona Oberta, que representa a los comercios del centro, aplauden la medida. Y mientras, el Gremio de Hoteles, que ha recurrido el plan al menos dos veces, celebra que se puedan abrir nuevos establecimientos, pero alerta de la complejidad jurídica de definir qué es un proyecto “singular”.

Zonas del Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos de Barcelona (PEUAT). A día de hoy, en las zonas 1 y 2 no está permitido abrir nuevas camas turísticas.
Zonas del Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos de Barcelona (PEUAT). A día de hoy, en las zonas 1 y 2 no está permitido abrir nuevas camas turísticas.

“Nosotros habíamos pedido la posibilidad de abrir proyectos singulares, que aporten valor, pero plasmarlo en el plan urbanístico es la parte más complicada de articular”, conviene el director general del Gremio de Hoteles, Manel Casals. “Creemos que será restrictivo, pero por poco que se abra el PEUAT, teniendo en cuenta que ahora los hoteles están congelados en dos tercios de la ciudad, es positivo”, apunta y explica que espera reunirse con Junts y el PSC para conocer los detalles. Entre los proyectos de los que se habló que habían quedado congelados con el PEUAT figuraban el Palau Moxó, el Palau Vilana-Perlas, el antiguo hospital Sant Sever, o proyectos de Núñez y Navarro en la calle de Ferran o Via Laietana, el Hyatt que la cadena quería abrir en la Torre Agbar o el Four Seasons en el antiguo Deutsche Bank. También se encalló con el PEUAT el macro hotel de Drassanes de la marca Praktik, que en 2022 obtuvo licencia de residencia de estudiante, con más de 300 plazas.

Sea como sea, el concepto “hotel singular” está por definir. El alcalde Collboni defendió hace unos meses de la posibilidad de abrir hoteles en edificios con valor patrimonial que no tengan otro uso posible. Fuentes municipales añaden que podrían ser edificios catalogados, proyectos que tengan valor social (por ejemplo, con personal de inserción social), o que cedan parte del espacio para equipamientos públicos. En el sector también entienden por singular un proyecto con arquitectura destacada, que mejore su entorno, o que suponga para la ciudad la implantación de una marca internacional. En este caso, todo el mundo evoca las fallidas implantaciones de hoteles de lujo de las cadenas Hyatt y Four Seasons, que los hoteleros vivieron como una tragedia.

Ninguno de estos argumentos convence a las entidades vecinales, que recuerdan que el exalcalde Xavier Trias flexibilizó el plan de usos de Ciutat Vella que había elaborado la exconcejal Itziar González, lo que supuso un “coladero que acabó tumbado en los tribunales”. Las entidades consultadas del barrio Gòtic, Poblenou y Dreta del Eixample coinciden en tres conceptos: barrios “saturados”; que no necesitan más turistas, sino “vivienda”; y “marcha atrás” en la política de la ciudad. Martí Cusó, de la asociación vecinal del Gòtic, recuerda que en el barrio “hay más camas turísticas que vecinos” y que no se puede permitir “expulsar más población y poner en riesgo la vida vecinal”. “Abrir la veda es ir contra el sentido común y defender los intereses de unos pocos que se benefician en detrimento de la vida en los barrios”.

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En la Dreta del Eixample, que corresponde a la zona de la Sagrada Familia, Jaume Artigues recuerda que en el barrio hay 43.000 vecinos y 29.000 camas turísticas: “No se puede crecer más, nos opondremos, es una barbaridad, la saturación del espacio público es insostenible”. Artigues opina que jurídicamente “no es viable, cuando el PEUAT limita el número de camas turísticas en la ciudad basándose en datos”. Y en el Poblenou, con el doble sombrero de la asociación de vecinos y de miembro de la junta de la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB), Joan Maria Soler se muestra indignado: “Había que consolidar los mínimos que se habían conseguido para no dejar dar rienda suelta a las dinámicas turísticas, teníamos dudas de que el Ayuntamiento apostara por el decrecimiento que pedimos, pero por lo menos que mantuvieran la contención y no dieran marcha atrás”. “Es muy preocupante que esta exquisita sensibilidad hacia sectores económicos influyentes no la tengan con la vida diaria de los barceloneses”, lamenta Soler.

A escala de ciudad, Dani Pardo, de la Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico (ABDT), ve la posibilidad de abrir el grifo a nuevas camas hoteleras “un atentado contra la ciudad, una huida hacia adelante y gobernar con los lobbies”. “El rechazo es absoluto, haremos todo lo posible para detener este despropósito, en la calle y en los tribunales. Aumentar las plazas es aumentar el potencial de actividad turística y su peso en la ciudad, hacerla más dependiente. En una ciudad que ya sufre impactos a todos niveles: de expulsión de vecinos, contaminación, pérdida de comercio cotidiano, masificación del espacio y el transporte público y precarización del empleo”.

Desde el Gremio de Restauración, su director, Roger Pallarols, ve el acuerdo “una buena noticia, porque la política de las trabas y enfermiza contra los principales actores económicos que dan empleo, prosperidad y oportunidades era errónea”. Y por parte de Barcelona Oberta, que representa a los comerciantes de los ejes más céntricos, Gabriel Jené, está “totalmente a favor de la medida”. Convertir en hoteles “edificios singulares permite implantar establecimientos de categoría superior que atraen demanda de gran valor añadido, que ayudarán a la tan necesaria reactivación económica y comercial del centro”.

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Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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