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Un juzgado interroga por homicidio imprudente a dos profesoras de Sabadell a cargo de un menor que se ahogó en el río Ebro

El chico, de 15 años, participaba en una travesía en canoa y falleció al ser arrastrado por la corriente en Miravet hace ahora dos años

El grupo de escolares realizaba una travesía en canoa que finalizaba en el pueblo de Miravet (Tarragona).
El grupo de escolares realizaba una travesía en canoa que finalizaba en el pueblo de Miravet (Tarragona).EFE
Marc Rovira

Ivan tenía 15 años cuando, en junio de 2021, murió ahogado en el río Ebro mientras realizaba una excursión con sus compañeros del instituto Agustí Serra i Fontanet, de Sabadell. Los alumnos tenían que recorrer en canoa el trayecto que va de Benissanet a Miravet (Tarragona), un tramo con un atractivo entorno natural y, supuestamente, de aguas mansas. En el grupo se juntaban 18 escolares, dos profesoras y dos monitores. Ivan nunca regresó a la orilla. El juzgado de Gandesa ha interrogado recientemente a las dos docentes y a los monitores que coordinaron la actividad para aclarar qué sucedió aquel día. La causa se tramita como un delito de homicidio por imprudencia.

Este pasado fin de semana se han cumplido dos años del fallecimiento de Ivan, y el suceso es objeto de investigación judicial después de que la Audiencia Provincial de Tarragona revocara el archivo inicial de la causa. El día de los hechos, un grupo de alumnos de ESO de Sabadell se desplazó hasta las Terres de l’Ebre. El curso tocaba a su fin y el instituto había planificado una salida con actividades al aire libre. La excursión había discurrido con normalidad, pero cuando se daba por finalizada la ruta por el río se activaron las alarmas porque se echó en falta a un alumno. El grupo desembarcó en Miravet, pero Ivan no estaba junto a sus compañeros. El cuerpo del chico desapareció bajo el agua y fue arrastrado por la corriente. No fue localizado hasta cuatro horas más tarde, ya sin vida. Algunos testigos refieren que Ivan no fue el único que no pudo regresar a la orilla, ya que otros escolares tuvieron problemas con la fuerza del agua.

En su declaración judicial en el juzgado de Gandesa, las dos profesoras niegan que se actuara con descuido en la guardia del grupo escolar. Relatan que ellas dos navegaron juntas, en una misma canoa a la cabeza del grupo, y que al llegar a la orilla, una vez que había finalizado la actividad, advirtieron que faltaban dos chicos. Una docente recuerda haber visto “dos cabezas a lo lejos”. Eran Ivan y su compañero de bote, que pudo agarrarse a una roca. A Ivan se lo llevó el agua. Uno de los monitores que acompañó al grupo aquel 3 de junio ha declarado que también tuvieron que auxiliar a una niña para que pudiera salir del agua.

Una de las profesoras ha declarado en el juzgado no haber perdido de vista “en ningún momento a ningún alumno”, pero pone de relieve que cuando se advirtió que en el río había dos miembros de la clase ella estaba “lo suficientemente lejos para no poder identificar quienes eran los alumnos”. Su compañera ha declarado no haber visto “a nadie hundirse” y que, cuando los alumnos refirieron que faltaba un compañero, ella salió corriendo por la orilla hasta dar con el muchacho que iba a bordo del mismo bote que Ivan. Logró agarrarlo de la mano y le ayudó a salir de la que, dice, era “una zona con vegetación”.

En las declaraciones judiciales de las docentes consta que el grupo de escolares era “muy manejable”. Tanto Ivan como el resto de alumnos son catalogados como “obedientes”. El propietario de la empresa que alquiló las canoas ha declarado que dio instrucciones concretas para que no se quitaran el chaleco salvavidas. “Está prohibido quitárselo”, manifestó en el juzgado. También reveló que la zona escogida para desembarcar se considera segura, pero que 15 metros más abajo hay una corriente “peligrosa”. Preguntado sobre qué recuerda del día de los hechos, el empresario ha revelado que un niño que “estaba en shock” manifestó que Ivan había desaparecido. Según la versión de este declarante, una de las profesoras reaccionó apuntando a la posibilidad que el muchacho estuviera orinando en algún rincón y que, al no encontrarlo, especuló con la posibilidad que se hubiera adelantado al grupo para irse al bar.

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El departamento de Educación consta en la causa. Un letrado de la Generalitat interrogó al propietario de los kayaks acerca del protocolo de la empresa y le preguntó si suele pedir a los menores si saben nadar. “Se suele preguntar”, contestó.

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