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Un carril bici en el santuario del coche de Barcelona

Ada Colau indigna a los vecinos de la zona alta con una vía para ciclos en la Via Augusta

Clara Blanchar
carril bici vía augusta
El nuevo carril bici de la Via Augusta de Barcelona, todavía en obras, que reduce los carriles de tráfico a motor de tres a dos.MASSIMILIANO MINOCRI

Implantar un carril bici que quita espacio a los coches en zona hostil... y en vísperas a las elecciones. Es lo que está haciendo el gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en la Via Augusta. Un desafío en el marco de su apuesta por ampliar la red ciclable. El de Via Augusta es un carril largamente reivindicado para unir el centro con Sarrià y con accesos a la ciudad como son los túneles de Vallvidrera y la ronda de Dalt. Pero la eliminación de uno de los tres carriles para coches por sentido provoca atascos y quejas en barrios como Tres Torres, la Bonanova o Sant Gervasi-Galvany, entre los de más renta de la ciudad, donde Barcelona en comú es el partido menos votado (o el penúltimo). Y donde los turismos por mil habitantes llegan a superar casi en un 60% la media de la ciudad y abundan los coches de gama alta o modelos SUV. En Tres Torres, los turismos por 1.000 habitantes eran 444 en 2021, el último con datos (la media de la ciudad era de 284). Perder un carril enerva también a los conductores que no votan en la ciudad pero entran a Barcelona desde el Vallès después de pagar una vía rápida como son los túneles de Vallvidrera. Muchos con flamantes turismos matriculados muy recientemente. Y todo esto con el carril todavía en obras, que no estará activo antes del verano, informa el Ayuntamiento, que recuerda que se aprobó en los presupuestos participativos apoyado por los socios del gobierno (comunes y PSC) y el apoyo de ERC.

“Estoy de Colau hasta arriba. Vivo en Ganduxer y estoy tardando cinco minutos en salir del parking. Ah, y las obras no paran ni en domingo, para acabar antes de las elecciones”. Habla Francesc Solé mientras pasea los perros a primera hora, plena hora punta. Solé rechaza la idea del carril bici: “Esto no es Ámsterdam”. Para ir al trabajo, “en Diagonal con Bruc”, Solé no se plantea el transporte público y se ha comprado un coche pequeño. Reivindica conducir cuando quiera porque paga el impuesto de circulación. En el mismo tramo, entre Sarrià y la plaza Molina, otros vecinos arremeten contra Colau. “Se ha pasado seis pueblos, la payasa esta no hace nada bueno”, espeta un portero de bata gris. “Ya estaba en territorio enemigo, ahora más. Hubiesen podido poner un solo carril, pero no, dos, uno en cada lado”, cuestiona Pilar González, que también pasea los perros. En conversaciones exprés, el tiempo que da el semáforo en rojo, más lindeces de los conductores. “Un puto drama”. “Tardo el doble que antes”. “Pagamos una vía rápida para entrar y chocas con un carril menos. Inventos de Colau”. “La que ha liado. Y ahora amenaza con limitar la velocidad a 30 en toda la ciudad”. Los conductores también rechazan los giros a izquierda y derecha que se han prohibido. En dirección salida, los que suben Via Augusta siguen girando hacia Calvet en maniobras peligrosas.

Tramo del carril bici de la Via Augusta ya casi terminado, pero todavía pendiente de abrir.
Tramo del carril bici de la Via Augusta ya casi terminado, pero todavía pendiente de abrir.MASSIMILIANO MINOCRI

Subiendo el carril bici de Ganduxer, también polémico en su estreno, se puede encontrar algún partidario de la infraestructura ciclista. Como Víctor García, tiene buenas piernas porque ha pedaleado desde de Poblenou: “Nos tenemos que plantear qué ciudad queremos, si para los coches o para las personas”. O Marc Peréz, que vive en la misma Via Augusta y conduce moto, pero está a favor del carril bici: “A la larga, eliminará coches y es positivo. Ojalá todo el tráfico fuera de motos y bicis”.

Fuentes del área de Movilidad del Ayuntamiento recuerdan la apuesta por la red de carriles bici “de acuerdo a los objetivos que marca el Plan de Movilidad Urbana 2024″ y añaden que “el impulso al transporte público y a los modos de transporte más sostenibles también se espera que contribuyan a incrementar el cambio modal y que el número de vehículos que acceden a la ciudad por este punto también se reduzcan de forma progresiva”.

Desde la plataforma Bici Augusta, que congrega a entidades, asociaciones de vecinos y asociaciones de familias de escuelas, Yago Reventós defiende un carril “que es una vía natural de comunicación donde tiene sentido” la obra y, ante las críticas, recuerda que “las bicis forman parte del tráfico, además de que son una forma de reducir el tráfico motorizado”. Ante un debate que ve “polarizado”, Raventós, impulsor del primer Bicibus de la ciudad, recuerda que Sarrià “es el distrito con mayor densidad de escuelas de Europa” y lamenta que el carril de Via Augusta no tenga el ancho deseable para que circulen familias.

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La reivindicación de un carril bici paralelo al túnel de Vallvidrera

Desde la plataforma BikeVidrera, Jaume Valldeperas, recuerda la reivindicación de adaptar la galería de servicios del túnel de Vallvidrera (en desuso) para convertirla en un carril bici que permitiría unir la ciudad con el Vallès. La Generalitat sacó a concurso a finales de 2022 la realización de un estudio para analizar su viabilidad, se presentaron 11 ingenierías, pero todavía no se ha adjudicado. “Tiene todo el sentido para continuar la red ciclable, los políticos se llenan la boca con las conexiones metropolitanas y en este túnel supondría poder conectar el Vallès con Barcelona”, dice y carga contra quienes se quejan de los atascos actuales: “La gente que va sola en coche, que ocupa seis metros cuadrados de hierro que pesa más de una tonelada, no es coherente. El 95% de lo que gasta es para transportar al coche, no a la persona. Y en plena emergencia climática. Les preguntaría qué proponen. Y a los que se quejan les diría que no hagan de su problema el problema de los demás”. Valldeperas critica también a Colau por no haber terminado el carril de Via Augusta antes de las elecciones. “Se apreciaría lo necesario que es, no hay carriles bici en los barrios de la zona alta; hay calles 30, pero las motos te peinan y los coches te aprietan, no es viable callejear en bicicleta”.

Entre los defensores del túnel para bicis figura también el arquitecto Enric Batlle (Batlle i Roig), que diseñó el carril bici que permite salir por la Diagonal pedaleando hacia Esplugues y Cornellà, en el Baix Llobregat. “Daría más fuerza al carril bici de la Via Augusta”, conviene y recuerda que en varios lugares de Europa “hay túneles que aprovechan galerías servicio para carril bici”.

Desde la Junta del Colegio de la Ingeniería de Caminos, Javier Ortigosa observa que “las ciudades deben tender a cambiar las asignación de espacio y proveer rutas seguras y completas para la bicicleta y el transporte público”. “Los accesos son puntos conflictivos, pero pueden ser un mecanismo regulador y en este sentido el carril de Via Augusta puede permitir ganar conexión por otros modos de transporte”. Admite que “el equilibrio es muy difícil: beneficia y penaliza siempre a alguien, de ahí que sea importante asegurarse de que las actuaciones tengan el máximo consenso”. Y por último pide “no penalizar al bus”. “Es muy importante que en esta lucha coche-bici no nos olvidemos del autobús”, señala.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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