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Junts deja sola a Borràs en la defensa de su actuación en el homenaje a las víctimas del 17-A

La presidenta del Parlament suspendida elude la autocrítica, rechaza la interrupción del minuto de silencio y carga contra Esquerra

Àngels Piñol
Homenaje a las victimas del 17-A
Un reducido grupo de personas, a los que Laura Borràs ha saludado, ha roto el minuto de silencio exigiendo conocer “la verdad” sobre la matanza.Gianluca Battista

La mayor parte de la cúpula de Junts per Catalunya ha dejado sola este jueves a Laura Borràs, suspendida como diputada y presidenta del Parlament tras ser procesada por corrupción, en defensa de su actuación tras el homenaje a las víctimas del 17-A. Un grupo muy reducido de independentistas interrumpió el minuto de silencio y después, tras acabar la ceremonia, ella fue a saludarlos. Tras recibir un aluvión de críticas, Borràs se vio obligada a dar explicaciones en las que afirmó que no respetar el minuto estuvo fuera de lugar y limitó su actuación a saludar a los miembros del grupo Queremos saber la verdad (sobre los atentados) a los que exoneró de haber realizado boicot alguno. Borràs, presidenta de Junts, aseguró que fue solo una persona gritó —la realidad es que a esa voz se sumaron más— y que no hay ningún vídeo en el que se aparezca hablando con la persona que inició el boicot.

Borràs dio todas esa explicaciones este jueves en sendas entrevistas en Catalunya Ràdio y en Rac 1 mientras los principales dirigentes de su partido guardaban silencio. El episodio ha vuelto a tensionar la formación en la que conviven dos almas en un delicado equilibrio. Tras la ceremonia y la enorme indignación desatada —miembros de la plataforma insultaron a familiares de las personas fallecidas—, Junts publicó un mensaje en la red en el que dio su apoyo a las víctimas del 17-A. “Por eso mismo queremos expresar el más enérgico rechazo a la interrupción del minuto de silencio de hoy en la Rambla”, decía el texto retuiteado por Jordi Turull, secretario general; el expresident Carles Puigdemont; Albert Batet, presidente del grupo parlamentario o Josep Rius, el portavoz del partido. Borràs es asidua a la red pero consideró irrelevante que ella no repicara el texto. Su posición es que ella y Junts comparten el criterio de respetar los minutos de silencio.

El incidente fue tan bochornoso que desencadenó una cadena de reacciones desde la de la propia alcaldesa Ada Colau; la de Robert Manrique, miembro de la Unidad de Atención y Valoración de Afectados (UAVAT), la principal asociación de victimas de los atentados del 17-A, pero también la den Jordi Sánchez, exsecretario general de Junts, que recordaron que no era el momento de buscar el “protagonismo político”. “Pero, ¿Por qué estamos hablando de mí? El protagonismo era de las víctimas”, se preguntó Borràs, rechazando cualquier autocrítica y negando sentirse interpelada. La diputada suspendida recalcó que lo único que hizo fue a saludar a un grupo de personas cuando la ceremonia había acabado. No solo eso: calificó de “trumpismo” que se haya querido, a su juicio, modificar la verdad para lograr “rédito político”.

Miembros del partido aclararon que la formación quiso desmarcarse de los boicoteadores del acto, pero no así de su presidenta. Al silencio, al menos hasta ahora, de los dirigentes de Junts se le suma también el de los consejeros del Govern. Josep Maria Argimon, titular de Sanidad, en un acto este jueves en Prada de Conflent, en la Universitat Catalana d’Estiu, expresó su rechazo “explícito” al boicot y defendió la continuidad de Junts en el Ejecutivo catalán. “Si fuera partidario de salir del Govern, no estaría en él”, dijo en referencia al debate abierto en Junts sobre si deben romper con Pere Aragonès tras la suspensión de la presidenta del Parlament.

El acuerdo de investidura asignaba la presidencia de la Generalitat a ERC y la del Parlament a Junts por haber obtenido el primero 33 escaños y el segundo, 32. La situación es delicada para Junts: La Fiscalía pide seis años de prisión para Borràs por los delitos de prevaricación y falsedad documental y 21 de inhabilitación para ocupar cargo público por haber beneficiado presuntamente a un amigo en la adjudicación de contratos. La Mesa de la Cámara la suspendió en julio de funciones y derechos y deberes pero ella, que cree que se ha vulnerado su presunción de inocencia, aclaró que mientras no haya un nuevo presidente seguirá ostentando el cargo y acudiendo al Parlament. En ese sentido, Borràs puntualizó que fue a hablar con las personas de la plataforma en La Rambla de la misma forma que lo hace cuando hay protestas ante el Parlament, a diferencia, dijo, de otros partidos que participaron en el homenaje pero que se negaron a apoyar en el Congreso una comisión de investigación de los atentados, en clara alusión al PSC.

Borràs criticó a la republicana Alba Vergés, vicepresidenta primera del Parlament, por no haber acudido al acto de La Rambla y de haber delegado esa función en la vicepresidenta segunda de un partido (el PSC), formación que apoyó la suspensión de la autonomía catalana en 2017. “Y ERC lo podía haber evitado”, afirmó. Borràs cuestionó profundamente al Govern formado por Junts y ERC, al no estar avanzando, dijo, hacia la independencia, cuando se constituyó con el aval del “52%” de votos independentistas (en realidad no alcanzó el 50%). “Avanzamos más con el referéndum del 1-O que con 90 años de independentismo”, afirmó en una clara alusión a ERC. Tras acusar al president Pere Aragonès, sin citarlo, de “acomodarse” en el autonomismo, calificó de “graves” los acuerdos de la mesa de diálogo. Borràs, que explicó que se negó a ser vicepresidenta del Govern de Aragonès, sostuvo que la militancia de su partido decidirá el camino a tomar: “Lo que no puede ser es que en las últimas elecciones 700.000 independentistas se convirtieran en 700.000 abstencionistas independentistas”, zanjó.

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