Conxita Casanovas, directora del BCN Film Fest: “Ser la gran cita del cine que Barcelona merece está al alcance de la mano”
La nueva edición del certamen, que tiene a Oliver Stone de invitado, arranca el jueves con ‘Espejo, espejo’, de Marc Crehuet, un programa de 70 películas y sin mascarillas
Llega la sexta edición del BCN Film Fest, un festín de 70 películas desde el jueves hasta el día 29, con la cita, caracterizada por la alta calidad general de lo que se ofrece, convertida en indispensable del calendario cinematográfico y con el panorama por fin despejado: se podrá realizar a cara descubierta. “Seremos, y toco madera, el primer festival sin mascarillas, que dejan de ser obligatorias en interiores desde el día antes, el 20″, señala tomando un café en Salambó, junto a los cines Verdi, organizadores y sede principal del BCN Film Fest, Conxita Casanovas, directora y alma de la convocatoria, que tendrá a Oliver Stone, con su documental JFK: caso revisado bajo el brazo, como principal invitado. “Es nuestro sexto festival, todos han sido presenciales, incluso los realizados en pandemia, hemos ido siendo pioneros en ir saliendo de la crisis: los primeros en abrir brecha con aforos al 50 %, ahora al 100 % sin mascarilla”.
Apenas ha dado un sorbo de su taza la directora y ya brota de sus labios, con su característico y apasionado tono, un torrente de cine. “Seguimos manteniendo lo literario y la historia como piedra angular de la programación, este es un festival con línea editorial, pero este año, así como el pasado tuvo como cierto eje temático los poetas y los espías, nos hemos encontrado con que tenemos muchas mujeres protagonistas en los argumentos. Y bastantes en situaciones parecidas, como los matrimonios pactados por una sociedad patriarcal”.
Ahí están, sñala, Yuni, de Kamili Andini, sobre una adolescente indonesia atrapada entre sus deseos y la tradición, y que debe aceptar una propuesta matrimonial pues ya ha rechazado dos y hacerlo con la tercera le acarrearía mala suerte; Eugénie Grandet, adaptación del clásico de Balzac dirigida por Marc Dugain, sobre una hija cuyo destino controla su padre; Maria Chapdelaine, de Sébastien Pilote, otro clásico, este de la literatura canadiense (una novela de Louis Hémon) sobre la hija de una familia de granjeros del Québec de 1900 que también ha de escoger entre pretendientes, entre ellos un cazador de pieles; o Jezabel, un thriller de Hernán Jabes basado en la novela del mismo título de Eduardo Sánchez Rugeles, que retrata el asesinato de una joven de clase alta en la Venezuela en caos político y social. “Cuatro nombres de mujer en cuatro filmes a competición. Mujeres jóvenes que han de intentar controlar su futuro en sociedades que tratan de ejercer su dominio sobre ellas. Ha sido coincidencia, pero ahí están”.
Apenas ha acabado de explicar estas películas y Conxita Casanovas ya está trayendo a colación otras. “Hay otra cosa que ha salido en la programación, los sueños. Este año, el festival parece el reino de los sueños. El sueño de la libertad de estas mujeres y otras, pero también el del protagonista de El gran Maurice, una comedia de Craig Roberts con Mark Rylance, la historia verdadera de un hombre que se enamora del golf por televisión y decide participar en el Open Británico, aunque no ha jugado en su vida. Y el sueño de vivir mejor del taxista de El duque, otra comedia, de Roger Michell, basada en hechos reales: un taxista jubilado que robó el famoso retrato de Wellington de Goya de la National Gallery, ¡y con Helen Mirren!”. Casanovas arruga el ceño cuando se le recuerda que Rigoberta Bandini ha renegado de Notting Hill, el filme más conocido de Michell, por machista. “¡Una locura!”.
Más sueños: el del maestro de Lunana, un yak en clase, de Pawo Choyning Dorji, película de Bután sobre un joven profesor que anhela ir a Australia y hacerse cantante, pero lo envían a una remota aldea del Himalaya. O el sueño de Cathy, la chef de La brigada de la cocina, de Louis-Julien Petit, que quiere abrir su propio restaurante y acaba en una cafetería de un centro para jóvenes inmigrantes. O los sueños estrellados de Mikey Saber, la estrella porno en decadencia de Red Rocket, de Sean Baker. O los del maquis Quico Sabaté por derrotar al franquismo en el biopic sobre el guerrillero de Sílvia Quer. Y también los sueños de Luisito (Gabino Diego), el chico de Las bicicletas son para el verano, la película de Jaime Chávarri que el festival recupera en su aniversario (40 años del estreno de la obra teatral original).
El festival se inaugurará, en una muestra de su “apuesta por el talento de aquí”, con el estreno mundial de Espejo, espejo, de Marc Crehuet, una comedia sobre los problemas de identidad, con Santi Millán, sobre los empleados de una empresa de cosmética, con una de las últimas apariciones de Veronica Forqué. Y la clausura será con Pig la nueva película protagonizada por Nicolas Cage sobre un hombre solitario, un ex chef deprimido, que vive con una cerda buscadora de trufas, a la que secuestran.
A destacar la presencia de Stone que sigue con sus teorías sobre la muerte de Kennedy y presentará su documental y participará en un coloquio. La directora está especialmente contenta de la presencia también del productor británico Jeremy Thomas (1949), al que se homenajea con un ciclo en los Verdi y Filmoteca, con películas como El último emperador, El cielo protector, Feliz Navidad Mr. Lawrence, Crash, Harakiri o Sólo los amantes sobreviven.
Conxita Casanovas recorre toda la programación entusiasmándose (y entusiasmando) con muchas otras películas. Deception, sobre el universo de Philip Roth; Maigret, de Patrice Leconte, con Gérard Depardieu como el comisario de Simenon; Ennio: the Maestro, documental de Tornatore sobre Morricone; Mr. Wain, biopic sobre el pintor Louis Wain con Benedict Cumberbatch; The world champion, recreación del duelo entre Karpov y Korchnoi, incluyendo gambitos, parapsicólogos y yogures sospechosos; o El comensal, sobre ETA, regreso de Ángeles González-Sinde. Dos películas con nazis: El fred que crema, sobre los judíos huidos a través de los Pirineos, con Greta Fernández, y La conferencia, interesantísima película alemana sobre la siniestra reunión de Wansee donde se organizó el Holocausto. Y documentales sobre arte: Botticelli, Modigliani, Napoleón en el arte (conducido por Jeremy Irons).
Casanovas, que ha renovado por dos años, para dirigirlo este año y el que viene, cree que el festival “se está ganado el respeto del sector y está en el radar de los productores; se empieza a ver que somos una buena plataforma”. El sueño del proyecto de los Verdi, cuyo principal accionista es la productora A Contracorriente, es consolidarse como “el gran festival de cine de Barcelona que la ciudad merece”. Eso “está al alcance de la mano, pero el Ayuntamiento tiene que verlo”. El festival tiene un presupuesto de 160.000 euros con una subvención pública del 12 %. Este año se suman como espónsores Edicions 62 -habrá cinco presentaciones de libros en el festival, que coincide con Sant Jordi- y Netflix. El año pasado, con 50 % de aforo el festival logró 11.000 espectadores.
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