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Colau celebra la marcha del Hermitage de Barcelona entre críticas de la oposición

Los comunes aseguran que la ciudad no tendrá que compensar a los inversores. Collboni afirma que “no” renuncia al museo

Clara Blanchar
Museo Hermitage Barcelona
Imagen virtual del edificio proyectado por el arquitecto Toyo Ito para un Hermitage en el puerto de Barcelona.

El Gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, reaccionó este viernes sin aspavientos y hasta como una celebración la retirada del proyecto de ubicar un museo Hermitage en el puerto adelantada por EL PAÍS. Los comunes han cuestionado el proyecto desde que llegaron al poder en 2015, poniendo en duda su calidad cultural, si sería viable económicamente o especulativo, y alertando de los problemas de movilidad y presión turística que generaría en la Barceloneta.

La idea aterrizó en la mesa del alcalde Xavier Trias (CiU) en 2012 y los comunes nunca lo vieron bien, aunque tardaron años en decir que no (encargaron cuatro informes), para desespero de los inversores. El portazo definitivo llegó seis años después, en mayo pasado, cuando en una frenética semana el ejecutivo municipal pidió más tiempo y estudiar la incorporación del Liceu; el Puerto aprobó la concesión al proyecto; y el ejecutivo reaccionó denegando el convenio con el Puerto para la construcción del museo.

Este viernes, el teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí, celebró la retirada de los inversores en las redes sociales: “El Hermitage se va, la cultura se queda”. Para valorar formalmente la decisión de la marcha compareció la teniente de alcalde Janet Sanz y antes de referirse al Hermitage celebró el proyecto anunciado por el Liceu de crecer en el Imax. “No hacía falta conformarse con el proyecto de una franquicia no arraigada en el territorio, ni tenía consenso, no era viable, nunca nos hemos comprometido”, manifestó.

Sanz defendió que el Ayuntamiento de Barcelona ha actuado bien en todas las decisiones tomadas, asegurando que la ciudad no tendrá que compensar a sus promotores, que tienen intención de recurrir a la justicia y pedir una indemnización. “Estamos muy tranquilos, los servicios jurídicos han avalado todos y cada uno de los pasos que hemos dado”, aseguró Sanz.

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El socio de Colau en el Gobierno, Jaume Collboni (PSC), que siempre ha defendido el proyecto —exigiendo mayor implicación con la ciudad—, dio la sorpresa durante el pleno al manifestar un “yo no renuncio” al Hermitage. Fuentes socialistas mantienen que los inversores no han tomado la decisión definitiva y estarían presionando al consistorio.

Mientras, la oposición arremetió unánimemente contra el bloqueo de Colau y su equipo al proyecto y alertaron de la millonada que podría costar a los barceloneses una indemnización. La imagen de la ciudad ha resultado dañada, convinieron; y el proyecto puede acabar en otra ciudad, alertaron.

Desde ERC, el concejal Jordi Coronas repartió críticas. De los inversores consideró que “deberían haberse esforzado en plantear un proyecto cultural ambicioso para la ciudad y no lo han hecho”; mientras, reprochó al gobierno municipal que “se haya dedicado a poner trabas y no haya planteado ninguna alternativa mejor para la ciudad”. “No ha querido ni ha sabido gestionar el tema”, concluyó.

Más crítico fue Junts per Catalunya, que en la voz de Jordi Martí Galbis avisó: “Este gran error puede costar a la ciudad 150 millones de euros”. El portavoz de Junts señaló que Junts ha trabajado en los últimos años para ayudar que el museo fuera una realidad y también acusó a Colau de “bloquear la operación”. “Se confirman los peores pronósticos, el sectarismo de Colau, sumado a la inoperancia e inutilidad del PSC y la complicidad de ERC han ahuyentado un gran proyecto, provocando una pésima imagen de la ciudad y provocando la judicialización del caso”.

”Pérdida de oportunidad”

En parecida línea opinó Oscar Ramírez, del PP, contrario a “la nefasta decisión discrecional de la alcaldesa de no permitir el proyecto en Barcelona”. “Nos va a costar una fortuna a la ciudad y tendremos que pagar los barceloneses”, manifestó refiriéndose también “al daño para la imagen de Barcelona”, la “perdida de oportunidad de crear empleo” y a que es “un claro reflejo de la Barcelona degradada y decadente que nos está dejando Colau con sus políticas del no”.

Luz Guilarte, de Ciutadans, lamentó la pérdida de “oportunidades, proyección internacional, empleo, turismo de calidad”, comprendió “el hastío de los promotores” y alertó de que “la gestión a golpe de sectarismo puede acarrear una millonada a las arcas públicas”. Fuentes de Valents respondieron al portazo del Hermitage: “La política del no y del bloqueo lleva a la pérdida de oportunidades. Barcelona no está para perder más proyectos e inversiones”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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