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Muere ‘Wilson’, la suricata más famosa de Barcelona

El ejemplar, de 22 años, fue expulsado por su grupo y vivía apartado en una instalación del Zoo

Alfonso L. Congostrina
Wilson, la longeva suricata de 22 años del Zoo de Barcelona fallecida el pasado  noviembre.  / JOAN SÁNCHEZ
Wilson, la longeva suricata de 22 años del Zoo de Barcelona fallecida el pasado noviembre. / JOAN SÁNCHEZJoan Sanchez (EL PAÍS)

Uno de los animales más icónicos de los últimos tiempos en el Zoo de Barcelona, la suricata macho Wilson, falleció el 22 de noviembre de 2021 tras alcanzar los 22 años y tres meses de edad. Wilson era la suricata más longeva de Europa —la media de edad en cautividad es de entre 13 y 15 años y en libertad, de apenas 8— y fue expulsada de su grupo de suricatas en 2014. Desde entonces los cuidadores del Zoo de Barcelona se desvivieron con este animal, hasta el punto de que han colocado un cartel en la que fue su última morada. “[Wilson] ha pasado sus últimos años en el Zoo de Barcelona, donde sus cuidadores le han proporcionado todo lo necesario para su bienestar. Nos sentimos orgullosos de haber compartido con él todo este tiempo. Lo echaremos de menos”. Wilson ha sido el animal que, en los últimos años, quizás más se ha acercado a la popularidad de la que en otros tiempos gozaron Copito de Nieve o la orca Ulises.

Pilar Padilla es la conservadora de mamíferos del recinto zoológico y fue la biógrafa improvisada que esta semana explicó a EL PAÍS cómo esta suricata llegó a tener un nombre en el Zoo. Las suricatas son originarias del desierto de Kalahari, en el sur de África. El Zoo de Barcelona tiene población de estos animales desde 1989, cuando se formó el primer grupo gracias a que el Zoo de Madrid y el Zoo de Emmen (Holanda) cedió varios ejemplares. “Hoy tenemos nueve machos y cuatro hembras, todos provenientes de aquella primera población y de los intercambios de ejemplares regulados entre parques mediante la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA)”, explica Padilla.

¿Cómo llegó Wilson a quedarse solo? La respuesta a esta pregunta es fruto del comportamiento de la especie. “Las suricatas tienen un comportamiento matriarcal en el que los machos compiten entre ellos por la hembra reproductora. Al competir entre ellos desplazan a los machos más débiles o más longevos. En la naturaleza, machos como Wilson acaban solos, fuera del grupo y se convierten en presa fácil de los depredadores”, destaca la conservadora de mamíferos.

Es lo que le ocurrió a finales de 2014. Los cuidadores de las suricatas comenzaron a detectar peleas en el grupo de machos, que acabaron expulsando a Wilson —todavía no había sido bautizado con ese nombre— y a otro macho de siete años. Al final, se optó por cambiar a los dos animales a otra instalación: la de zorros voladores de la India, que había quedado libre. “Paralelamente avisamos al programa de conservación de la EAZA de que disponíamos de dos ejemplares machos y e que podíamos intercambiarlos con otros zoos europeos que tuvieran la necesidad de machos en sus grupos de suricatas. En abril de 2015, un zoo francés reclamó al compañero de Wilson, que era un macho de siete años y todavía podría integrarse en un grupo. Wilson se quedó solo”, rememora.

“La elevada edad del animal hizo que ningún zoo lo reclamase y nosotros nos volcamos en su cuidado. El animal, ya solo, vivió sin ningún tipo de estrés grupal, recibió una alimentación adecuada para su edad y estimulación personalizada. Le hicimos túneles cuando no podía cavarlos e incluso le ayudábamos a cortarse las uñas. Toda esa atención ha hecho que viva tantos años”, se enorgullece Padilla.

Ninguna suricata del zoo —como la mayoría de ejemplares de la instalación— tiene nombre. Pero este peculiar macho fue bautizado por los trabajadores del Zoo en 2015, tras quedarse solo, como Wilson. “Se llamaba igual que la pelota de voleibol de la película Náufrago de Tom Hanks. Y se llama así porque casi igual que la pelota esta suricata estaba solo”, destaca.

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En la lista roja de especies amenazadas

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) tiene en su “lista roja” de especies amenazadas a las suricatas, aunque con rango bajo de amenaza y es optimista ya que esta especie lleva años con una población “estable” en el Kalahari. El comportamiento de estos animales es gregario y, además, el grupo es capaz de regular su propia reproducción. “Saben que si se pasan de camada podría poner en riesgo la propia supervivencia del grupo por falta de recursos”, sostiene Padilla. 
<CW-20>El director del Zoo, Sito Alarcón, asume que <CF1003>Wilson</CF> ha atraído “la emoción de las personas” y admite que gracias a este ejemplar se ha podido explicar la “historia” de animales como las suricatas, que llevan en el parque como mínimo desde 1989.

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