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Las plantaciones de cáñamo sufren una oleada de asaltos

El 15% de los 96 narcoasaltos cometidos en 2020 por traficantes de marihuana fueron a cultivos legales

Rebeca Carranco
En la imagen, una plantación de cáñamo en la Universidad Politécnica de Cataluña para realizar ensayos industriales.
En la imagen, una plantación de cáñamo en la Universidad Politécnica de Cataluña para realizar ensayos industriales.Albert Garcia (EL PAÍS)

Los Mossos d’Esquadra han analizado la violencia que supone la marihuana en Cataluña. En un informe al que ha tenido acceso EL PAÍS, desgranan las consecuencias del cultivo del oro verde en la comunidad: en el peor caso acaba con homicidios (12 desde 2016), aunque lo más habitual son los narcoasaltos: robos violentos o vuelcos, como se conoce en el argot el robo entre delincuentes. De los 96 que se cometieron en 2020, el 15% (14) fueron a plantaciones legales de cáñamo industrial, que no tienen relación con la delincuencia, y que está en auge desde hace dos años.

En los robos que se cometen en este tipo de cultivos legales —que suelen tener marquesinas instaladas en las plantaciones advirtiendo de que se trata de cáñamo y no de marihuana— las mafias emplean la misma violencia que cuando se trata de narcoasaltos entre delincuentes. En la mayoría de los ataques participan muchas personas, y acostumbran a ir armados. Fue el caso de un asalto en Tudela del Segre, en septiembre del año pasado, cuando un grupo de entre 15 y 20 personas irrumpió en plantación. Intimidaron a los trabajadores con cuchillos y palos y les tiraron piedras. Cuando llegó la policía, algunos huyeron, pero como era una plantación muy grande, algunos continuaron cortando las plantas en la distancia “con total impunidad”, describen los Mossos.

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Un mes después, en octubre de 2020, la víctima fue el conductor del vehículo que transportaba el cáñamo de una plantación de Alella hasta Mataró, para almacenarla. Otro coche embistió varias veces a la furgoneta para intentar echarla de la carretera, hasta que chocó. Cinco ocupantes enmascarados y armados con palos y armas de fuego intentaron robar la mercadería, sin conseguirlo.

La policía catalana también destaca que más de la mitad de los robos con fuerza —en los que no media violencia contra las personas— relacionados con la marihuana (que no desgranan en cifras absolutas en el informe) se cometieron contra empresas de cáñamo industrial, asociaciones cannábicas y growshops, todos ellos negocios legales.

Del análisis de los Mossos se desprende que más de la mitad de los 14 robos violentos a plantaciones de cañamo (8) se cometieron en la zona del Maresme, que acumula el 22% de todos los narcoasaltos. Lo atribuye a que es la comarca de la provincia de Barcelona donde más hectáreas hay de este tipo de cultivo. Y también a que los ladrones hasta ahora identificados son personas asentadas en esa misma área.

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El informe también destaca un pico de narcoasaltos en septiembre y octubre de 2020, cuando se cometieron 34 de los 96. Una posible explicación, según los Mossos, es que “son los meses de cosecha en las plantaciones de cultivo extensivo exterior”, como las del cáñamo industrial. Y añade que el resto del año apenas se produjeron asaltos contra los cultivos legales.

Los motivos para robar el cáñamo —la planta y los cogollos son idénticos a la marihuana, pero no tienen sustancia psicoactiva (THC)—son diversos. Los Mossos señalan tres. El primero, dicen, es el desconocimiento generalizado de la ciudadanía, y de los delincuentes en concreto de la diferencia entre el cáñamo y la marihuana. El aspecto les hace pensar que esas extensas hileras de plantas son droga.

También mencionan la “rentabilidad del CBD”, que es una sustancia química que contiene el cáñamo, pero que no es psicoactiva, ni adictiva ni nociva, según la OMS, que le atribuye “posibilidades terapéuticas”. También se puede utilizar en productos de estética o incluso de alimentación. Los Mossos afirman que parte de los robos violentos buscan obtener rentabilidad del CBD tanto en el mercado legal como en el ilegal, con el valor añadido de que su robo no cuenta como tráfico de drogas.

El motivo más popular es el uso directamente “ilegal” de estas plantas para adulterar la marihuana y que así las organizaciones puedan vender un mayor volumen de la droga. Al ser idénticas el consumidor no detecta el fraude. Además, señalan los Mossos, existen “técnicas que son capaces de sintetizar THC, la sustancia psicoactiva fiscalizada, a partir del CBD”. No detallan cómo logran hacerlo ni en cuántos casos lo han detectado, pero concluyen que es una razón que puede explicar tanto la proliferación de plantaciones de cáñamo como los narcoasaltos.

Los cultivos de cáñamo industrial están creciendo exponencialmente en Cataluña, de 6 hectáreas comunicadas al Departamento de Agricultura en 2015 a 467 en 2020. Los Mossos destacan en su informe el reto que tiene ante sí este tipo de plantaciones de sustituir a la industria del plástico de un solo uso como una de las causas de su auge. También añaden que el mercado de la marihuana en Cataluña, convertida en la huerta de Europa, ha creado el clima perfecto para su desarrollo: “Se ha instaurado un ecosistema idóneo con inversores, un amplio parque de inmuebles, un conocimiento y un I+D permanente”.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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