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La emoción y la rabia de los refugiados “ilegales”

Ramon Térmens, director de ‘La dona il·legal’, se basa en casos reales para armar una ficción cruda y muy crítica

Toni Polo Bettonica
El director, Ramon Térmens, durante el rodaje de la película.
El director, Ramon Térmens, durante el rodaje de la película.Xènia Puiggrós

No es la primera vez que Ramon Térmens (Bellmunt, 1974) se sumerge en el tema de la inmigración llamada “ilegal”. Lo hizo en Catalunya Über Alles! (2011), película galardonada en festivales como San Sebastián o Málaga y en los Gaudí, con el premio a la mejor actriz (Vicky Peña). Ahora estrena La dona il·legal, una cruda historia en la que narra la lucha de un abogado de inmigrantes contra la corrupción del sistema de deportaciones del Estado para salvar a una mujer de Nigeria atrapada en una red de prostitución y condenada a los sórdidos centros de internamiento para extranjeros (CIE).

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“La idea surgió de un encuentro entre padres del colegio, donde uno era precisamente abogado de inmigrantes”, cuenta Térmens. “Me explicó mil historias relacionadas con la situación terrible de los CIE, de su organización, de casos que él atendía…” El reto del director era convertir toda esta información que él casi desconocía en una historia clásica, un argumento, un desarrollo, un desenlace... “Es una película de ficción entretenida, dura y muy crítica, en la que mezclo géneros, porque explico casos reales”.

Térmens insiste en que la película “es emotiva, no ideológica”: “No está hecha desde el punto de vista de la ideología de cada uno sino desde los sentimientos. ¡Ya tenemos bastante ideología en el día a día! Sí pretendo dejar un poso de reflexión y de indignación en el espectador, que quede atrapado por lo que está viendo. Esto son historias de personas, de derechos humanos, de humanidad y quiero que el público las viva como las viven estas personas, no como se cuentan en la prensa”.

Térmens: “Estaba claro que la Policía no iba a colaborar con la película”

El papel de los medios de comunicación es un subtema en La dona il·legal. “Allí suelen dar cifras sin rascar en las historias que hay detrás de cada una”, destaca, consciente, por otro lado, de la importancia que siempre tiene la información. La película está aliñada con declaraciones, grabaciones, comentarios que salen de un televisor encendido o de la radio de un coche… Nunca son imágenes o voces gratuitas: se recuperan escenas de muertos flotando en alta mar; a Óscar Camps, patrón del Open Arms, criticando con dureza la situación en Lampedusa; a Matteo Salvini, ministro del Interior italiano, bromeando con que lleven a los inmigrantes a Ibiza para que se diviertan; al exministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, explicando el suicidio de un interno en un CIE; o el contraste de oír por la radio la noticia de que el futbolista Ansu Fati recibirá la nacionalidad española para poder jugar en la selección… “Es irónico porque estamos contando la historia de gente que es prostituida, que es agredida y que muere por obtener algo que a un chaval que mete dos goles con el Barça le dan por la cara”, se lamenta Térmens.

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A ritmo de melodrama, con temas variados, desde Bad Gyal al rap de Taibi, pasando por Marina Rosell y Miguel Poveda cantando Le métèque a los acordes de Chiculeo, la película ha sido rodada en Lleida y en Barcelona. “Pedimos permiso para grabar en el CIE de la Zona Franca, pero nos dijeron que ni en broma, claro”, revela Térmens. Así que los exteriores son del Parc Tecnològic de Lleida, “que, casualidad, se parece bastante a la zona del CIE de Barcelona. Los interiores se rodaron en la antigua cárcel Modelo”. Algo parecido ocurrió con la intensa presencia policial en la película: “Cuando les explicamos de qué iba, nos negaron cualquier tipo de colaboración, como imaginábamos. No nos pasó como a los de la serie Antidisturbios, claro”, dice el director. Aquí, los escudos de los agentes no son los reales.

La selección de los intérpretes ha sido fundamental, porque Térmens quería reflejar un perfil verídico de la inmigración que, paradójicamente, entiende que no es el tópico que la gente tiene marcado: “El perfil del refugiado, en el 99% de los casos, es parecido al de uno de los clientes que hacen cola cada día en el despacho de Fernando [el abogado de la película], un chico que ha tenido que huir de Siria amenazado por el ISIS por hacer teatro. Y no renuncia a ser actor”, explica. “Me interesaba mostrar a musulmanes que no son criminales ni terroristas”.

Ramon Térmens durante el rodaje, en la Modelo.
Ramon Térmens durante el rodaje, en la Modelo.Xènia Puiggrós

Igualmente ha querido reflejar otra realidad: “La protagonista, Juliet, que es nigeriana, habla catalán, sí”, defiende. “Porque casi todas las mujeres que llegan de África intentan aprender la lengua”. Yolanda Sey, afrocatalana de Vic, formada en teatro musical en la Escola Eòlia, da vida a Juliet. “La descubrí por casualidad, al verla en una foto con su hermana en autobús de Barcelona anunciando la obra de teatro Els Jocs Florals de Canprosa, en el TNC, explica Ramon Térmens. Perseguí ese autobús hasta poder hacerle una foto, que pasé al director de casting: ‘¡Encuéntramela!’, le dije”. Yolanda superó el casting igual que otras actrices de origen africano como Raquel Camón u otros. Por las mismas razones, Térmens explica que también el personaje de Isak Férriz, el policía nacional, habla catalán perfectamente. “Tampoco veo eso de hacer que los malos hablen en castellano. Messi lleva muchos años aquí y no habla catalán…”, expone el joven director.

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Sobre la firma

Toni Polo Bettonica
Es periodista de Cultura en la redacción de Cataluña y ha formado parte del equipo de Elpais.cat. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la sección de Cultura de Público en Barcelona, entre otros medios. Es fundador de la web de contenido teatral Recomana.cat. Es licenciado en Historia Contemporánea y Máster de Periodismo El País.

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