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ARTE

El festival Ars Electrónica aterriza en Barcelona

La cita de arte digital más importante del mundo apuesta por un formato expandido y descentralizado y organiza su edición más grande

Imagen de la obra 'Vestibular1' de Albert Barqué-Duran & Marc Marzenit.
Imagen de la obra 'Vestibular1' de Albert Barqué-Duran & Marc Marzenit.

Tras pregonar durante más de dos décadas las ventajas de una sociedad digitalizada y una comunidad en red, el mundo del arte electrónico se ha visto obligado a poner en práctica su planteamiento intelectual. Con la Covid es imposible organizar un festival, para más señas Ars Electrónica, el más importante del mundo dedicado a las conexiones entre arte, tecnología, ciencia y sociedad, que el año pasado duplicó durante cinco días los habitantes de la ciudad austriaca de Linz. De allí la necesidad de plantear una nueva fórmula que ha convertido la 41ª edición de Ars Electronica, que se celebra del 9 al 13 de septiembre, en la más grande de su historia, porque además de la sede central en Austria, habrá 120 ciudades del mundo que participarán con actividades presenciales y virtuales todas retransmitidas en Internet y muchas en tiempo real.

“Mientras todos atemorizados por el virus cancelaban sus eventos, Ars Electrónica pensó que era el momento de mostrar músculo como comunidad y cambiar formato. Optó por una formula mixta presencial/virtual, descentralizada y expandida, involucrando a los artistas y las instituciones desde sus respectivas ciudades”, explica Vicente Matallana, director de la Colección BEEP de arte electrónico, única en su género, que llevaba ya dos años participando en el festival. En pocos días, bajo el paraguas organizativo del Institut Ramon Llull y sin realizar una sola reunión presencial, se juntaron el centro de producción independiente Hangar, la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), BEEP/NewArtFoundation y el festival OFFF, para dar vida al Ars Electrónica Garden Barcelona (https://arselectronicagardenbarcelona.org).

Mapeando el mundo

El nombre garden (jardín) viene del lema de esta edición, En los jardines de Kepler. Un viaje global mapeando el nuevo mundo, que se propone articular un mapa de ciudades comprometidas con la investigación y la experimentación en arte y tecnología, desde una perspectiva ecológica y sostenible. Ecología e incertidumbre son las líneas temáticas que desarrolla el Garden Barcelona, uno de los más representativos del festival, que se articula alrededor de unas becas para la producción de tres obras, concedidas a Mónica Rikic por New Home of Mind, Roc Parés por Doble Consciència y Santi Vilanova por Forms-Screen Ensemble, que se estrenarán en una exposición en Arts Santa Mònica.

La muestra, que exhibe obras nunca expuestas en Barcelona, plantea una mirada de largo recorrido que oscila entre nuevas producciones y piezas históricas como dos instalaciones de 1969 de Peter Weibel, artista y teórico de los nuevos medios, fundador del mítico centro de arte ZKM de Karlsruhe, recién adquiridas por BEEP.

Una pieza que contiene en sí misma esta aproximación histórica es la instalación audiovisual interactiva de Roc Parés, cuyo objetivo es reeducar la conciencia visual, inspirada en el estereoscopio, inventado por Sir Charles Wheatstone a principio del siglo XIX. Los artistas han tenido que lidiar con el virus en los aspectos interactivos de sus piezas: como el artefacto audiovisual de Mónica Riic, dotado de un espacio virtual navegable en formato videojuego o la instalación inmersiva de Albert Barqué-Duran & Marc Marzenit que invita a visitar una representación del sistema vestibular, induciendo sensaciones ilusorias de auto-movimiento. Santi Vilanova pone la banda sonora con un sistema algorítmico que va generando en tiempo real composiciones audiovisuales únicas, que nunca se repiten.

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Muchas obras conectan con el malestar y la sensación de distopía que estamos viviendo a causa de la pandemia como el robot de Mónica Rikic, que sufre una crisis existencial por haber reescrito y eliminado de su código el propósito para el que fue creado y que ahora busca el verdadero significado de su existencia a través de una interfaz espiritual. La obra que reflexiona sobre la percepción de identidad en las entidades artificiales inteligentes, especula sobre el significado de conciencia artificial y la idea de un robot consciente.

”El arte electrónico y digital no quiere solo ofrecer consuelo y mitigar el malestar, quiere poner en funcionamiento la tecnología de forma crítica, quiere entrar en el problema con las herramientas útiles para plantear las preguntas adecuadas. No se trata solo del paso a la dimensión online que ahora ha cobrado una posición de primer plano, sino de encontrar la forma de crear un mundo híbrido eficaz, reflexionando y reconsiderando la relación con las herramientas digitales”, indica Lluis Nacenta, director del centro de producción Hangar, que se ha encargado de la que denomina “la cocina tecnológica del festival”, ya que las tres obras becadas han sido producidas en sus instalaciones, donde siguen proporcionando residencias a creadores de diversas disciplinas.

La muestra que se abrirá el próximo miércoles 9, día de la inauguración de Ars Electrónica se podrá visitar hasta el 20 de septiembre, para participar también en el programa de la edición extraordinaria de Sònar +D, que tendrá lugar el 18 y 19 de septiembre en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).

Además de retransmitir en streaming (https://www.youtube.com/user/IRLlull) los debates del Dhub y la Algorave en Hangar, un concierto de música por ordenador programada en tiempo real por Toplap, para ofrecer al público global una idea de la escena catalana, se han grabado los Taxis, unas vídeo cápsulas concebidas como visitas a los artistas. Entre otros hay pioneros como Antoni Muntadas, mención de honor en Ars Electrónica 1995; Antoni Abad, ganador del máximo galardón del festival en 2006; y Marcel.lí Antúnez, además de emergentes como Mario Santamaria y 300.000 Kms, que ganaron el premio en 2019 con un proyecto para mejorar la calidad de vida en el Raval.

El gran olvidado de los museos

Desde File Room, la obra creada por Muntadas en 1994, Barcelona ha siempre tenido una presencia destacada en la creación digital. Sin embargo excluyendo algunas incursiones de Vicenç Altaiò y Jaume Reus cuando eran directores del Arts Santa Mònica, el arte electrónico es el gran olvidado de museos y centros de arte. Curiosamente, muchos como el Macba no han aprovechado la pandemia para dar visibilidad a la escena del arte digital, sino que han preferido llenar internet con sus propuestas analógicas.

Durante el confinamiento, Ars Electronica ha creado un programa de eventos virtuales de todo tipo, titulado <Home Delivery, que ha atraído una cantidad de gente extraordinaria y se ha basado en este palimpsesto para el planteamiento de este festival expandido. La idea es que cualquiera desde su dispositivo pueda ver lo que se está haciendo en 120 ciudades. En cambio aquí a muchas instituciones parece resultarle difícil admitir que en internet hay vida más allá de las redes sociales. Dada la necesidad de alejamiento y el cada vez mayor protagonismo de la esfera virtual esperemos que los museos se abran a experiencias enriquecedoras que permitan la participación -aunque sea remota- del público. Ojalá que la iniciativa del Ramon Llull sirva, utilizando un lenguaje informático, para reiniciar el sistema.

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