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El chat de los panaderos

Maestros de la harina de toda Cataluña comparten consejos y recetas en un grupo de WhatsApp cooperativo

El panadero Jesú Querol en su obrador de Torregrossa (Lleida).
El panadero Jesú Querol en su obrador de Torregrossa (Lleida).Javier Martin - 50millimeters.com
Mar Rocabert Maltas

Hay una queja generalizada sobre los grupos de WhatsApp. Son muchos los que querrían salir de alguno, pero, por el motivo que sea, se ven atrapados. Pero al menos hay uno con una dinámica diferente, todo el mundo se aferra a él para no perder la plaza mientras otros están en lista de espera para entrar. Es un grupo que se denomina La casa dels forners/eres (La casa de los panaderos/eras), y hay maestros del pan de todo Cataluña y alguno de Aragón y Baleares. Aquí se debate sobre harinas, se recomiendan cursos de pastelería, se comparten recetas, se aconsejan máquinas o se publican ofertas laborales. Todo empezó con Jesús Querol, propietario de la panadería Pa ronyó de Torregrossa (Lleida), que pensó que esta red podía ser una herramienta útil para su gremio.

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“Hace año y medio no tenía ni idea de WhatsApp”, cuenta Querol a través del manos libres mientras faena en su obrador. La familia le convenció para que se instalara la aplicación y, un poco a regañadientes, se la descargó. “Verlas chorradas de los amigos estaba bien, pero pensé que podía servir para algo más”, apunta. Y creó un grupo de panaderos, donde añadió a compañeros de profesión. “A mí me gusta mucho mi trabajo, y allá donde voy busco al panadero y me presento”, dice para explicar que tuviera tantos contactos en su teléfono, además de ser agremiado.

El chat hierve con textos y vídeos de utilidad para los miembros del grupo, la mayoría panaderos y algunos proveedores de maquinaria o productos del sector. “Es una manera de ayudarnos y una forma rápida de comunicarnos”, explica Querol, que reconoce que tiene lista de espera de profesionales que quieren entrar. WhatsApp solo permite grupos de 257 miembros, y ya está pensando en una alternativa para que la comunidad crezca. El chat pita varias veces al día, y a cualquier hora, porque ya se sabe que los panaderos trabajan de noche y de madrugada. Eso sí, el domingo es silencioso, casi todo el mundo respeta el día de descanso.

Las conversaciones son amistosas y con tono colaboraror, solo ha habido algún susto por temas políticos o demasiado publicitarios, reconoce Querol, que enseguida ha tomado cartas en el asunto. Cuenta que estos casos aislados les llevaron a establecer unas normas de uso: no se habla ni de política ni de fútbol, aquí toda temática tiene que tener como punto de partida la harina. Con una semana de intrusión en el grupo, esta periodista ha podido constatar las ganas de cooperación que tienen sus miembros, a pesar de una breve transgresión de estas normas de buen uso a quién nadie dio bola.

Los mensajes habituales hacen todos referencia al oficio: nuevos cursos de los gremios de panaderos, ofertas de trabajo en panaderías y pastelerías, recomendaciones de maquinaria o harinas. Como muestra, un panadero que pedía ayuda para eliminar unas ampollas que le salían en las barras de pan recibió enseguida un montón de sugerencias, u otro profesional que pedía almidón de maíz modificado para hacer unas pruebas de laboratorio recibió más de una oferta en un santiamén. Teniendo en cuenta las fechas, consejos sobre la masa de buñuelos también han protagonizado algunas conversaciones. En La casa dels forners/eres parece pasada de moda la competencia entre iguales. Aquí, la cooperación es la nueva masa madre.

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Sobre la firma

Mar Rocabert Maltas
Es periodista de tendencias y cultura en la redacción de Cataluña y se encarga de la edición digital del Quadern. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la Agència Catalana de Notícies. Vive en Barcelona y es licenciada en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra.

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