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El ferrocarril ahonda la brecha de la España despoblada

Vecinos del interior de Andalucía inician marchas de protesta por las estaciones donde el tren rural dejó de pasar hace tiempo

Manifestación en Casariche (Sevilla) de la Plataforma Tren Rural, en una fotografía cedida
Manifestación en Casariche (Sevilla) de la Plataforma Tren Rural, en una fotografía cedidaPlataforma Tren Rural Andalucía
Ginés Donaire

La nostalgia y la amargura acompañan a Mari Carmen Berrocal cuando pasea por la vieja Estación de Bobadilla, un núcleo de población creado en 1865 al albur de la inauguración de la vía férrea Córdoba-Málaga y que hoy es un símbolo de la decadencia y el abandono del tren en la España despoblada. “Hace 20 años, cuando yo venía en el Talgo desde Barcelona, Bobadilla era un pueblo con mucha vida y un nudo estratégico de la red ferroviaria, pero ahora no para de perder población, me dan ganas de llorar”, asegura esta mujer de 73 años, esposa y nuera de ferroviarios.

La Estación de Bobadilla, una Entidad Local Autónoma (ELA) próxima al municipio malagueño de Antequera, ha sido el punto de partida de las marchas reivindicativas que la Plataforma en Defensa por el Tren Rural en Andalucía (PTRA) ha organizado y que van a recorrer muchas de las estaciones que han quedado abandonadas o relegadas a servicios testimoniales en el interior de la comunidad andaluza. La primera etapa unió el pasado sábado a Bobadilla con la localidad sevillana de Casariche y en los próximos días las marchas seguirán por las provincias de Córdoba y Jaén.

Los miembros de esta plataforma recorren en coche los lugares a los que el tren ha dado la espalda, pero al llegar a cada pueblo marchan a pie para recoger el apoyo y la solidaridad de los vecinos. “Hemos elegido la línea convencional Bobadilla-Córdoba como punto de partida por su abandono y porque, pese a estar perfectamente equipada, electrificada y con andenes recrecidos, en los últimos 10 años no ha visto pasar ningún tren que dé servicio de transporte público a poblaciones como Fuente de Piedra, La Roda de Andalucía, Puente Genil, Aguilar de la Frontera, Montilla, Montemayor o Fernán Núñez”, se lamenta Mari Carmen Berrocal.

Miguel Montenegro, responsable del sector del ferrocarril de CGT en Andalucía, habla de una situación de “emergencia ferroviaria” en la comunidad, donde, a su juicio, todas las provincias “están afectadas por el desmantelamiento de las líneas convencionales por la apuesta que se ha hecho hacia la Alta Velocidad”.

Para este sindicalista, este medio de transporte público debe ser una prioridad para luchar contra la despoblación. En este sentido, desde la plataforma del tren rural denuncian la “discriminación” directa que sufren las comarcas del interior andaluz al tener vetada la movilidad en transporte ferroviario colectivo mientras que los usuarios de cercanías y media distancia se benefician de la gratuidad del servicio. “A falta de trenes tenemos que desplazarnos en vehículos que emiten grandes cantidades de CO₂ a la atmósfera y, por tanto, no se contribuye a frenar el cambio climático”, apunta Montenegro.

La plataforma que forman distintos colectivos andaluces exige un pacto andaluz por el ferrocarril que pase por priorizar el uso de las infraestructuras ferroviarias que ya existen sin necesidad de acometer millonarias inversiones ni obras faraónicas. “Para ello es fundamental que las administraciones declaren como obligación de servicio público un buen número de líneas que han quedado en el olvido y que sería fácil reactivarlas”, señala el miembro de CGT.

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1992, el punto de inflexión

Aunque la depresión ferroviaria se extiende por toda la geografía andaluza, la provincia de Jaén es la que presenta un panorama más desolador. Desde el año 1992 se han perdido el 90% de los servicios, principalmente porque el AVE Madrid-Sevilla (el primero en entrar en funcionamiento) se diseñó a través de Brazatortas, en Ciudad Real, esquivando a Jaén. Esta situación podría haberse corregido con el diseño del trazado del AVE a Granada, hace tres años, pero los jiennenses denunciaron que se volvió a hacer “la cobra” a la provincia.

Luis Marín, ferroviario durante 49 años en distintas estaciones del país hasta su jubilación en Linares-Baeza, otro emblema del declive ferroviario, tiene claro cuál es la causa que ha llevado a esta situación: “El problema es que desde 1992 se ha abandonado el mantenimiento de las vías convencionales porque se han querido poner todos los huevos en la misma cesta, la del AVE; no necesitamos la Alta Velocidad en cada provincia española y sí apostar por las infraestructuras que se abandonaron”.

Y, entre ellas, cita algunas que hace décadas que desaparecieron, como el viejo tren del aceite entre Linares-Baeza y Puente Genil, o la Baeza-Utiel, una línea clave para las conexiones entre Andalucía y el Levante que nunca llegó a entrar en servicio pese a contar con la mayor parte de las vías y estaciones ya ejecutada. Precisamente, la vieja estación de Baeza-Begíjar se encuentra en la Lista Roja de Hispania Nostra por el lamentable deterioro arquitectónico de sus instalaciones, abandonadas en el último tercio del siglo pasado. Mientras, colectivos culturales de estas comarcas llevan dos décadas aguardando la puesta en marcha de la Vía Verde del Renacimiento, que debería transitar por las vías que nunca llegaron a funcionar.

Otra plataforma ciudadana, Jaén Merece Más, protagonizó en días pasados una nueva concentración frente a las puertas de la estación jiennense para denunciar el “agravio” que sufre esta provincia en materia ferroviaria. “Renfe ha tomado como norma acostumbrarnos a los jiennenses a llevarnos con horas de retraso o trasbordando en autobuses como si fuéramos ciudadanos de tercera”, señalaba el portavoz, Juan Afán.

El propio presidente de la Diputación de Jaén, el socialista Francisco Reyes, reconocía recientemente las carencias que tiene la provincia con el ferrocarril: “No puede ser que se tarde cuatro horas en llegar a la capital de España desde Jaén”. Para acortar el tiempo de viaje se trabaja en la conexión de la provincia de Jaén con la conexión a la Alta Velocidad a través de Montoro (Córdoba). Y también ha caído como un jarro de agua fría que la Unión Europea haya rechazado, en el revisado Reglamento de la Red Transeuropea de Transporte, financiar la construcción de una línea de ferrocarril que una Jaén con Granada y Motril.

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