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“Despachos celda” para los jueces de Sevilla

Las nuevas oficinas de los magistrados en la Ciudad de la Justicia de la capital andaluza tienen menos de 12 metros cuadrados

Ciudad de la Justicia Sevilla
Uno de los nuevos despachos para jueces en la Ciudad de la Justicia de Sevilla, esta semana.PACO PUENTES
Javier Martín-Arroyo

Los habitáculos tienen 11,67 metros cuadrados, con una anchura de dos metros y medio. Son sombríos y la oscuridad está provocada por la cercanía del edificio contiguo, casi pegado, y como remate algunos están en la primera planta, por lo que la luz es aún más escasa. En estos espacios limitados trabajará la mayoría de jueces de Sevilla cuando se culmine la nueva Ciudad de la Justicia de la capital andaluza, que echó a andar la semana pasada con un juzgado de lo Mercantil. “Los despachos son pequeños cubículos tipo celda que no disponen de espacio para la instalación de elementos esenciales en la labor judicial” como un armario para la toga, estanterías para libros y expedientes o sillas para recibir a profesionales y jueces en prácticas, han censurado al unísono las cuatro asociaciones de jueces. Los magistrados consideran que así es imposible dar una justicia de calidad a los ciudadanos.

Tras décadas de espera para modernizar los viejos juzgados y acabar con el alquiler de otras dos sedes, la Junta andaluza (PP) compró hace dos años los edificios de Palmas Altas a la multinacional Abengoa por 70 millones. Pero la transformación de sus espacios diáfanos interiores donde trabajaban alineados los ingenieros, para adecuarlo a los juzgados, con oficiales y funcionarios que atenderán a los ciudadanos y abogados, deja mucho que desear. Al margen de los despachos para jueces y letrados de la administración de justicia, no hay separaciones ni tabiques entre los juzgados, algo que choca con la habitual discreción que los funcionarios necesitan para explicar un asunto judicial a los usuarios y que augura un caos en el funcionamiento diario de estos órganos.

“Claro que hemos intentado ampliar los despachos, pero el edificio tiene unas condiciones complicadas de intervención. No es un capricho para fastidiar a los jueces y evidentemente dimos indicaciones al estudio de arquitectura sobre la distribución, porque el estudio no tiene por qué saber la idiosincrasia de un juzgado”, alega una portavoz de la consejería andaluza de Justicia. En solo dos semanas está previsto que aterricen 16 nuevos juzgados -tres de lo Mercantil y 13 de Primera Instancia- y un ejército de unos 250 funcionarios.

Tomás Osborne es uno de los arquitectos encargados del proyecto de adecuación, socio del estudio sevillano OOOA. ¿Le parecen estrechos los despachos? (Silencio prolongado) “La propuesta del proyecto tiene unas condiciones y una modulación, tiene el criterio para cumplir el programa funcional”, responde. Al repetirle la pregunta, Osborne rebate: “Si me lo pareciese…” y cuelga la llamada sin responder.

Dos operarios montan los nuevos despachos para magistrados en la Ciudad de la Justicia sevillana.
Dos operarios montan los nuevos despachos para magistrados en la Ciudad de la Justicia sevillana. PACO PUENTES

La Conferencia Sectorial de Justicia de hace un año con el Ministerio y las Comunidades Autónomas fijó que los despachos de los jueces debían tener un tamaño de 15 a 18 metros cuadrados, “según disponibilidad del edificio”, superficie que no alcanzan los nuevos lugares de trabajo para los magistrados sevillanos. El pasado lunes el juzgado decano de la capital andaluza remitió “la problemática surgida” al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Superior andaluz (TSJA), de momento sin pronunciamiento de estos órganos superiores.

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“En sucesivas actas y reuniones con el consejero [José Antonio Nieto] le comunicamos que el espacio era absolutamente insuficiente y sin elementos como una mesa, toguero, sillas ni armarios. Pero hemos llegado hasta aquí y las dimensiones escasas siguen tal cual”, lamenta el juez decano sevillano, Francisco Guerrero. Sobre las zonas de espera de las salas de vistas, los jueces criticaron en un documento remitido a la Junta el pasado abril: “El pasillo es una auténtica ratonera carente de seguridad, sin salida de emergencia, del que no se podrá salir si se cierran o inhabilitan las dos puertas u ocurre un accidente”.

Tras las quejas de los magistrados, la Junta remodeló los planes originales y les ofreció una pequeña sala compartida por cada dos jueces para atender a los administradores concursales y abogados, pero que carece de acceso interior. “Las obras se han adaptado a lo que había de edificio y no al contrario, a las necesidades de la administración de justicia. Es evidente que el juez no va a poder atender a los funcionarios y a los jueces en práctica”, remacha el juez decano. Si en los despachos alguno de los jueces decidiera incluir unas sillas, no podría acceder a su asiento, dada la estrechez del habitáculo. Lo más sorprendente es que junto a los despachos hay espacios libres sin ocupar que evitaría la angostura.

Sobre el acceso a la privacidad que deben tener los juzgados al tratar temas sensibles, las cuatro asociaciones -Juezas y jueces para la Democracia, la Profesional de la Magistratura, la Francisco de Vitoria y el Foro Judicial Independiente- subrayan: “Las oficinas judiciales, concebidas como un espacio común, sin separación de los funcionarios de cada juzgado, dificultan la relación entre el personal del juzgado y los titulares de los órganos judiciales con unas mínimas condiciones de privacidad”.

Espacio diáfano destinado a funcionarios, en el campus de Palmas Altas de Sevilla.
Espacio diáfano destinado a funcionarios, en el campus de Palmas Altas de Sevilla. PACO PUENTES

Otro ejemplo llamativo son los seis sindicatos, cuyos representantes serán ubicados en un espacio diáfano, sin separación alguna ni ordenadores. “Yo debo tratar con una funcionaria un asunto de acoso sexual o laboral de un jefe, pero sin siquiera una mampara. La Junta dice que tendremos un sitio de coworking y confiamos en que nos reubiquen. Además, la ley de libertad sindical obliga a la Administración a darnos los medios y no nos dan ni ordenadores”, censura Miguel Millán, responsable de CSIF Justicia en Sevilla.

La reorganización del espacio interior ha aprovechado el perímetro exterior de las plantas, pero en el centro quedan tres salas multiusos de 22 metros cuadrados donde antaño los ingenieros de la multinacional energética andaluza se reunían, pero que hoy los jueces no saben qué uso darle. La Junta ha cubierto algunas paredes con estanterías de ocho metros de ancho por tres de alto, pero quedarán inutilizadas porque los expedientes antiguos que aún restan en papel -desde 2016 una norma impone que los casos estén informatizados al completo- no se pueden dejar al alcance de cualquier ciudadano que pasee por allí por seguridad y por la ley de protección de datos. “Cualquiera puede pasear por aquí, porque no hay mostrador que se lo impida, y entrar en el despacho de un juez a darle una bofetada o increpar a un funcionario”, critican fuentes jurídicas sobre los espacios diáfanos y con fácil acceso para los ciudadanos ajenos a los juzgados. “La Junta ha gastado lo mínimo, ha sido una obra low cost, y son lentejas, o las tomas o las dejas. No pedimos lujos, solo queremos dignidad”, comentan dichas fuentes.

Las salas de vistas, donde se deben celebrar juicios en solo 10 días, estaban esta semana con los cables colgando por fuera del falso techo, sin los monitores instalados y el material a medio instalar. La Consejería de Justicia, Administración Local y Función Pública, concedió la semana pasada una prórroga para culminar los trabajos de la segunda y tercera planta del edificio A el próximo 10 de noviembre, plazo que culmina este fin de semana y muy difícil de cumplir, dado el estado actual de los trabajos.

Cuando esté acabada, la ciudad de la Justicia sevillana será la segunda mayor del país y contará con siete edificios y una inversión total de 200 millones. El consejero andaluz resaltó en su reciente presentación que la justicia en la capital andaluza daba “un salto del siglo XX al siglo XXI”. “Estamos midiendo todos los estándares de calidad”, precisó Nieto, ex secretario de Estado de Seguridad.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.
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