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Miles de andaluces reiteran su indignación por el deterioro de la sanidad pública: “Nada ha mejorado, todo ha ido a peor”

Usuarios, asociaciones y profesionales constatan el aumento del tiempo de espera para obtener cita con el médico de cabecera o con especialistas y advierten contra el concierto millonario con la privada que descapitaliza los servicios públicos

6.000 personas han recorrido este sábado las calles del centro de Sevilla para manifestarse en defensa de la sanidad pública en Andalucía.
6.000 personas han recorrido este sábado las calles del centro de Sevilla para manifestarse en defensa de la sanidad pública en Andalucía.JULIO MUNOZ (EFE)
El País

Más de 20 días de espera para una consulta de atención primaria que en muchas ocasiones se resuelven acudiendo a Urgencias; falta de médicos y pediatras en centros de salud de las grandes ciudades, que se reducen a su desaparición en los de los pueblos rurales; esperas de hasta más de un año para citas con especialistas que acaban por derivarse a la privada; muchos más pacientes por médico que los 35 a los que se comprometió la consejería con los sindicatos y mucha frustración, hastío y desesperación entre los usuarios de la sanidad pública andaluza y sus profesionales. Son las reivindicaciones que comparten los miles de manifestantes que este sábado se han concentrado en todas las capitales de provincia de la comunidad convocados por las mareas blancas. Pero también son las mismas por las que salieron a la calle en noviembre de 2022 y el pasado mes de marzo. “Todo ha ido a peor”, sostiene Marta, profesora de Sevilla. “Hace unos meses podía tardar una semana en conseguir cita para el médico de cabecera y ya era mucho tiempo, pero es que ahora en mi centro de salud la siguiente es para la semana del 13 de noviembre”, explica.

Si la primera manifestación de noviembre estuvo protagonizada mayoritariamente por profesionales de la sanidad que denunciaban la precaria situación en la que desempeñaban sus funciones, en las dos últimas son los ciudadanos, las asociaciones y los alcaldes de municipios pequeños y del ámbito rural los que han tenido una presencia mayoritaria, aunque, como en las anteriores, también han participado representantes de sindicatos de las fuerzas políticas de izquierda. En la de Jaén varias asociaciones de mujeres de la Sierra de Segura han protestado contra el desmantelamiento progresivo que está sufriendo el hospital de esta comarca que atiende a una población rural muy diseminada y envejecida de casi 30.000 personas. “Queremos que acaben los recortes y que no nos obliguen a desplazarnos a más de 100 kilómetros para que nos vea el especialista”, ha señalado Regina Fernández, enfermera de este hospital donde el último año se han eliminado hasta seis especialidades, algunas tan importantes como Cardiología o Medicina Interna.

Las marchas de este sábado han reunido a 6.000 personas en Sevilla, 3.500 en Granada, medio millar en Motril y Huelva, 1..500 en Málaga; 1.100 en Cádiz, 900 en Almería y 800 en Jaén —de acuerdo con los datos facilitados por Delegación del Gobierno― bajo el lema: Nos roban la sanidad, nos quitan la vida. La sanidad se ha convertido en un problema recurrente para el gobierno de mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno Bonilla. El colapso en la atención primaria, que empezó a evidenciarse tras la pandemia, no se ha resuelto. La orden de tarificación que abría las puertas a la concertación de ese servicio y ofrecía la posibilidad de utilizar instalaciones del Servicio Andaluz de Salud (SAS) por médicos privados fue un punto de inflexión y la Junta debió renunciar a estas medidas para conseguir un acuerdo con los sindicatos antes de las elecciones municipales, que las organizaciones y los sindicatos denuncian que no se ha cumplido. Las listas de espera de especialistas y quirúrgicas tampoco se han reducido y aunque la Junta lleva desde junio de 2022 sin actualizarlas, pero con el acuerdo de concertación de 734 millones de euros con la privada para paliarlas, reconoce implícitamente su aumento. Un reciente informe de CC OO cifra en un millón, los ciudadanos que están a la espera de que se les confirme una cita.

Es el caso de Octavio, ingeniero informático que ha venido con su familia desde Dos Hermanas para participar en la manifestación de Sevilla. “Necesito una cita con el otorrino, pero ya no hay fechas en todo este año”, explica. Su pareja, María José, se hizo una analítica a principios de septiembre y no va a conocer los resultados hasta el 31 de octubre. A su padre le hicieron una endoscopia, pero le derivaron a un centro privado para la biopsia, en lugar de al Virgen del Rocío. “La atención primaria es muy deficiente y las especialidades las están derivando a los centros concertados. Habría que privatizar menos y dar más recursos a la sanidad pública”, defienden.

Colas desde las siete de la mañana para pedir cita

Manifestación en defensa de la sanidad pública en Granada.
Manifestación en defensa de la sanidad pública en Granada.Pepe Torres. (EFE)
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Es la primera vez que acuden. Pedro Gallego, médico de familia del centro de salud Amate, en Sevilla, ha venido a todas. “No ha mejorado nada y lo que se ha firmado con los sindicatos no ha servido para nada, tampoco”, explica. Él sigue atendiendo cada día una media de 40 pacientes —cuando la Consejería de Salud se comprometió a 35― y las consultas de continuidad por las tardes para aliviar las listas de espera —que también se firmó en el acuerdo― las están reduciendo. “Yo ya no salgo ni para desayunar. Entro a las 9 y salgo a las tres de la tarde”, indica. Pero, con todo, advierte de que en la capital, “dentro de todo, estamos bien. En los pueblos es mucho peor”.

Lo saben bien en los municipios de la Sierra Sur de Sevilla, de donde se han desplazado hasta. 35 autobuses. “La situación es de catástrofe. Aquí la atención primaria no existe”, sostiene el médico Juan Monedero, que pone como ejemplo el consultorio de Estepa, donde de los. 41 profesionales, solo. Hay 16 o 17. “Pero hay otros ayuntamientos donde de cuatro solo tienen uno. En esta situación una extracción de sangre se demora 45 días, una colonoscopia un año y pico”. En Martín de la Jara no se ha sustituido a uno de los dos médicos de cabecera de su centro de salud y el que queda también tiene que atender a los niños, porque también han suprimido al pediatra que compartían con otro municipio. “La agenda está bloqueada y para pillar cita nos tenemos que levantar a las seis para hacer cola desde las siete en el centro de salud. Imagínate a los abuelos de 80 años”, se lamenta Conchi Morán, que ha venido en uno de los dos autobuses que han partido para Sevilla desde esta localidad de 2.700 habitantes.

La precariedad de la atención primaria en los pequeños municipios también ha centrado la intervención del portavoz de las mareas blancas en Cádiz, Antonio Vergara,, quien ha llamado la atención sobre los pueblos de 5.000 habitantes donde solo hay médico dos días por semana. También ha denunciado la atención médica por teléfono, como “un call center”, una medida que se instauró en la pandemia y que se ha mantenido después,

También se han desplazado de toda la provincia el medio millar de asistentes a la marcha en Málaga, que ha mostrado su fuerza de manera especial en calle Larios, cubierta completamente por la marea blanca, en defensa de la sanidad pública ante una situación “cada vez más insostenible”, según explicó este viernes el secretario general del Sindicato de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de Comisiones Obreras en Málaga, Juan Carlos Navas. Como en el resto de capitales de provincia, en Granada —que siempre se ha caracterizado por luchar por la sanidad pública, ya fuera contra la Junta socialista en las convocatorias de Jesús Candel, Spiriman, hace un lustro o en las últimas citas en la calle contra el actual Gobierno― los gritos contra la presunta privatización sanitaria del gobierno andaluz han copado el paseo que va entre la plaza del Triunfo y la fuente de las Batallas, en pleno centro de la ciudad.

Una sanidad pública accesibe

En las marchas también estaban presentes manifestantes con algún grado de minisvalía. Para ellos los problemas van mucho más allá que el progresivo deterioro en la atención sanitaria. "Hay muchos centros de salud que no están adalptados, no hay camas que se puedan subir y bajar, no hay paratos de mamografías a los que podamos llegar, en toda la provincia de Sevilla solo hay un peso adecuado a personas en silla de ruedas por lo que el cálculo del peso del paciente para la anestesia se realiza a ojo", explica Mara José Ramos, de la asociación Eliminando Barreras. "Para nosotros la falta de recursos aún es peor, porque si hay menos dinero hay menos accesibilidad", concluye.

Con información de Eva Saiz (Sevilla); Jesús A. Cañas (Cádiz); Javier Arroyo (Granada); Ginés Donaire (Jaén) y Nacho Sánchez (Málaga).

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