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María Salmerón ya está en libertad condicional

“Este ha sido un castigo ejemplarizante”, dice esta mujer, que cumple nueve meses de cárcel por negarse a aplicar el régimen de visitas de su hija con su padre, condenado por maltratarla

María Salmerón, en una de las concentraciones para pedir su indulto por negarse a cumplir el régimen de visitas de su hija con su padre, condenado por maltratarla.
María Salmerón, en una de las concentraciones para pedir su indulto por negarse a cumplir el régimen de visitas de su hija con su padre, condenado por maltratarla.Jesús Prieto (Europa Press)
Eva Saiz

María Salmerón está más cerca de conseguir la libertad completa que, siempre ha sostenido, le fue arrebatada injustamente por negarse a cumplir el régimen de visitas de su hija con su exmarido, condenado por maltratarla a ella mientras estuvieron casados. La peor pesadilla de Salmerón, de 58 años, se cumplió el pasado 9 de junio cuando, después de que se frustrara la petición de su último indulto y todos los recursos que presentó in extremis, ingresó en el centro penitenciario de Alcalá de Guadaíra para cumplir los nueve meses de condena por desobediencia a la autoridad. Este martes ha obtenido la libertad condicional y ya no tendrá que llevar la pulsera telemática que desde el 18 de julio controlaba todos sus movimientos.

“¡Ya estoy libre, qué alegría!”. María Salmerón interrumpe su conversación con EL PAÍS para saludar a otra compañera del Centro de Inserción Social de Alcalá de Guadaíra, donde le acaban de quitar el dispositivo telemático. “Aún noto una cosa rara en el tobillo”, reconoce. Aunque indica que está contenta, no puede evitar, como esa pulsera que ya no está allí, tener una sensación agridulce. “Nunca tendría que haber entrado aquí, esto ha sido una venganza, un castigo ejemplarizante”, se lamenta.

A Salmerón le quedan tres meses para cumplir definitivamente la condena de nueve meses por desobediencia grave con la agravante de reincidencia por incumplir el régimen de visitas de su hija con su padre. Aun así, no está tranquila. “Estoy con la incertidumbre de si me tienen preparada otra cosa”, advierte, en relación con otra condena a cinco meses de prisión por los mismos motivos que le queda pendiente. Salmerón lamenta la falta de perspectiva de género que, en su opinión, impregna a la justicia española: “Los jueces revisan de oficio las condenas por agresiones sexuales, pero con la mía no hacen nada”.

Desde que se separó del padre de su hija en 2000 para acabar con el maltrato físico que le infligía, la estrategia de su exmarido, dirigida por la Asociación Víctimas de la Ley de Violencia de Género, se centró en interponer distintas denuncias cada vez que ella incumplía el régimen de visitas, inducida por el terror que su propia hija manifestaba cada vez que tenía que dejarla en el punto de encuentro, y que ella misma relató en una entrevista con este diario. El Tribunal Supremo condenó en 2008 a su expareja a 21 meses de prisión por maltratarla, pero la falta de antecedentes y lo reducido de la pena le libró de entrar en la cárcel.

De sus condenas por no observar las medidas impuestas por los magistrados fue indultada hasta en cuatro ocasiones, todas con la condición de que no volvieran a producirse los quebrantamientos del régimen de visitas. El último indulto, concedido en julio de 2016 por el Gobierno de Mariano Rajoy —que la distinguió con un reconocimiento por su lucha contra la violencia machista en 2015—, fue anulado en 2018 por el Tribunal Supremo por entender que no se basaba en “razones de justicia y equidad” y en que no había cumplido las condiciones impuestas para concederle esta gracia, que era cumplir 30 días de beneficio a la comunidad.

Salmerón volvió a solicitar de nuevo la medida de gracia en 2020, cuando le fue comunicada por el Juzgado de lo Penal Número 6 de Sevilla la firmeza de su condena a nueve meses de cárcel. El Gobierno la rechazó el pasado 27 de abril, esgrimiendo que la ley impide otorgar la medida de gracia a reincidentes, salvo que la justicia informe a favor, algo que no se había producido. La cuenta atrás para entrar en prisión se activó en ese momento y de nada sirvieron los recursos y el pago de los 3.000 euros de responsabilidad civil que también le exigía la sentencia.

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El 9 de junio, Salmerón ingresaba en la cárcel, 22 días después se le permitía salir a trabajar a la residencia de mayores de Dos Hermanas, donde está empleada, pero regresar a dormir al CIS y el 18 de julio, se le permitía dormir en su casa con el dispositivo telemático. La vida de esta madre coraje, que se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres víctimas de violencia machista, no va a cambiar mucho. “Voy a seguir haciendo lo mismo que cuando tenía la pulsera. Ir a trabajar y volver a mmi casa. Hasta el año que viene no tengo vacaciones”, ironiza.

En casa le espera su hija Miriam, quien le ha dado fuerzas todo este tiempo y que, tristemente, también es otro ejemplo de la violencia vicaria. En las más de dos décadas de calvario psicológico y judicial por el que ha atravesado su madre, ella, como reconocía a este diario y escribía con motivo de su ingreso en prisión, no ha podido evitar sentirse responsable.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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