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La Fiscalía, sobre un ‘ongi etorri’: “Su finalidad es mantener viva la idea de que los métodos violentos de ETA siguen siendo válidos”

El ministerio público pide hasta dos años y nueve meses de prisión para 17 participantes y organizadores de un homenaje a un etarra que acababa de salir de la cárcel en marzo de 2022

Una pintada en favor de ETA en el frontón de Hernani, en abril de 2017.
Una pintada en favor de ETA en el frontón de Hernani, en abril de 2017.Javier Etxezarreta ((EPA) EFE)
J. J. Gálvez

Cuando el etarra Ibai Aginaga entró en el frontón de Berango (Bizkaia) sobre la 12.25 del 13 de marzo de 2022, solo unas horas después de salir de la cárcel, se encontró con que cerca de 250 personas lo recibían como a un héroe. El terrorista atravesó un pasillo de honor formado por varios asistentes, mientras el público rompía en aplausos, ondeaba banderas y coreaba consignas en apoyo a los presos de ETA: con gritos como “¡la lucha es el único camino!”, “¡presos a la calle, amnistía total!” y “¡dale duro hasta la victoria!”, según explica la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Pero esta algarabía, en opinión del ministerio público, fue solo el prólogo de un amplio ejercicio de “enaltecimiento del terrorismo” ejecutado a continuación, que incluyó discursos de “homenaje” al etarra; un baile en su honor; una entrega de flores; y un recital de bertsolaris (improvisadores de versos en euskera). Por todo ello, el fiscal pide hasta dos años y nueve meses de prisión para los 17 individuos imputados por preparar y participar en el acto, según el escrito de acusación, al que tuvo acceso EL PAÍS.

El magistrado Ismael Moreno, instructor de la Audiencia Nacional, procesó a 17 personas el pasado marzo por la celebración de ese recibimiento en Berango a un preso de la banda terrorista —un acto popularmente conocido como ongi etorri y que las asociaciones de víctimas consideran una humillación—. Entre los imputados se encuentran, además del propio Aginaga, otra media docena de etarras condenados por los tribunales: Ziortza Fernández, Aitor Artetxe y Endika Lejarceji, entre otros. La Fiscalía, que presentó su escrito de acusación unos días después de que el juez propusiera sentarlos en el banquillo, mantiene que todos ellos “realizaron actos de ensalzamiento del terrorismo de ETA y de sus miembros de una manera pública y organizada, con la finalidad de mantener viva la idea de que los métodos violentos de dicha organización terrorista siguen siendo válidos para lograr sus objetivos (una Euskal Herria socialista, independiente, euskaldun [vascohablante] y reunificada) y que, en un futuro, deberán retomarse dichos métodos violentos al no existir otro medio para conseguir tales objetivos”.

El homenaje a Ibai Aginaga no fue un acto espontáneo, según denunciaron asociaciones de víctimas como Dignidad y Justicia. Según explica el ministerio público, comenzó a prepararse varios días antes de que el etarra saliera de prisión, impulsado presuntamente por los “movimientos antirrepresivos” llamados Jardun, Tinko y Gasteizko Elkartasun Komitea (GEK). Estos tres colectivos se integran en el ala más dura de la izquierda abertzale, y se han desmarcado de la línea del fin de la violencia fijada por Sortu. De hecho, dos días antes de la puesta en libertad del terrorista, Tinko emitía un comunicado para ensalzar a Aginaga como un “ejemplo de dignidad” en tiempos de “arrepentimiento, claudicación y colaboración”.

“Debemos dejar claro que los gudaris [“guerrero”, en euskera, palabra usada por los abertzales para referirse a los miembros de ETA] tienen todo el derecho a ser recibidos por el pueblo sin necesidad de ocultar nuestra admiración y, mucho menos, dejar que estos revolucionarios salgan de prisión con la cabeza agachada o a escondidas”, proseguía la nota de Tinko, que remachaba: “Son estos gudaris quienes, debido a su compromiso militante inalienable, luchan con todos los métodos a su alcance, haciendo frente a la violencia y el terror constante que ejercen los Estados español y francés hacia la clase trabajadora de este pueblo. Es nuestro deber mostrarles el respeto que se merecen y continuar luchando sin cesar por la amnistía total”.

Uno de los acusados, Hegoi Uriarte, reservó entonces el frontón de Berango a nombre de la Asociación Kultural Kandaru Euskal Kultura Sustatzeko, para celebrar supuestamente el 13 de marzo una sesión de “bertso” (“versos”) y una comida, según la Fiscalía. Pero realmente, según subraya el ministerio público, el objetivo era celebrar, desde el primer momento, un ongi etorri por todo lo alto. Tras ser puesto en libertad, se condujo a Aginaga en coche hasta Berango. “Durante el trayecto, se habían colocado pancartas en los puentes que atraviesan la autopista A-8. En el puente situado a la altura del barrio baracaldés de Burceña, se colocaron cuatro personas que encendieron bengalas y lanzaron petardos al paso del grupo de vehículos”, rememora el escrito de acusación, que detalla a continuación lo ocurrido dentro del frontón del municipio vizcaíno.

Después de que se repartieran pasquines entre los asistentes para que no grabaran imágenes con el móvil, se cerró el acceso a la instalación y “se taparon las ventanas para impedir la visibilidad de la celebración del acto”. Rodeados por pancartas de apoyo a los presos de la banda, se pronunciaron “nueve” discursos, según el ministerio público. Por ejemplo, Hegoi Uriarte homenajeó a los reclusos de ETA que se “niegan a aceptar su propia criminalización y la criminalización de la legitimidad del derecho de luchar a favor de la libertad de Euskal Herria”. Sobre Aginaga también dijo: “Has estado 21 años echando un pulso al enemigo”.

El propio Ibai Aginaga habló a los concentrados para agradecer su asistencia: “Este pueblo sabe mucho de lucha. Muchas han sido muy duras, tanto que compañeros han quedado en el camino. No hay que tener ningún tipo de dudas de que, de la misma manera que generaciones anteriores la tuvieron y lucharon, la generación presente también la tiene y las futuras también la tendrán y acudirán a ese lugar de lucha y dignidad”. “Entré en la cárcel como militante de ETA y salgo como militante comunista”, remachó el terrorista, según recoge el escrito de acusación, que cuenta cómo después se reunió en un bar con “numerosos asistentes al acto, que gritaron al unísono: ‘Gora ETA militarra”.

La lucha contra los ‘ongi etorri’

Las asociaciones de víctimas reclamaron durante años que se frenaran los ongi etorri, al considerarlos una humillación. Tras años de denuncias, a finales de 2021, el colectivo de presos de ETA (el autodenominado EPPK, por sus siglas en euskera) publicó un comunicado donde admitía que estos actos causaban “dolor” y pedía que, “en lo sucesivo”, se celebraran estos homenajes únicamente en espacios privados y se limitara la participación a los “allegados”. Aun así, alguna facción disidente continuó impulsándolos en 2022 —como demuestra el recibimiento de Aginaga en Berango—. Pero en 2023, según el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), ya desaparecieron: “Ha sido el primer año en que no se ha registrado ningún acto de este tipo desde que Covite empezara a denunciarlos públicamente a finales de 2016”.

Este cambio de escenario no ha evitado que sigan pendientes varias causas en los tribunales. Los colectivos de víctimas siempre se toparon con muchas dificultades para impulsar la vía penal contra los ongi etorri, ya que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional descartaba que existiese “apología” del terrorismo en “el mero hecho de que los asistentes se congratularan de la excarcelación de una persona próxima a ellos por razones de parentesco, amistado o vecindad”. De hecho, las asociaciones comenzaron a buscar nuevas vías para frenar estos homenajes (como intensificar la campaña de denuncia pública de estos actos).

Sin embargo, algunas causas sí han prosperado. Como el sumario sobre el acto convocado en 2022 en favor de Aginaga. O, también, la investigación sobre las presuntas estructuras creadas para organizar, de forma “sistemática y sistematizada”, cerca de 120 homenajes a presos de ETA entre 2016 y 2020. Por estas segundas pesquisas se procesó a principios de abril a otras seis personas: los antiguos etarras Antonio López Ruiz, alias Kubati; Carlos Sáez de Eguilaz, Kai; y Felipe San Epifanio, Pipe; a Haymar Altuna y Oihana Garmendia, de Sortu; y a Oihana San Vicente, del movimiento Kalera Kalera.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.
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