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Sánchez, sobre el ‘caso Koldo’: “Armengol tiene todo mi apoyo”

El presidente admite la gravedad del caso, pero afirma: “Esto no es corrupción generalizada como la del PP; se acabaron los tiempos de ‘M. Rajoy’, lo hemos cortado de raíz”. “La oposición está en una campaña de intoxicación que pasa incluso por mi mujer”, agrega

Francina Armengol, este martes en el Congreso.
Francina Armengol, este martes en el Congreso.Javier Lizón (EFE)
Carlos E. Cué

Pedro Sánchez acusa el golpe del caso Koldo, el primer gran escándalo de corrupción en el seno de su Gobierno desde que llegó a La Moncloa en 2018. El presidente del Gobierno admite que el asunto es “grave” y que “no es el mejor escenario” por el desgaste que supone. Sin embargo, Sánchez cree que él y su partido han hecho todo lo que estaba en su mano para actuar muy rápido y de manera “contundente”, pidiendo a José Luis Ábalos, exministro de Fomento y ex secretario de Organización del PSOE, que entregue su acta por responsabilidad política, según ha explicado en una conversación informal con los periodistas que le acompañan en el avión en un viaje a Brasil y Chile, cuya agenda arranca este miércoles. Sánchez traslada una confianza total en Francina Armengol, la presidenta del Congreso, a quien la oposición le pide la dimisión por la derivada en Baleares de este caso.

El líder del PSOE respalda a la expresidenta de Baleares y cree que no tiene ningún motivo para dimitir porque fue su Administración la que reclamó a la trama que le devolviera el dinero porque las mascarillas no eran las acordadas. “Armengol tiene todo mi apoyo”, afirma Sánchez. “Ha dado explicaciones. Su Administración reclamó el dinero. Es el Gobierno del PP el que ha hecho decaer esa reclamación y tendrá que dar explicaciones. La oposición está en una campaña de intoxicación que pasa incluso por mi mujer. Justo ahora que se cumplen 20 años del bulo del 11-M, vemos que la derecha usa la intoxicación como forma de hacer política”.

Sánchez admite que el caso Koldo “es grave”, pero matiza que es un caso aislado, no algo generalizado como, sostiene, ocurre en el PP: “Lo que hay que hacer es atajarlo y dimensionarlo. Este Gobierno ha hecho mucho a favor de la ejemplaridad en política. No hay corrupción sistémica como con el PP. Aquí, los tiempos de M. Rajoy se han acabado. Nuestra respuesta ha sido contundente y demuestra que nosotros no tenemos nada que ver con lo que hizo el PP. El PP atacaba a los jueces, espiaba a los denunciantes. Utilizó a la policía para investigar a quien denunciaba, como vimos en el caso Kitchen. Nosotros colaboramos con la justicia, no amparamos la corrupción, planteamos una comisión de investigación que el PP no ha apoyado”, señala el presidente.

El líder del PSOE tuvo esta conversación poco después de que EL PAÍS desvelara que el ministro de Transportes, Óscar Puente, destituirá a la persona que se encargó del contrato de las mascarillas, el secretario general de Puertos del Estado, Álvaro Sánchez Manzanares. Sánchez asegura que esta actuación demuestra que el Gobierno está dispuesto a ser contundente con la responsabilidad política. “Estamos demostrando que, si hay cualquier caso, actuamos con contundencia. No deja de ser sorprendente que las críticas lleguen de un líder de la oposición como Alberto Núñez Feijóo, que echó a Pablo Casado por denunciar un caso de corrupción de mascarillas en la Comunidad de Madrid. El PP no puede dar lecciones en esto, pero nosotros actuaremos con contundencia. Con ellos había corrupción generalizada. Ahora hay un caso concreto que estamos atajando”.

Sánchez insiste en que el caso está localizado y se ha “cortado de raíz”, incluyendo a Ábalos por responsabilidad política, aunque no esté formalmente imputado por nada. Pero se queja de que la oposición esté intentando extender la sombra sobre todo su Gobierno, incluso sobre su familia. “Contra mí se han superado todos los códigos. Quien utiliza a la familia de un político se descalifica a sí mismo. Lo que quedará después de todo este ruido será una respuesta ejemplar por parte del Gobierno. No existe la corrupción cero, pero sí la tolerancia cero”.

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El líder del PSOE señala que hay quien le critica por “haberse excedido” con Ábalos —incluido el exministro—, pero cree que era evidente que “por responsabilidad política, sin que nadie le acuse de nada”, tenía que entregar el acta. Sánchez “lamenta” que Ábalos decidiera no acatar una orden de la ejecutiva federal y, por tanto, eso haya llevado a su suspensión cautelar de militancia. E insiste en que esa responsabilidad política es muy evidente por haber aupado a Koldo García a posiciones importantes en el ministerio.

El presidente admite que el momento político es difícil por este caso de corrupción. Y aunque aún no tiene encuestas, reconoce que puede haber un desgaste. Pero confía en que con el tiempo, cuando baje el “ruido”, se vea que su actuación fue tajante para cortar el problema y, por tanto, no tenga repercusiones electorales. Después de un pésimo resultado en las elecciones gallegas, el PSOE se enfrenta en este momento de dificultad a las vascas —el 21 de abril— y a las europeas, en junio. En Euskadi, al contrario que en Galicia, el PSOE gobierna con el PNV y tiene expectativas de seguir haciéndolo.

Las europeas se presentan más complicadas para el PSOE porque son unas elecciones ideales para un voto de castigo al Gobierno sin consecuencias y será muy difícil, por tanto, movilizar el voto progresista. Pero Sánchez, que viene de ser aclamado en el congreso de los socialistas europeos en Roma como uno de los referentes del progresismo del continente —es de los pocos que gobierna y de los poquísimos que tiene más de un 30% de los votos—, insiste en que la legislatura no se juega en las europeas. Y que, además, él mantendrá su influencia porque el PSOE seguirá siendo uno de los referentes del PSE y España será decisiva a la hora de negociar la nueva Comisión Europea que surgirá tras las elecciones.

El presidente relativiza la gravedad del momento. Sánchez no niega el daño que hace el caso Koldo, pero recuerda que su mandato ha vivido momentos muy duros. En la anterior legislatura, a estas alturas de los primeros 100 días, el presidente y su equipo estaban haciendo frente a la mayor pandemia en un siglo, algo mucho más delicado que un caso de corrupción. “Esto es grave, lo estamos atajando, pero crisis es una pandemia o una guerra, como hemos tenido”, resume. Por eso sigue pensando que la legislatura seguirá. Cree que este jueves se demostrará en la Comisión de Justicia, que abordará un nuevo dictamen sobre la amnistía, que sigue teniendo una mayoría que le respalda, y los Presupuestos terminarán de apuntalarla. Sánchez admite las dificultades, pero insiste en que tiene mucho tiempo por delante para superarlas y sobre todo en que la oposición no está para darle lecciones en la delicada cuestión de la corrupción, que fue precisamente la que llevó a Mariano Rajoy a perder el poder en 2018 en la moción de censura.

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