El frenazo a la amnistía ahonda en el enfrentamiento entre Junts y ERC
Las hostilidades entre ambas formaciones complican la concreción de una apuesta que se presentó como una prioridad irrenunciable
Las hostilidades que se dedican Junts per Catalunya y Esquerra Republicana vivieron un nuevo episodio este martes en el Congreso de los Diputados para escenificar quién es más hábil a la hora de concretar mediante la amnistía el carpetazo judicial a las causas del procés. Míriam Nogueras justificó el rechazo de Junts al redactado actual de la norma porque no garantiza una “amnistía integral”. La portavoz de Junts defendió que el texto tiene que dar la seguridad de que “nadie se va a quedar atrás”. Pilar Vallugera, de Esquerra, replicó que poner pegas a la ley supone “caer en la trampa de ir modificándola por intereses espúrios”. “A día de hoy, ¿cuál es la decisión que favorece a más gente? Esto solo tiene una respuesta, y es votar que sí”, apostilló Vallugera. Oriol Junqueras, que siguió el pleno desde la tribuna del hemiciclo, defendió la validez de lo que se sometió a votación en el Congreso. “Era una ley robusta”, alegó el presidente de ERC. “Garantizaba que centenares de personas se libraran de la represión”, remachó. Por su parte, Carles Puigdemont reaccionó a través de un comunicado en las redes sociales e indicó que pese a los “esfuerzos del PSOE y Sumar” considera poco oportuno dar “apoyo a un proyecto de ley que tiene carencias importantes que no se han querido corregir”.
Junts insiste en que sus motivos para votar no a la ley pivotan sobre la necesidad de lograr un alivio judicial que sea transversal. Una amnistía sin fisuras, que no deje en la orilla a “ningún represaliado”. La réplica de ERC vino de parte de Pilar Vallugera, “nosotros no nos caímos del caballo el año 2017, sabemos lo que es el Estado español”. Esquerra pone de relieve que la ley que llegaba al pleno ya era lo bastante fiable como para no entorpecerla y se señala que las razones de Junts para poner palos a las ruedas hay que buscarlas en Bélgica, en alusión a la dependencia que tiene de Puigdemont el partido posconvergente. Las maniobras de jueces como García-Castellón, en la Audiencia Nacional, o Joaquín Aguirre, en los juzgados de Barcelona, rebuscan en la posibilidad que Puigdemont pueda ser investigado por terrorismo o traición al Estado. Son supuestos que, sobre el papel, quedan excluidos de la amnistía, y Junts pelea para dejarlos bajo el amparo de la ley.
“No se puede permitir que el legislativo legisle al son de lo marcan los jueces”, razonó Laura Vilagrà, vicepresidenta de la Generalitat gobernada por ERC, que también viajó a Madrid para presenciar el debate de la amnistía. “Esta amnistía no va de Puigdemont ni de Rovira”, espetó la diputada de ERC Pilar Vallugera, en una intervención que trataba de poner de manifiesto que los republicanos negocian sin anteponer los intereses de su secretaria general, que se marchó a Suiza tras el referéndum ilegal de 2017.
Si se atiende al calendario, falta un año para las elecciones catalanas y los motores electorales supuestamente aún van al ralentí. Pero la relación entre Junts y Esquerra no necesita demasiadas excusas para soltar chispas. Oriol Junqueras quiso evitar quejarse en público de las maniobras de Junts para congelar la amnistía, “no tengo por costumbre hacer reproches a nadie”, dijo, pero deslizó que en la sesión de este martes no tenía cabida la improvisación ni los cambios de guion: “había un acuerdo para aprobar la ley”. “No es bueno que no haya sido aprobada”, valoró el presidente de Esquerra, que podría ser uno de los beneficiarios de la medida de gracia porque sigue en pie su inhabilitación para presentarse a ningún cargo público.
Nogueras, por su parte, trató de poner énfasis en la idea que Junts “mantiene la posición”y, lanzó un dardo envenenado a Esquerra: “Nosotros somos los únicos que no estamos atados de pies y manos”.
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