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Rescate ciudadano de una patera en Melilla tras chocar con una lancha de la Guardia Civil

Una primera versión oficial afirmó que la barca “embistió” a los agentes y que estos rescataron a sus 11 ocupantes. La Delegación de Gobierno habla ahora de un impacto “probablemente no intencionado” y una decena de vídeos muestra que el auxilio fue mucho más colaborativo

María Martín

El pasado lunes por la tarde se produjo en aguas de Melilla un incidente poco habitual. Una pequeña barca de fibra de color blanco intentaba llegar a la costa con 11 emigrantes marroquíes a bordo, entre ellos dos niños y un bebé. La barquilla acabó chocando con una robusta neumática de la Guardia Civil de 14 metros y volcó. Y a su alrededor se improvisó un caótico rescate en el que participaron los agentes, varios vecinos y un puñado de bañistas que pasaba por ahí con sus motos de agua o sus barcos de recreo.

El incidente ha tenido bastante repercusión en la ciudad autónoma y ha generado cierta polémica porque la versión oficial se ha modificado ligeramente desde que ocurrieron los hechos. En un primer momento, la Delegación de Gobierno informó de que, sobre las 19.00, una neumática del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) había interceptado una embarcación y que cuando se disponía a identificar al patrón, la patrulla fue “embestida” por otra barca, que acabó volcando. La palabra “embestir” no era quizá la más ajustada y la Delegación habla “ahora de impacto”.

El relato de los agentes mantiene que se ordenó el alto a la barquilla y que esta aceleró al ver la neumática en un intento, probablemente, de huir, y no de impactar con la Guardia Civil. El choque, sugieren desde la Delegación de Gobierno, “probablemente no fue intencionado”. El rescate, por otro lado, fue mucho más colaborativo de lo que se comunicó en un principio.

Con la barquilla sumergida y sus ocupantes en el agua, dos de los tres guardias civiles que patrullaban se lanzaron al mar. Rescataron a nueve personas, según la Delegación, mientras la zona se llenaba de motos de agua y embarcaciones de recreo. Con la mayoría del pasaje a salvo, faltaban aún dos personas a las que nadie veía. Una mujer y su bebé habían quedado atrapados en el interior de un pequeño camarote de la barquilla. Pasaban los minutos y nadie conseguía sacarlos. Mientras, madre e hijo respiraban gracias a una burbuja de aire que se había formado tras el vuelco.

Entre los curiosos se encontraba Javier Moreno Ruiz, un vecino de Melilla de 40 años que había salido a navegar con un amigo y su hijo de siete años. “Yo no vi el choque”, aclara desde el comienzo. “Buceo y hago pesca submarina desde que tengo cuatro años, así que me puse las aletas y las gafas y me fui a rescatarlos”, relata por teléfono a EL PAÍS. “No lo pensé mucho porque si lo piensas no te tiras”. Moreno, abrumado por la repercusión del caso en su ciudad y en las redes sociales, recuerda que hizo una primera inmersión para ver lo que había y cómo era la embarcación porque desde fuer apenas se veían una parte del casco del revés. “Vi que era un barco de fibra con un pequeño habitáculo, pero no se veía nada y empecé a palpar. Saqué unas telas, unas botellas... y, a la cuarta, toqué la pierna de una mujer, pero no salía. Volví a la superficie para tomar aire y me sumergí de nuevo”, cuenta con detalle. Moreno explica que la madre mantenía agarrado a su hijo. “No me quería soltar al niño. Así que me lo enganché al pecho mientras ella me agarraba del pantalón. Le quité la mano del pantalón para que no nos fuésemos los tres para abajo y acabamos saliendo los tres, creo que ahí fue cuando uno de los guardias civiles coge a la madre para llevarla a la superficie”, describe algo más confundido. “Ahora veo los vídeos y me acuerdo de cosas, pero, en ese momento, es imposible; yo solo pensaba en sacar al niño”, justifica.

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Al salir del agua el niño parecía estar semiinconsciente. “Lo saqué como un muñeco”, dice Moreno. Al ver al bebé, varios bañistas exigieron a gritos a uno de los guardias civiles que lo reanimase. Uno de los curiosos, cuenta, se puso a llorar al ver al niño. El hombre pide mantener el anonimato porque es muy crítico con la actuación de la Guardia Civil. Según su versión, no fue la patera que impactó con la neumática, sino al contrario. “El rescate fue un desastre”, asegura. “Los guardias civiles se quedaron bloqueados; fueron los particulares los que sacaron a la gente del agua”.

Madre e hijo fueron llevados al hospital y dados de alta, mientras que solo un hombre permanece internado. Es el que la Guardia Civil detuvo como presunto patrón de la embarcación y al que acusa de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, según la Delegación de Gobierno. Seis de los ocupantes pidieron asilo.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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