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Los forenses identifican a cuatro víctimas en las criptas de Cuelgamuros: “Estoy feliz. Llevo más de 20 años esperando este momento”

Fausto Canales tenía solo 24 meses cuando los falangistas mataron a su padre, en 1936. Ahora podrá darle una sepultura digna

Fausto Canales posa con una fotografía de la caja en la que su padre, con otros cinco hombres y una mujer, fue inhumado en el Valle de Cuelgamuros a finales de los años cincuenta, esta mañana.Foto: Andrea Comas | Vídeo: EPV
Natalia Junquera

Más de 20 años después de haber empezado a buscar al hombre que arrancaron de su casa una madrugada de 1936; tras recorrer todas las instancias judiciales —de la Audiencia Nacional al Tribunal de Estrasburgo pasando por la justicia argentina—, Fausto Canales, de casi 90 años, pudo decirse a sí mismo este miércoles: “He cumplido como hijo. Voy a abrazar los restos de mi padre”. Antes, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, le había llamado en nombre del presidente del Gobierno: “Tengo una buena noticia que darte. Lo hemos identificado”. Dos décadas de lucha iban a tener su recompensa.

Valerico Canales estaba, como han confirmado los análisis genéticos, en la caja 198, inhumada a finales de los años cincuenta en el valle de Cuelgamuros, entonces llamado de los Caídos, y abierta recientemente por el equipo multidisciplinar de expertos que el pasado 11 de junio inició los trabajos en las criptas para tratar de devolver a sus familias los restos de 133 personas enterradas allí sin su consentimiento. Además del padre de Fausto, los especialistas han identificado a otros dos hombres (Emilio Caro y Román González) y una mujer (Flora Labajos).

Canales recibe a EL PAÍS en su casa poco después de la llamada del ministro. “Llevo más de dos décadas esperando este momento. Desde que me jubilé, en 1999, y empecé a investigar. Estoy muy emocionado, feliz”, asegura ante el póster que mandó hacer de una fotografía de su padre y que ocupa casi una pared. Valerico Canales, jornalero, miembro de UGT, casado y padre de dos niños pequeños, fue fusilado con otros cinco hombres y una mujer en agosto de 1936. Tenía 29 años. “Sus asesinos no me dejaron conocerle”, explica Fausto. “Sé que me dio caricias, pero no puedo recordarlas porque tenía solo 24 meses cuando se lo llevaron. En su ficha del servicio militar pone que era moreno, que medía 1,73... Y sé cómo era porque mi madre, que después de aquello se puso a servir y nunca se volvió a casar, me contó que era muy honesto y responsable. A lo largo de toda mi vida he intentado imitarle, seguir su ejemplo”.

Fausto Canales y su hermano mayor, en una fotografía tomada poco después de que mataran a su padre, en 1936.
Fausto Canales y su hermano mayor, en una fotografía tomada poco después de que mataran a su padre, en 1936.

En cuanto recibió la llamada del ministro, Fausto pensó en dos personas: “En mi madre, que murió en 2005, a los 99 años, y en mi hermano, que falleció en 2021, el día que cumplía 90. No han podido llegar a ver esto, pero sabían que yo he entregado mi vida a recuperar los restos y yo sé que hoy estarían muy orgullosos de mí. Por eso estoy tan emocionado”.

En 2003, tras localizar la fosa común en la que Valerico había sido enterrado con otros cinco hombres y una mujer, los antropólogos forenses comprobaron que los restos habían sido removidos. Para alimentar las criptas del monumento que Franco ideó para inmortalizar su victoria en la Guerra Civil, y ante la negativa de viudas del bando nacional a trasladar los restos al mausoleo, el régimen recurrió a “fosas de rojos”. Sin el conocimiento de sus familiares, abrieron decenas de enterramientos clandestinos y trasladaron los cadáveres al valle de los Caídos. En la fosa de Aldeaseca (Ávila) se dejaron, con las prisas, un cráneo, huesos de falanges, vértebras, piezas dentales y el dedal de Flora Labajos. Cuando los descendientes de las víctimas averiguaron lo ocurrido, empezó la lucha para recuperar los restos. “Durante muchos años, tuvieron que convivir con su verdugo, hasta que trasladaron la tumba de Franco”, recuerda Fausto. “Ahora tendrán un entierro digno, todos juntos. Hoy hemos curado una herida y cerrado un duelo”.

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Fausto Canales, junto a una fotografía de su padre.
Fausto Canales, junto a una fotografía de su padre.Andrea Comas

Pedro Ángel Sanz Caro, nieto de Emilio Caro, pudo contarle este miércoles a su madre, Evelina, que habían identificado a su padre. “Ella tenía solo cinco años cuando lo mataron. Hoy, a un mes de cumplir 92, se ha quedado muy tranquila. Mi otro abuelo está también enterrado en el valle, pero a él todavía no lo han identificado”. Juan Luis González Robledo, nieto de Román González, está feliz, pero lamenta que no se haya podido hacer antes. “Para mi padre y mis tíos esto habría sido una alegría desbordante. Cuando empezamos esta batalla había muchos más hijos vivos, pero han ido falleciendo”.

La entrega de los restos ya identificados no se hará hasta después de las elecciones del 23 de julio. El próximo lunes, el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, se reunirá en La Moncloa con las 133 familias que han presentado solicitudes para intervenir en las criptas para informarles de la evolución de los trabajos. Son extremadamente complejos, ya que la humedad ha afectado a las cajas donde fueron inhumadas las víctimas y los especialistas tienen que proceder con sumo cuidado para que no se deshagan.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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