Sánchez apela a la “prudencia y cautela” ante el temor a un efecto contagio en Europa tras la quiebra de Silicon Valley Bank

La crisis de Credit Suisse ha sacudido a las bolsas europeas y ha dejado claro una vez más que el pánico en los parqués bursátiles es capaz de extenderse a una velocidad endiablada ignorando las llamadas a la calma de gobiernos y reguladores bancarios. El anuncio del mayor accionista de la compañía helvética, el banco saudí SNB, de que no aportará más capital si la firma helvética necesita tirar de liquidez ha agitado al sistema financiero a ambos lados del Atlántico ahondando en el miedo a un efecto contagio en el corazón mismo del viejo continente tras la quiebra la semana pasada de Silicon Valley Bank en Estados Unidos. Pedro Sánchez ha hecho un llamamiento a la “prudencia y de cautela” y a la confianza en el sistema en medio de este nuevo traspié de la banca internacional que ha dejado para la hemeroteca otra jornada de infarto: mientras Credit Suisse pedía ayuda al Banco Central Suizo ante el desplome de hasta un 30% de sus acciones, las cotizaciones de otros tres bancos europeos (Societé Générale, Monte dei Paschi y UniCredit) se han suspendido tras entrar en barrena.

“Estamos en contacto con las autoridades europeas y con el Banco Central Europeo, se está realizando un seguimiento de cerca de las tensiones financieras”, ha apelado a la calma el presidente del Gobierno a la finalización de la cumbre anual que España y Portugal han celebrado en la isla canaria de Lanzarote. Sánchez ha querido reivindicar, después de las lecciones extraídas de la reacción con recortes y políticas austeras a la Gran Recesión de 2008, que desde entonces la UE aprendió la lección y ahora cuenta con “un sistema de supervisión reforzado” en el que las entidades financieras disponen de “unos ratios de liquidez y solvencia más elevados de los que se tenían”. El presidente español ha recalcado que la situación del sector bancario nacional se encuentra “por encima de la media” comunitaria, en un nuevo mensaje de tranquilidad. Pero el fantasma de otra crisis financiera recorre el mundo. Y los efectos están siendo inmediatos: el Ibex cayó más del 4%, la mayor bajada desde noviembre de 2021. Es decir, aguantó mejor el año transcurrido desde el inicio de la guerra de Ucrania.

La volatilidad de los mercados cotizados contribuye a alimentar la inestabilidad económica y que ha convertido a la inflación, y en especial al coste de la cesta de la compra, en el mayor quebradero de cabeza. Sánchez no ha querido pronunciarse sobre las palabras del presidente de Mercadona, Juan Roig -”Hemos subido una burrada los precios, si no lo hubiéramos hecho habría sido un desastre”-, aunque ha reconocido que “evidentemente el debate sobre los márgenes empresariales está encima de le mesa”. El presidente del Gobierno se muestra favorable por incorporar “transparencia” en el proceso de la negociación colectiva para que se conozca cuál es la evolución de los márgenes empresariales, como han propuesto sindicatos como Comisiones Obreras, pero ha incidido también en las razones que han influido en el incremento de algunas materias primas. “Cuando hablamos de la evolución de los precios de los alimentos tenemos que ser conscientes que no es solo producto de la guerra en Ucrania. También lo es del cambio climático, que está haciendo que la reducción de oferta de determinados productos esté provocando un aumento de los precios, sin olvidar el aumento de los precios de los fertilizantes”, ha sido su respuesta a los argumentos del máximo responsable de Mercadona. El precio de los alimentos repuntó en febrero un 16,6% pese a la rebaja de impuestos del Gobierno, que desde la invasión de Ucrania ha desplegado recursos por valor de 45.000 millones de euros en forma de rebajas fiscales y ayudas a los sectores más afectados y los colectivos más vulnerables.