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Un jurado popular juzgará en abril y mayo a los cuatro sicarios que atemorizaron la Costa del Sol en 2018

La Audiencia Provincial de Málaga acogerá el juicio a los miembros del ‘clan de los suecos’, acusados de dos asesinatos, para quienes la Fiscalía pide prisión permanente revisable

Entorno de la iglesia de la Virgen del Rocío de San Pedro Alcántara (Marbella, Málaga) el 12 de mayo de 2018, tras el asesinato a tiros de David Ávila, que venía de celebrar la comunión de su hijo.
Entorno de la iglesia de la Virgen del Rocío de San Pedro Alcántara (Marbella, Málaga) el 12 de mayo de 2018, tras el asesinato a tiros de David Ávila, que venía de celebrar la comunión de su hijo.ALF (EFE)

Los cuatro sicarios procedentes de Dinamarca y Suecia que pusieron a la Costa del Sol contra las cuerdas en 2018 serán juzgados durante la próxima primavera en la Audiencia Provincial de Málaga. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) han explicado que un jurado popular decidirá entre el 10 de abril y el 19 de mayo el futuro de los dos hermanos daneses Mekky y los dos hermanos suecos Abdul Karim casi cinco años después de que, supuestamente, se encargaran de las muertes de David Ávila Maradona y Sofian Mohammed el Zocato. El juicio llega con dos de ellos ya en libertad tras cumplir el plazo máximo legal de cuatro años en cárcel preventiva. Los cuatro se enfrentan a una pena de prisión permanente revisable por dos delitos de asesinato, aunque la Fiscalía pide además otros dos años para cada uno de ellos por tenencia ilícita de armas. Otras cuatro personas serán también juzgadas como colaboradores, para quienes se solicita una pena de 12 años de cárcel.

Ha sido un largo camino burocrático el que culmina en la próxima celebración de este juicio previsto inicialmente para septiembre y octubre del año pasado, pero que fue suspendido a última hora. Según fuentes policiales, los “constantes” recursos interpuestos por los abogados durante el procedimiento han ido alargando los plazos. Tanto, que dos de los cuatro acusados están ahora en libertad bajo fianza tras cuatro años entre rejas —fueron detenidos en noviembre de 2018— y cumplir así el periodo máximo legal en prisión preventiva. El primero fue Fakhry Mekky, que salió en primavera del año pasado tras pagar 20.000 euros. El segundo, Ahmed Abdul Karim, lo hizo a finales de noviembre después de abonar 60.000 euros, según explicaron fuentes de la Fiscalía. Varios policías consultados lamentan y se quejan de que quizá no se presenten al juicio, con jurado popular. “Lo normal es que desaparezcan”, aseguró uno de los agentes especializados en narcotraficantes en la Costa del Sol.

Amir Mekky, detenido en Dubái por su relación con dos asesinatos en la Costa del Sol.
Amir Mekky, detenido en Dubái por su relación con dos asesinatos en la Costa del Sol.Dubai Media Office

Sí que permanece en prisión el cabecilla del grupo, Amir Mekky, que fue detenido en Dubái tras una amplia operación desplegada por las policías española y sueca con la colaboración del servicio secreto del emirato. A su periodo máximo de estancia en prisión provisional todavía le quedan meses para que expire, puesto que fue arrestado en junio de 2020. Otro de los acusados, Karim Abdul Karim, no puede salir en libertad porque se encuentra condenado a 34 años de cárcel por otro caso que ocurrió también en 2018. Fue en la madrugada del 9 de octubre en Benahavís (8.763 habitantes), cuando junto a otros dos compatriotas suecos también sentenciados, intentaron asesinar a cuatro personas. Pusieron una bomba en la casa de Mohamed H. H. cuando este se encontraba en su interior junto a su pareja y sus dos hijos, que resultaron ilesos.

Asesinatos de ‘Maradona’ y ‘El Zocato’

Los cuatro nórdicos vivían con discreción y, a pesar de rondar los 20 años, su sangre fría y peligrosidad los hizo famosos entre los agentes policiales de la Costa del Sol, donde les apodaron como el clan de los suecos. Su historia había comenzado en Malmö (Suecia), años antes, done la policía cree que están relacionados con otros 17 delitos de asesinato. “Su carencia absoluta de valores es totalmente apabullante. No tenían problema en matar”, relataba a EL PAÍS uno de los policías que trabajó en el arresto de estos sicarios. Las actuaciones del grupo arrancaron en Marbella, supuestamente, en la primavera de 2018. El 12 mayo de aquel año, uno de ellos se bajó de una Yamaha T-Max y, sin quitarse el casco, hizo “al menos cinco disparos” que “causaron la muerte de forma casi instantánea” a David Ávila —alias Maradona— cuando este salía de la comunión de su hijo, según la acusación del fiscal. Apenas se subía al coche tras el acto celebrado en la iglesia Virgen del Rocío (San Pedro Alcántara, municipio de Marbella) cuando fue cosido a balazos.

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La Fiscalía considera que el asesinato fue planificado por los hermanos Ahmad Abdul Karim y Karim Abdul Karim, así como Fahkry Mekky y su hermano Amir Mekky, al que se considera líder de la banda. Y por ello solicita para todos prisión permanente revisable, además de dos años más por tenencia ilícita de armas. En este caso hay tres acusados más por su presunta colaboración con los sicarios después de adquirir, recoger y trasladar hasta el litoral malagueño la motocicleta con la que el autor de los disparos llegó hasta el entorno de la iglesia y, tras disparar, huyó de la zona. Se pide para ellos 12 años de cárcel.

El relato de Fiscalía vuelve a situar a los cuatro integrantes de esta banda en la organización y planificación del asesinato de Sofian Mohamed, —apodado El Zocato— apenas tres meses después. En la acusación del ministerio público se detalla, además, que fue Ahmad Abdul Karim quien supuestamente vació el cargador de una pistola automática de nueve milímetros parabellum sobre la víctima. Fue a las 3.32 de la madrugada del 20 de agosto de 2018 y le disparó nueve veces a quemarropa “impactando en sus centros vitales y causando su muerte de forma instantánea”.

Luego se subió a la bicicleta en la que había llegado hasta el lugar y se dirigió hasta la urbanización Cortijo del Mar, donde se reunió con los demás acusados. Por el camino apuntó con su pistola a dos vigilantes jurados que le salieron al paso. “No podía disparar porque ya había gastado todas las balas de su arma”, relatan fuentes policiales. Hay un quinto acusado en este asesinato porque, supuestamente, proporcionó su identidad y datos para el alquiler del vehículo con el que los cuatro líderes de la banda hicieron “labores de vigilancia y planificación” del crimen. Se enfrenta a 12 años de prisión en el mismo juicio que puede poner punto y final, entre abril y mayo, al clan de los suecos.

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