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La Policía da el ‘golpe de gracia’ al clan de sicarios suecos que operaba en la Costa del Sol

Tres detenidos como presuntos responsables de la colocación de dos artefactos explosivos en la provincia de Málaga

Momento en que la Policía acorrala a uno de los sicarios detenidos en Málaga.
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El pasado 30 de noviembre la Policía asestaba un duro golpe a la banda más sanguinaria que se recuerda en la Costa del Sol. Eran un grupo de jóvenes de origen magrebí conocidos popularmente como Los suecos porque procedían de la ciudad de Malmö (Suecia) y que habían cometido algunos de los últimos asesinatos a sangre fría en Málaga. Sus objetivos fueron algunos de los narcotraficantes más relevantes de la zona, como David Ávila Ramos, conocido como Maradona y asesinado por un motorista encapuchado a la salida de la comunión de su hijo, o Sofian Mohamed A. B., conocido como El Zocato, al que un individuo encapuchado en bicicleta le descerrajó un cargador completo, nueve tiros, en la puerta de su casa.

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La llamada operación Rueda se saldó con nueve detenidos, entre Málaga (5) y Malmö (4). Y los cabos sueltos de esa actuación policial se han terminado de atar ahora, cuando en una nueva operación llamada Mudhika-Letonia —en la que han participado la Policía Nacional, la Guardia Civil y la policía sueca—, han sido detenidos otros tres miembros de ese clan, presuntamente los responsables de las escandalosas explosiones registradas en la provincia de Málaga en los últimos meses. Los investigadores entienden que han asestado "el golpe de gracia" a esta peligrosa organización.

Los detenidos están acusados de la colocación de dos artefactos explosivos en un chalé y en una nave industrial, ambas propiedad de una persona vinculada al narcotráfico. Los hechos se produjeron la madrugada del pasado día 10 de octubre, cuando dos bombas explotaron sucesivamente en una vivienda ubicada en una urbanización de Benahavís y en una nave industrial en la localidad de San Pedro de Alcántara, cercana al gimnasio de Maradona, incendiado (a modo de "aviso") meses antes. Las deflagraciones provocaron una gran alarma social, además de numerosos y cuantiosos daños materiales.

El primer artefacto explotó en la vivienda de un marroquí llamado Mohamed ligado históricamente al tráfico de hachís —aunque los investigadores sospechan que "también movía coca"— y propietario de un negocio de lavado de coches. Residía con su esposa e hijos menores de edad, que se encontraban en la casa en el momento de la explosión, si bien no hubo que lamentar daños personales.

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Pocos minutos más tarde, y a varios kilómetros de distancia, explotaba una segunda bomba en una nave industrial dedicada al mantenimiento de vehículos de alta gama, y propiedad del mismo individuo.

Las explosiones fueron de tal intensidad que se vieron afectadas las cimentaciones de los edificios donde se colocaron los explosivos, por lo tuvieron que acudir agentes de los laboratorios de criminalística y desactivación de explosivos (TEDAX).

La huida

Poco después, los agentes localizaban un vehículo ardiendo en la zona marbellí de Nagüeles, tras su extinción se pudo comprobar que se trataba de un turismo con las placas de matrícula falsas, sustraído hacía varios años en Bélgica, y vinculado a otros hechos delictivos anteriores registrados por los investigadores.

Las pesquisas iniciadas por la Policía Nacional y la Guardia Civil de manera independiente condujeron a una conexión que vinculaba a una importante organización criminal de sicarios a sueldo dedicada a asesinar por encargo y que tendría su base en Malmö (Suecia) pero ramificaciones en varios países europeos, incluido España. Los responsables de ambos cuerpos policiales comenzaron así a trabajar conjuntamente.

La investigación determinó que tras colocar la primera bomba en la vivienda y la segunda en la nave industrial, los autores prendieron fuego al vehículo que emplearon en sus desplazamientos al objeto de borrar cualquier resto que los vincularan con estos hechos.

Por tal motivo, a lo largo de la investigación se ha mantenido una fluida y continua comunicación e intercambio de información entre la policía sueca y la española, llegándose a conocer que esta organización estaría detrás de varios episodios violentos cometidos en Suecia en los que emplearon materiales explosivos, al igual que los hechos producidos en la provincia de Málaga.

Los agentes identificaron a varios miembros de esta organización criminal de nacionalidad sueca, todos con edades entre los 20 y 30 años y que numerosas evidencias probarían su participación en las explosiones investigadas.

Entre Malmö y Marbella

Dos de los miembros del grupo criminal se encontraban en localidad sueca de Malmö, por lo que se planificó una minuciosa operación policial con los agentes suecos para proceder a sus detenciones, donde participaron agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que se desplazaron al país escandinavo donde esta red criminal tenía fijado su centro de operaciones.Coordinadamente se procedió a la detención de un tercer individuo miembro de la organización en la localidad de Marbella.

En los cuatro registros domiciliarios realizados (tres en Suecia y uno en España), se han intervenido multitud de efectos relacionados con la labor criminal que ejercían esta red, tales como chalecos antibalas o chalecos antiexplosivos. A los detenidos se les han imputado los delitos de tenencia ilícita de explosivos, homicidio, pertenencia a organización criminal, daños y falsificación de documento público.

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