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Los microdatos: la joya de la corona de las casas de encuestas

Expertos piden a las empresas demoscópicas que abran al público los resultados en bruto de los sondeos electorales, una práctica apenas extendida

La sala donde se analizan los microdatos en la empresa demoscópica Gad-3, en Madrid.
La sala donde se analizan los microdatos en la empresa demoscópica Gad-3, en Madrid.Olmo Calvo
Virginia Martínez

La cocina de GAD3 tiene vistas al parque del Retiro, en la calle de Alcalá, en Madrid. Una habitación de unos 10 metros cuadrados que ocupan una decena de trabajadores —entre ingenieros, sociólogos y politólogos—, frente a otros tantos ordenadores. En los monitores aparecen números, símbolos, comandos… un mapa difícil de descifrar, salvo para los empleados, encargados de traducir toda esa información. Esos microdatos, resultado en bruto de cientos de cuestionarios telefónicos, se transformarán más tarde en la publicación de una encuesta electoral. Los microdatos, sin embargo, se mantendrán en secreto hasta que cierren las urnas.

“Nuestros clientes siempre tienen a su disposición los microdatos. Nosotros no los publicamos a priori porque pagamos muchas nóminas como para que luego llegue alguien y aproveche nuestras encuestas, que son muy caras”, explica Narciso Michavila, presidente de GAD3, en un despacho contiguo. Su entidad se enmarca dentro de la sociedad I+A, que garantiza los estándares de limpieza de empresas demoscópicas como GAD3. Para Michavila, además, la “calidad” y “transparencia” del análisis que realiza se “confirma en las noches electorales”.

En España, son contados los casos en los que las empresas e institutos demoscópicos ofrecen en abierto los microdatos, esto es, los resultados en bruto de las encuestas sin pasar por la cocina. Respecto a GAD3, los microdatos se desvelan una vez cierran las urnas. En la misma línea que Michavila se sitúa Gonzalo Adán, CEO de Sociométrica: “El periódico nos paga el coste de la encuesta y ese coste tiene como poder una parte que se publica y otra que se quedan ellos; cuyos datos se pueden utilizar para más cosas o bien publicarse más adelante. El periódico informa, pero de ahí a regalar la llama sagrada o la joya de la corona de los microdatos hay un paso…”. Un razonamiento que comparten en Metrocospia. “Nosotros solo somos los proveedores. Es un debate más del propio medio de comunicación que de las empresas”, sostiene David Rojo, analista de Metroscopia.

El periódico nos paga el coste de la encuesta y ese coste tiene como poder una parte que se publica y otra que se quedan ellos, cuyos datos se pueden utilizar para más cosas”

Gonzalo Adán, CEO de Sociométrica

Michavila puntualiza, no obstante, que la encuesta electoral es el servicio que menor margen económico deja en GAD3. Sin embargo, su “reputación” y “notoriedad” revierten en un reclamo para otras empresas en busca de estudios sociológicos sobre otras materias, como consumo o sanitarias, que implican mayor rentabilidad. Por su parte, en Sigma Dos, donde tampoco se publican los microdatos, la motivación para no hacerlo es diferente. “Consideramos que no aporta información relevante y puede, además, inducir confusiones innecesarias. Lo que aportaría es conocer la distribución por recuerdo de voto, porque la intención de voto está condicionada por el recuerdo”, subraya Miguel de la Fuente, director de Investigación y Análisis de Sigma Dos.

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En una posición distinta se coloca 40dB., que desde el pasado mes de enero realiza encuestas mensuales para EL PAÍS y la Cadena SER. Pero no solo eso. El mismo día y a la misma hora se publican también los resultados en bruto, antes de ser cocinados. “Abrir las tripas de la encuesta permitirá hacer análisis mucho más detallados” y “ese misterio de las cocinas de las encuestas desaparece”, manifestó Belén Barreiro, directora de 40dB., tras la iniciativa, la cual considera como “una decisión muy valiente, porque las encuestas siempre son mucho más ricas de lo que se puede publicar en un periódico”. Al desvelar los microdatos, los especialistas tienen la posibilidad de sacar sus propias conclusiones, con cocinas propias y análisis alternativos.

“Mucha información se desperdicia”

Varios expertos consultados coinciden en la idoneidad de publicar los microdatos en abierto por motivos diversos. El analista Pablo Simón menciona los beneficios para la comunidad académica, ya que los investigadores pueden acceder a una ingente bolsa de datos, muchos de los cuales apenas son utilizados para el fin de la encuesta electoral. “Una vez has empleado ya la información, el resto se desperdicia, mucha de la información queda sin utilizar. Es una pena, los investigadores podríamos emplearla o curiosos podrían consultarla”, sostiene Simón.

Para la experta en comunicación política Verónica Fumanal, el quid del acceso a los microdatos es poder comprobar los resultados arrojados. Advierte, además, de la ingente cantidad de encuestas electorales que se publican a lo largo del año en España. Para Fumanal, esta “espiral inflacionista demoscópica” persigue crear un estado de opinión utilizando el sesgo de la mayoría; esto es, hacer que el votante oriente su voto —en uno u otro sentido—, hacia líderes y partidos que, según esas encuestas, están a la cabeza. Por lo que pide desvelar los microdatos para que puedan ser contrastados. “La demoscopia es ciencia. Hay que tener los datos para poder refutar los resultados. En general, el estado de opinión está muy condicionado por ellas”.

Una de las pioneras en poner en abierto los microdatos fue el instituto Gesop, que presta sus servicios a medios como El Periódico. Desde 2011, los usuarios disponen de sus datos en bruto. “Lo hicimos para reflejar mayor transparencia, ya que se suelen poner en duda los resultados”, recuerda Daniel Solís, subdirector de la entidad demoscópica, a lo que añade beneficios como que “la gente pueda ver los datos directos y hacer sus propias estimaciones”. Solís cita también las utilidades académicas. La iniciativa partió de Gesop hace 11 años y fue bien acogida por El Periódico.

Abrir los microdatos es un ejercicio de transparencia que garantizaría la confianza, tanto para el medio de comunicación como para las casas de encuestas, que muchas veces carecen de esa confianza”

José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública y Estudios Políticos en Ipsos

En Ipsos, cuyas encuestas electorales empiezan a despegar, ya han trasladado a La Vanguardia —diario para el que hacen el estudio— su predisposición a abrir estos microdatos. José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública y Estudios Políticos en Ipsos, contradice los argumentos esgrimidos por quienes se niegan. “Los datos pertenecen al cliente, pero los medios de comunicación no tendrían por qué poner problema. Puede que no tengan tiempo para publicarlos o que directamente no reparen en ello. Habría que sugerírselo”, sentencia Ferrándiz, quien considera, además, que detrás de la negativa se esconde algún elemento “sospechoso”, como estudios basados en estimaciones sin fundamento.

En opinión de Ferrándiz, debería reformarse la ley para que las casas de encuestas abran los microdatos obligatoriamente. “Sería un ejercicio de transparencia que garantizaría la confianza, tanto para el medio de comunicación como para la empresa demoscópica, que muchas veces carecen de la confianza de los ciudadanos. Es una forma de eliminar aquellas estimaciones que realmente no se sustentan en una investigación previa. El intento de manipulación que existe es muy importante”, incide el analista. Fuera de España, esta práctica no es tan residual. En México, por ejemplo, están forzadas a entregar los microdatos al Instituto Nacional Electoral (INE).

La apertura a medias del CIS

Al margen de Gesop y 40dB., la excepción son los estudios públicos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y de algunos equivalentes autonómicos, como el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) catalán. Sin embargo, el CIS sigue sin explicar con detalle cómo produce sus estimaciones de voto, por lo que resulta imposible replicarlas. Y aunque ofrece los microdatos de sus estudios, lo hace semanas después de publicar sus resultados. Esto implica que otros especialistas solo puedan hacer estimaciones alternativas cuando han perdido interés.

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Sobre la firma

Virginia Martínez
Es redactora en la sección de España y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en la sección audiovisual hasta verano de 2021. Antes cubrió información local en el diario Granada Hoy. Es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada y en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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