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El PP asume el error en su discurso contra el impuesto a las eléctricas: “A corto plazo, el PSOE nos ha ganado el debate”

Los populares centrarán ahora la batalla en la técnica jurídica del tributo español. Dirigentes del partido admiten que la Comisión Europea les ha dejado “con el pie cambiado”

Elsa García de Blas
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene el martes en un acto con militantes en Segovia, donde ha participado en una junta directiva de su partido en Castilla y León.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene el martes en un acto con militantes en Segovia, donde ha participado en una junta directiva de su partido en Castilla y León.Pablo Martín (EFE)

En las filas del PP se escuchaba este miércoles con malestar: “Resulta que Ursula von der Leyen es una socialdemócrata”. La presidenta de la Comisión Europea, una dirigente conservadora del Partido Popular Europeo (PPE) del que forma parte el PP español, pronunció un contundente discurso en favor del impuesto a los beneficios extraordinarios de las eléctricas que revolvió el estómago a muchos en el PP. Solo habían pasado 24 horas desde que su partido hermano en España había votado en contra de ese tributo en el Parlamento español. En realidad no era solo Von der Leyen, sino también el presidente del PPE, Manfred Weber, y otros Gobiernos liberales europeos, como el italiano o el británico. El problema del PP español es que se ha quedado solo en su rechazo a este impuesto. La dirección popular es consciente de su situación comprometida tras el movimiento de Bruselas y estudia ahora cómo salir del atolladero. Dirigentes del partido admiten que la Comisión les ha dejado “con el pie cambiado” y que no han sabido argumentar su posición. “A corto plazo, el PSOE nos ha ganado el debate”, señala uno de ellos. Fuentes de la cúpula abren la puerta a avalar el impuesto si el Gobierno modifica la técnica jurídica que ha elegido para llevarlo a efecto.

El comité de dirección del PP decidió el lunes el voto en contra del gravamen temporal a los beneficios extraordinarios de las eléctricas y la banca después de valorar también una abstención, según fuentes conocedoras de la discusión. En la cúpula popular había muchas dudas, sobre todo porque oponerse al impuesto podría ser una decisión que no se entendiera. De forma significativa, Alberto Núñez Feijóo se había movido en la calculada ambigüedad en sus declaraciones públicas, y desde el principio evitó oponerse frontalmente. Sin embargo, el área económica del grupo parlamentario tenía claro el no y así lo había manifestado en el informe de posicionamiento de voto que había enviado a Génova el viernes anterior.

La noche del miércoles, durante una entrevista en La Sexta, Feijóo diferenció la tasa a las energéticas que estudia Europa del impuesto temporal a la banca y energéticas que promueve el Ejecutivo porque, según ha explicado, “está gravando la facturación de una compañía, no los beneficios”, algo que, dijo, “es absolutamente distinto” de lo que plantea la Comisión Europea. En este contexto, Feijóo ha defendido que si el Gobierno de España hace “la misma propuesta” que la Comisión Europea, entendiendo que grave los beneficios y no la facturación, el PP votaría a favor, si bien añadió otra condición: “Si las empresas contribuyen a rebajar los recibos de los vulnerables, nosotros diremos que sí, y si el Gobierno de España hace esto tiene nuestro voto”, anunció.

Feijóo se mostró enseguida escéptico y aseguró que el Gobierno no va a acceder a esos cambios y que, por tanto, tampoco va a tener el apoyo de los populares. El dirigente del PP mostró dudas sobre la legalidad de la medida y criticó que, con su actual formulación, ese impuesto lo tuvieran que pagar “en el futuro los ciudadanos”, informa José M. Abad.

“La forma no es que el Estado siga recaudando, sino que esas tasas vayan directamente a bajar los recibos de los clientes. Todo lo que sea incrementar la recaudación del Estado sin que eso revierta en los ciudadanos, nos parece un error”, abundó Feijóo, que justificó su no a la tasa porque, añadió, su formación tenía dudas de su constitucionalidad y amagó con que, al final, el impuesto aprobado por el Parlamento lo tengan que “pagar en el futuro los ciudadanos”.

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En la reunión del lunes del comité, donde, según fuentes presentes, se llegó a citar a Margaret Thatcher y su tesis de que el dinero siempre está mejor en los bolsillos de los ciudadanos, se resolvió el rechazo frontal. Y fue Feijóo quien fijó la frase sobre la que tenía que pivotar el discurso del PP: “De entrada, sí a todo lo que represente una rebaja en las facturas. Y de entrada, no a todo lo que representa un incremento para los ciudadanos”. Esas fueron las palabras que luego pronunció el vicesecretario de Economía, Juan Bravo, en su comparecencia en la calle Génova mientras defendía el rechazo del PP a este impuesto, porque iba a terminar perjudicando las economías de las clases medias.

Sin embargo, tras el anuncio de la Comisión Europea, el PP se ha sumido en un mar de dudas y de reproches cruzados. Para algunos, el discurso elegido primero para defender el rechazo ha sido “titubeante”, mientras que para otros habría sido mejor discutir la técnica jurídica del Gobierno español, y no cuestionar el tributo.

“A corto plazo, el PSOE nos ha ganado el debate”, admite un dirigente que sigue defendiendo el rechazo a la iniciativa porque cree que la proposición de ley del Ejecutivo progresista tiene deficiencias técnicas. “Pero a largo plazo lo ganaremos nosotros porque técnicamente es una chapuza lo que han presentado”, argumenta. “Lo hemos explicado fatal. No era un rechazo a este impuesto, sino a cómo lo ha elaborado el Gobierno español”, plantea otro miembro de la cúpula. “Al final, lo modificarán, y no va a tener nada que ver con respecto al texto que aprobaron el martes en el Congreso”, indica. Sin embargo, los argumentos utilizados por el PP desde el principio para oponerse fueron otros. La secretaria general, Cuca Gamarra, criticó el martes que el objetivo de esta iniciativa era “que el dinero vaya a la caja de Pedro Sánchez”, esto es, que saliera de las cuentas de resultados de las eléctricas para ir a las arcas públicas.

Los populares estudian ahora posibles soluciones al callejón sin salida en el que les ha dejado Bruselas. Fuentes de la cúpula señalan que ahora van a centrar la batalla con el Gobierno en las deficiencias técnicas que observan en el diseño del impuesto. “Europa lo establece sobre las gasistas y el petróleo —pues al resto plantea un tope de 180 euros, que ya limita los beneficios extraordinarios— y España sobre todas las energéticas”, argumentan fuentes de la dirección del PP. En el partido son conscientes de que Bruselas compromete su posición, así que las mismas fuentes abren la puerta también a avalar el tributo más adelante si el Gobierno modifica la técnica jurídica que ha elegido para llevarlo a efecto. El no pesa como una losa.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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